Soldados de la patria actúen a ejemplo de San Pablo.

Podemos leer en Hechos 9,1 como un tal Pablo de Tarso, quien había experimentado sosteniendo las capas de los ejecutores del asesinato, muerto a pedradas, a Esteban, primer mártir cristiano, lleva con la fuerza de un soldado en misión la autorización “por escrito” de hacer presos y ejecutar a aquellos cristianos que estaban dando a conocer a Cristo Jesús, vencedor de la muerte y luz de las naciones.

Soldado del imperio romano trajeado para la guerra, montado en gran caballo y escoltado por subalternos que loa poyaban en todo. Pero, en un recodo de su camino, vio una luz inmensa, al de Dios, que lo encegueció y lo tumbó del corcel. Ya en el piso, envuelto en tinieblas y completamente en soledad, pues cuando uno cae todos hacen leña, todos huyen, quedando uno al amparo de Dios. Y es ahí, en el silencio de nuestra conciencia donde los recuerdos, remordimientos y fotos de la vida se nos aparecen para auxiliarnos, hacer tomar conciencia y hacernos definir.

Alguien, de seguro un Ángel del Señor lo condujo al caserío más cercano para que fuese ayudado. Siempre ha habido cirineos que tienden la mano y saben pasar la página y brindar cobijo y abrigo. Ananías, llamado por Dios, le asiste, le cura y le enseña la verdad para que inicie un nuevo camino, el camino hermoso de la conversión.

Esta fiesta de hoy 25 de enero, al Conversión de Pablo, debe ser leída por todos los soldaos de esta Patria, a la cual se han juramentado delante de la bandera para defenderla y amarla por siempre y con la presencia de Dios. Por tanto es un juramento de lealtad a la Patria y no a ninguna persona en especial, y si hay que meter, como debe ser, es todos los que vivimos en esta patria, pero a todos. Me permito recordarles:

Yo, juro, por Dios y por esta bandera, servir fielmente a mi patria, ya sea en mar, en tierra o en cualquier lugar, hasta rendir la vida si fuese necesario, cumplir con mis deberes y obligaciones militares conforme a las leyes y reglamentos vigentes, obedecer con prontitud y puntualidad las órdenes de mis superiores, y poner todo empeño en ser un soldado valiente, honrado y amante de mi patria.

Por tanto, ustedes no juraron por persona alguna, sino por toda Venezuela. Ella, la madre de todos, necesita de su accionar y que bello y ejemplarizante que hoy y no mañana salgan en su defensa por el bien de todos. Les digo, que no son dos o tres los que gritamos libertad, sino toda Venezuela. Debieron haber visto y sentido las manifestaciones del pasado 23 de enero donde de forma pacífica salieron a las calles a pedir y suplicar la necesidad de la paz para proseguir el camino en ese esfuerzo por los más pequeños y los ancianos.

Volvamos a la calma, Dios lo quiere, la Patria lo necesita y nosotros se lo vamos a agradecer toda la vida. Adelante pues.

Padre Marcelo. @padrerivas


Dialogar no es renunciar.

A la Iglesia se le critica porque siempre estará llamando al diálogo. Hoy por hoy se impone la norma de la conversación y de manera muy especial “al enemigo que huye puente de plata" es una frase autoría del político y militar castellano, Gonzalo Fernández de Córdoba (1453-1515), conocido en la guerra como el Gran Capitán, conquistador de Nápoles. Frase que significa facilitar la salida de un enemigo, competidor o cualquier individuo que pueda causar daño.

Y hoy, en esta Venezuela, para lograr la paz, por ende la reconciliación se impone el diálogo. Que debe ser sereno, inteligente, apropiado para los tiempos, dejando a un lado los malos y muy tristes recuerdos, incluso lo fresco del dolor tan inmenso por el asesinato de seres queridos y en especial de tantos jóvenes. No es quedarnos con aquello de hacer de tripas corazón. Es ir más allá. Un allá que si tiene futuro para los más pequeños y en ellos, sobrinos, nietos, está el mejor esfuerzo. Por tanto, es la hora de tender ese puente de plata o mejor, aunque nos duela decirlo, al enemigo que huye, diez bendiciones. De no ser así, entonces, se impondrá una que traerá mayor dolor y seremos peores que ellos. “Muerto el perro se acabó la rabia”

Ese diálogo que favorece a todos. Ese diálogo necesario y justo. Primero, para poner orden en el gran desorden. Segundo, útil para deslastrarnos de lo negativo, lo violento y desplegar velas a las soluciones. Es un diálogo que no implica renunciar a nuestras verdades. Todo porque al hacerlo estaremos derribando prejuicios en especial de querer vivir aislados con el veneno del recuerdo triste y sacudiendo vientos de enfrentamiento.

Es un diálogo que nos tiene que sanar en especial de que todo quien es distinto a mi es enemigo. Observemos en nuestro entorno ataques a los pobres, a los de otro color, los que practican otra creencia religiosa, los de otro partido político… Es todo un concierto de personas que nunca podrán ser como soy yo. Y esto hay que reconocerlo. Lo contrario sería todos sospechosos, todos peligrosos. Al punto que todo con mal aspecto me va a robar y así no se puede vivir.

Cuando dialogo aprendo a escuchar. Se aprende a no comprar lo que otros digan por rabia, por intrigantes, por falsos. Y es aquí, donde me permito decirles, con todo respeto. Nos ha llegado la hora de entablar un diálogo en la historia venezolana para la marcha del nuevo venezolano. Es la decisión de “Reconciliarnos” es decir, abrirnos a la necesidad de entablar una sana conversación por el bien de todos. Y lo digo por convicción por aquello de la frase de los jugadores de dominó: al enemigo ni agua y si es que sea salada. Todo porque a la vuelta de otra partida aquel que jugaba contra ahora es de mi equipo.

Venezuela enferma. Nosotros enfermos. Una sociedad enferma a todos y se hace necesario, de manera urgente, un tratamiento para buscar su mejoría. Al igual que la familia ante un miembro del hogar que se enferma. Todos se unen para buscar su recuperación. Unos con dinero, otros orando, los demás haciendo guardia de atención… En estos momentos se requiere la participación de todos. Pero de todos. Aquí no puede haber medias tintas o vacilaciones.

La Asamblea Nacional, elegida por una inmensa mayoría, tiene la voz cantante. En ellos la esperanza con el empuje de todos sabrá, con el favor de Dios, marcar el rumbo de esta nueva Venezuela que está a punto de nacer.

Padre Marcelo. @padrerivas

Padre Marcelo. @padrerivas @padrerisama

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Padre Marcelo. @padrerivas


Los cansancios son buenos…

Todos, sin excepción en Venezuela, estamos cansados, incluso muy agotados. La experiencia de largos años de enfrentamiento, de sacar a flote tantos resentimientos y de dejarnos manipular por tantos ha sido una experiencia traumática y aterradora.

Muchos sueños. Muchas ilusiones y demasiadas tristezas.

Una gran cantidad de personas hicieron de sus vidas una lucha por buscar soluciones y dejaron sus vidas como ejemplo de lucha y de esfuerzos. Demasiados nos dejaron huellas para que las sigamos pero, el miedo, la complacencia, el acomodarnos a una situación creyendo que sería mejor mañana nos llevó a la indiferencia, a creer en pajaritos preñados y a dormir el sueño de que otros vendrían a salvarnos.

La decepción nos arropó y atrapados en su tiranía nos fuimos acostumbrando. Pero de los otros seguimos nosotros. Sin servicios públicos, sin medicinas, sin gasolina, con bachaqueros y corruptos a toda hora… Una plaga malvada e indolente que a la par con la delincuencia nos esclavizó.

Eso, se ha convertido en un cansancio que ahora es saludable, pues viendo las cosas, no desde la hamaca o la poltrona cómoda de la casa, sino desde la verdad, sin ocultar la desesperación por los miles y miles que han tenido que huir, los que han muerto por falta de recursos, de esos niños sin culpa que padecen el sufrimiento atroz. Se despierta una sensación de salir, gritar y buscar, por encima de cualquier interés particular, la añorada libertad y unidad para dar pie a soluciones justas y válidas para todos.

El cansancio se convierte en reencuentro donde los cansancios son apoyados por otros cansados, pero que han despertado. Es, por tanto, el momento, de hacer que otros descansen y desde mi lucha puedan sentir la tranquilidad de volvemos a ser hermanos dentro de un país de oportunidades.

Señor Dios, nosotros tus hijos, levantamos nuestra bandera y entonamos nuestro himno para que unidos busquemos lo mejor que abrace a todo en amor.

Padre Marcelo. @padrerivas @padrerisama

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Padre Marcelo. @padrerivas

Realidad Que no es Ficción

Reflexión despues de una conversación

Realidad que no es ficción.

Vivir en Venezuela se ha convertido en algo de riesgo. Todos sospechosos, todos malos. Y siendo creyente y tratando de vivir el tiempo cercano a la Navidad, se es perseguido por el miedo a un atraco, secuestro a una desgracia familiar o personal.

Todo es un ambiente raro, por no decir lleno de temores. Es verdad que se tiene fe y asistimos a misa cada domingo, pero hay un miedo, que se ha metido hasta en los huesos, para que a cada paso cruja con el terror de asistir al último día.

Es una conversa que realicé con un gran amigo, que me autorizó luego para darla a conocer. Si, como lo oye un diálogo de esos que se inician dentro de la confianza y la amistad.

Tanto él como yo hemos sido atracados. Nos asusta cada día y nos desencajamos cuando vamos al mercado y el dinero no alcanza y la furia de los bachaqueros parece indetenible como al sed de las hienas ante la carroña llamativa y mal oliente.

Terminamos con un abrazo. Afirmando que por encima de todo la esperanza y que Dios aprieta pero no ahorca. Además, nos hicimos la promesa de no abandonar la lucha. De siempre y por siempre denunciar las injusticias y de acompañar a otros que la están pasando con mayores dificultades.

Padre Marcelo. @padrerivas