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6. Juan Pablo II: La Eucaristía, culmen de la oración por los difuntos
«Al ofrecer por ellos la santa misa, los creyentes apoyan su purificación última»

1. La piedad popular dedica el mes de noviembre al recuerdo de los fieles difuntos. Rezamos por ellos con confianza, sabiendo que --como afirma Jesús en el Evangelio de hoy-- Dios «no es de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven» (Lucas 20, 38). Él permanece fiel a la alianza establecida con el hombre, alianza que ni siquiera la muerte puede romper.

2. Este pacto, sellado en la Pascua de Cristo, se hace constantemente actual en el sacramento de la Eucaristía. En ella, por tanto, encuentra su culmen también la oración por los difuntos. Al ofrecer por ellos la santa misa, los creyentes apoyan su purificación última. Al acercarse con fe a la santa comunión, refuerzan los vínculos de amor espiritual con ellos.

3. Que María Santísima, desde el Paraíso, interceda por todos nuestros queridos difuntos, y refuerce en nosotros, peregrinos en la tierra, la fe en la resurrección final, de la que el sacramento de la Eucaristía es prenda.