Confirmar la fe, renovar la comunión entre los pastores de la
Iglesia, y promover la caridad son los tres objetivos que Juan Pablo
II se espera del próximo Sínodo de los Obispos con el
que en octubre próximo concluirá el Año de la Eucaristía.
Así lo expuso este martes a los participantes en la reunión
del Consejo Ordinario de la Secretaría del Sínodo de los
Obispos, reunido en el Vaticano para preparar esa cumbre eclesial que
lleva por lema «La Eucaristía, fuente y culmen de la vida
y de la misión de la Iglesia».
«El próximo Sínodo ofrecerá una vez más
la oportunidad propicia para que, en la Iglesia, se confirme la fe en
el adorable misterio de la Eucaristía, se renueve la comunión
colegial y jerárquica, se promueva la caridad fraterna»,
explicó en el discurso que dirigió en italiano.
El Sínodo de los Obispos, como recordó Juan Pablo II,
fue instituido en 1965, por el Papa Pablo VI, en respuesta a peticiones
expresadas por los participantes en el Concilio Vaticano II.
«El Sínodo puede ser definido, en términos generales,
como una asamblea de obispos que representa al episcopado católico
y tiene como tarea ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia universal
dándole su consejo», explica la página web de la
Secretaría General del Sínodo de los Obispos.
«Que la Iglesia, renovada por el redescubrimiento del don y del
misterio de la Eucaristía, pueda extender su inagotable riqueza
de vida a los que están cerca y a los alejados, en una urgente
obra de nueva evangelización», deseó Juan Pablo
II, recordando una de las ideas centrales de sus 26 años de pontificado.
En la página web de la Santa Sede es posible leer el documento
de «Lineamenta» («Orientaciones») que sirve
de base para la preparación del próximo Sínodo
sobre la Eucaristía.