Principal
9.1. El «arte de celebrar» la Eucaristía y la homilía, al centro de una asamblea vaticana.
 

Reunidos 32 cardenales y 19 obispos miembros de la Congregación para el Culto.

Fuente: (ZENIT.org)

Para afrontar el tema del «ars celebrandi» (el arte de celebrar) la asamblea ha escuchado una ponencia del cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires. El cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, explicó este martes ante los micrófonos de «Radio Vaticano» que «el arte de celebrar es importante. No es una cuestión académica».

«No sólo se trata de observar las normas litúrgicas, que siempre es importante, sino sobre todo de tener una celebración que manifieste la fe del sacerdote y de los fieles; una celebración que alimente la fe del pueblo, de manera que al salir se sienta verdaderamente alimentado, reforzado, con el deseo de regresar el domingo sucesivo o incluso cada día», afirma el purpurado nigeriano.

«En definitiva --aclara--, una celebración con dignidad y disciplina, y especialmente con fe y devoción».

Otro de los argumentos que analiza la asamblea es el de la homilía, tema sobre el que ha intervenido el cardenal Ivan Dias, arzobispo de Bombay,

Las características de una homilía, según el cardenal Arinze son, ante todo, «contenido litúrgico claro, especialmente basado en las lecturas, y contenido teológico sólido».

«El pueblo de Dios tiene que recibir un buen alimento. Para muchos cristianos la homilía es la gran oportunidad semanal para alimentarse verdaderamente y para formarse en la fe», reconoce.

«La homilía tiene que tener la duración justa. No es una cuestión matemática, pero es necesario recordar que en las iglesia tenemos fieles de ochenta y de veinte años, así como niños de siete… ¿Cuánto tiempo pueden mantener la atención vigilante?», pregunta.

Otra de las cuestiones en estudio por la asamblea es la de la formación litúrgica, tema expuesto por el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyón.

«Esta formación no es sólo para el clero, sino también para los religiosos, las religiosas, los laicos, las laicas, ¡para todos nosotros! Es algo que tiene que continuarse. Nadie puede saberlo todo una vez para siempre», aclara el cardenal Arinze.

«Sería algo bello el que antes de ir a misa, en el domingo, se pudiera leer en casa los textos, especialmente las lecturas y las oraciones, y después, al regresar a casa, se repasaran. De este modo podríamos avanzar realmente en la fe», aconseja el purpurado africano.