Principal
Catequesis Respuesta para el Compromiso
 
5. LA MISIÓN DEL CATEQUISTA:
Si la catequesis tiene como propósito fundamental la maduración de la fe inicial, recibida en el bautismo, el catequista, agente responsable de dicho proceso, desempeña la misión profética de seguir proclamando al hombre de hoy, la buena noticia de Jesús.
El catequista debe ser una persona en permanente renovación, en actitud de conversión. No es un depositario de la verdad, ni es inmune a la duda o al error. Es un compañero de búsqueda, alguien que siente la angustia, el dolor, el desaliento; un peregrino en marcha hacia el destino final. Es un promotor de la comunidad cristiana.

Por todo esto el catequista ejerce su misión evangelizadora, fiel a una triple fidelidad:
=> Fidelidad a Dios: a su palabra y su mensaje encamado en Jesucristo.
=> Fidelidad a la Iglesia: presente en su comunidad de amor y oración.
=> Fidelidad al hombre latinoamericano: aquejado por un sinnúmero de limitaciones, pero enriquecido por genuinos valores humanos y abiertos al mensaje cristiano.

Por esta misión que debe cumplir el catequista debe tener presente:
=> Formación doctrinal y profesional: la formación profesional del catequista debe ser igual o superior a la de los demás educadores en sus respectivas áreas. Debe tener fundamentos sólidos en teología. Biblia, liturgia y moral. Pero además un manejo apropiado de las ciencias humanistas: psicología, antropología, filosofía y ciencias de la comunicación. Esta preparación le permitirá interpretar acertadamente la situación individual y grupal de sus oyentes, discernir sus motivaciones y elegir el medio mas adecuado para que el mensaje sea recibido.
=> Formación pedagógica y metodológica: la pedagogía de la fe requiere originalidad propia, basada en el dinamismo y el proceso de la divina revelación, requiere la acción catequética el dominio del arte de la comunicación y el empleo de un lenguaje adaptado al mensaje. El catequista debe estar capacitado en pedagogía catequística, cuyo objetivo es presentar el mensaje mediante un proceso situacional y vivencial que motiva actitudes y cambios de comportamiento.

Esto exige de parte del catequista:

• Partir de las necesidades y situación concreta de sus oyentes.
• Motivar una acción grupal participante y crítica.
• Dar amplio campo al diálogo y la creatividad.
• Usar un lenguaje comprensible al grupo.
• Evaluar la actividad catequística, para conocer sus resultados y escuchar sugerencias.
=> Formación pastoral: La pastoral se inserta en forma amplia en la acción sacramental de la
Iglesia, entendida como acción salvadora; todo cristiano realiza su salvación en comunión y colaboración con los hermanos. El catequista debe estar preparado para esta misión. Esta preparación se logra, además de conocimiento teórico, mediante la realización permanente de acciones, propósitos y actitudes que fomentan la unión del catequista con la gente de la acción pastoral: Cristo. Este desempeño pastoral implica un proceso de preparación, para saber utilizar con eficacia los instrumentos, los procesos y recursos que hacen posible la relación interpersonal y grupal. La preparación pastoral exige del catequista no solo el conocimiento teórico de su misión sino la experiencia vivencial de procesos de fe, de oración y vida cristiana, con grupos comprometidos en la acción pastoral.
=> Compromiso cristiano: El catequista debe estructurar su personalidad, en función de valores humanos y cristianos:

• Madurez psicológica: caracterizada por el equilibrio emocional, responsabilidad profesional, sano criterio y capacidad para discernir.
• La sociabilidad: capacidad de establecer relaciones humanas positivas, capacidad de liderazgo y adaptación al medio.
• El compromiso cristiano: exteriorizado en opciones concretas de servicio a la comunidad, práctica de los sacramentos y conducta moral íntegra.
• Vocación apostólica: visible en el desempeño eficiente de sus tareas en el servicio abnegado al prójimo y en la permanente voluntad de actualización y renovación.

=> El decálogo del catequista:
1. El catequista no impone ni expone, sino que propone el mensaje, respetando la libertad de los demás: la imposición coarta la libertad, la fe es una oferta que Dios hace a la libre aceptación del hombre. La exposición es la presentación fría del mensaje. La proposición es la actitud de alguien que ofrece, que cuenta algo, de lo que vive o fue testigo.
2. El catequista habla como testigo de la verdad: No anuncia su verdad sino la verdad de Cristo.
3. El catequista habla más con su vida que con sus palabras: el mensaje que propone a sus catequizandos es un mensaje vivo, entusiasta, fruto de su experiencia de fe y de su relación con
Dios.
4. El catequista tiene presente en todo momento la situación y la experiencia de sus catequizandos: Dios se revela en el hombre y en su historia.
5. El catequista presenta la Biblia y la tradición cristiana, como experiencias normativas del compromiso de la fe.
6. El catequista favorece el encuentro personal con Dios: la catequesis no se limita a hablar de Dios sino busca espacios privilegiados para hablar con El.
7. El catequista se esfuerza no solo por formar grupos integrados, sino comunidades cristianas: nuestros grupos catequísticos deben ser lugares donde se respire aire de libertad, de comprensión y fraternidad.
8. El catequista habla no solo a la inteligencia, sino también a la imaginación, al sentimiento, al cuerpo: al hombre total.
9. El catequista favorece el diálogo, la creatividad y criticidad: la catequesis no es un lavado de cerebro, sino un diálogo sincero y fraterno, una oferta del mensaje, una invitación a seguir al Maestro.
10 E1 catequista promueve un proceso de auténtica liberación: proceso que parte de la liberación de los condicionamientos y alienaciones individuales, para abrirse a la liberación plena, mediante la aceptación en la vida personal, grupal y social, del mensaje de Cristo.

<Volver>