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2. Que es la Navidad

Navidad

Si tienes tristeza, ¡alégrate!
La Navidad es GOZO

Si tienes enemigos, ¡Reconcíliate!
La Navidad es PAZ

Si tienes amigos, ¡Búscalos!
La Navidad es ENCUENTRO

Si tienes pobres a tu lado, ¡Ayúdalos!
La Navidad es DON

Si tienes orgullosa soberbia, ¡Sepúltala!
La Navidad es HUMILDAD

Si tienes deudas, ¡Págalas!
La Navidad es JUSTICIA

Si tienes maldad y pecado, ¡Arrepiéntete y cambia!
La Navidad es CONVERSIÓN Y GRACIA

Si tienes tinieblas, ¡Enciende tu farol!
La Navidad es LUZ

Si tienes errores, ¡Reflexiona!
La Navidad es VERDAD

Si tienes resentimientos, ¡Olvídalos!
La Navidad es AMOR

Navidad significa nacimiento, y el símbolo de la Navidad es una estrella, una luz en la oscuridad que sirvió de guía para encontrar al salvador. No veamos más esta estrella fuera de nosotros, sino brillando en nuestro cielo interno y aceptémosla como símbolo de que ha llegado el tiempo del Cristo; el tiempo de reconocer nuestra verdadera identidad.
Dentro de cada uno de nosotros existe un Salvador que conoce nuestra totalidad, nuestra esencia. Es una sabiduría innata que, si la utilizamos como una guía, nos conducirá siempre a experiencias de paz, armonía y amor. Es algo muy especial que está en todos y es para todos. Si no sacamos el mayor provecho de ella es sólo porque no la podemos entender y mucho menos aceptar.
Esta esencia en nosotros es la que conoce nuestra totalidad o nuestra santidad.
Pero como un amigo fiel, no llegará a donde no se ha le ha invitado. Por lo tanto, vamos a comenzar nuestras fiestas navideñas abriéndole la puerta a este invitado tan especial.
No temamos abrirle la puerta y recibámosle sin expectativas. El sabrá orientarnos, sin equivocarse y nos traerá regalos que no podremos encontrar en ningún lugar del mundo.
Tan pronto recibamos ese invitado tan especial, estaremos listos para preparar la gran fiesta. Pero, ¿cómo va a ser esta fiesta de Navidad?
Nuestro amigo no pide nada. No exige sacrificios de ningún tipo. Por lo tanto, en esta Navidad, cerremos las puertas a todo sacrificio estéril, a la culpa, al miedo a la escasez y demos paso a lo único que tiene sentido en nuestras vidas, a ese regalo del cual derivan su existencia todas las cosas: el amor.
Para muchas personas, las estampas de la Navidad traen sentimientos de gozo y alegría. Para otras, esta época puede ser difícil, solitaria, aumentando los sentimientos de culpa y depresión. Continuamente leemos artículos sobre cómo disfrutar las fiestas, sin embargo muchos no podemos imaginar cómo salir de ese estado de inmensa soledad en que algunos nos sumergimos. A veces podemos sentirnos atrapados entre lo que queremos hacer y lo que debemos hacer. Nos sentimos culpables porque deseamos quedarnos en casa en vez de salir a visitar familiares por compromiso.
También podemos sentirnos perdidos porque no tenemos la familia que quisiéramos tener. Muchos de nosotros, año tras año esperamos que la mágica Navidad nos regale una persona que pueda llenar el vacío del solitario corazón, causando honda desesperación cuando no sucede. Recuerda que no estás solo(a). Que hay muchas personas compartiendo tus mismos sentimientos.
La Navidad puede ser un regalo elegido con mucho amor, o un dulce envuelto con las manos pegajosas de un niño, el pesebre armado entre todos y las risas y también las lágrimas que escondemos porque el corazón añora a quienes ya se fueron.
La Navidad es el gesto de perdón que demorábamos, esa carta ansiada que tiembla en nuestras manos, y un llamado durante la cena del que todos quieren participar…
Es la mirada de los niños que escudriñan la noche y nos devuelven por unas horas la mágica inocencia.
Navidad... ¿Que es?
Navidad es un presente, no un pasado.
Navidad no es una fecha histórica a recordar, sino un presente que hay que vivir:
Cuando decides amar a los que te rodean. Ese día es Navidad.
Cuando decides dar un paso de reconciliación con el que te ha ofendido.
Ese día es Navidad.
Cuando te encuentras con alguien que te pide ayuda y lo socorres. Ese día es Navidad.
Cuando te tomas el tiempo para charlar con los que están solos. Ese día es Navidad.
Cuando comprendes que los rencores pueden ser transformados a través del perdón. Ese día es Navidad.
Cuando te desprendes aún de lo que necesitas, para dar a los que tienen menos. Ese día es Navidad.
Cuando renuncias al materialismo y al consumismo. Ese día es Navidad.
Cuando eliges vivir en la alegría y la esperanza. Ese día es Navidad.
La Navidad
La Navidad será siempre un día de esperanza,de misterio y de fe.
Cada cual tendrá su gruta, la que ha ido cavando en el fondo de su corazón, y necesita reformar, limpiar e iluminar todos los años.
Cada cual, su regalo: el íntimo, el personal, el silencioso, el de las heridas cerradas y rencores olvidados.
Cada cual, su lámpara para calentarnos en Dios... y su aceite para ir curando, suavizando y derritiendo ternura entre los muchos que lloran en la Navidad.
La noche de Navidad debiera ser más para compartir con los pobres y con la familia que para ostentar con los ricos; más para prodigarnos con nuestros semejantes que para meternos en el vértigo de las calles y las fiestas; más para que Dios nos acompañe que para entrar en ese mundo ajeno y extraño donde se aumenta la nostalgia, se entristecen los recuerdos y muchas veces nos sentimos tan solos.
¿Donde y cuándo vas a dar a Cristo el apretón de manos y la entrega del corazón en esta Navidad?
No olvidemos que es día de llenarnos de Dios.
De sacar cuentas.
De estrecharnos las manos.
De abrir las alforjas.
De mirarnos tal cual somos.
De recordar a los que faltan.
Y pedir perdón, ¡Esa es la Navidad!

Zenaida Bacardí de Argamasilla
Libro: Ramillete de Estrellas