Agradecer a Dios el habernos regalado las personas
con las que convivimos.
Buscar el bien común por encima de los intereses
personales.
Corregir con esmero a aquel que se equivoca.
Dar lo mejor de uno mismo, poniéndose siempre
al servicio de los otros.
Estimar a los otros sabiendo reconocer sus capacidades.
Facilitar las cosas dando soluciones y no creando
más problemas.
Ganar la confianza de los otros compartiendo con
ellos sus preocupaciones.
Heredar la capacidad de aquellos que saben ser sinceros
con valentía y respeto.
Interceder por los otros a Dios, antes de hablarle
de nuestras cosas.
Juzgar a los otros por lo que son, no por lo que
tienen ni por lo que aparentan.
Limitar las ansias personales frente a las necesidades
del grupo.
Llenarse con lo mejor que uno encuentra en el camino
de la vida.
Mediar entre los compañeros que no se entienden.
Necesitar de los otros sin ningún prejuicio.
Olvidar el miedo al qué dirán dependiendo
de la opinión de los demás.
Preocuparse por los más débiles o más
necesitados.
Querer siempre el bien de las personas.
Respetar las opiniones de los demás, los derechos
de las personas y de los animales.
Salir al encuentro del otro, no esperando que él
dé el primer paso.
Tolerar los defectos y límites propios y ajenos
con sentido del humor.
Unirnos todos para vivir en paz y armonía.
Valorarse con realismo sin creerse superior a los
demás.
X es una incógnita que invita a la búsqueda
constante de la verdad con mayúscula.
Yuxtaponer ilusiones y esperanzas, trabajos y esfuerzos
por crear fraternidad.
Zambullirse sin miedo en el nuevo día que
Dios regaña cada mañana
Revista "Misión Joven" número 287 del colegio
"Arrels" de Barcelona.