Padre
Mariano de Blas, L.C.
Empezar un nuevo año, como si fuera cualquier cosa, es una
enorme torpeza.
Un año de vida es un regalo demasiado grande para echarlo a
perder.
¿Alguna vez has sentido en lo más hondo de tu ser ese
deseo profundo y enorme de mejorar o de cambiar? Si es así,
no dejes que el deseo se escape, porque no todos los días lo
sentirás. Si hoy sientes esa llamada a querer ser otro, a ser
distinto, atrápala con fuerza y hazla realidad.
El inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas
y toda la ilusión para comenzar el mejor año de la vida,
porque el que se proponga convertir éste en su mejor año,
lo puede lograr.
El año nuevo es una oportunidad más para transformar
la vida, el hogar, el trabajo en algo distinto. «Quiero algo
diferente, voy a comenzar bien; así será más
fácil seguir bien y terminar bien. Quizá el año
pasado no fue mi mejor año, me dejó un mal sabor de
boca. Éste va a ser distinto, quiero que así sea; es
un deseo, es un propósito, y no lo voy a echar a perder.
Tengo otra oportunidad que no voy a desperdiciar, porque la vida es
demasiado breve».
¿Quién es capaz de decir: Desde hoy, desde este primer
día, todo será distinto? En mi hogar me voy a arrancar
ese egoísmo que tantos males provoca; voy a estrenar un nuevo
amor a mi cónyuge y a mi familia; seré mejor padre o
madre. Seré también distinto en mi trabajo, no porque
vaya a cambiar de trabajo, sino de humor. En él incluso voy
a desempolvar mi fe, esa fe arrumbada y llena de polvo; voy a poner
un poco más de oración, de cielo azul, de aire puro
en mi jornada diaria. Ya me harté de vivir como he vivido,
de ser egoísta, tracalero, injusto. Otro estilo de vida, otra
forma de ser. ¿Por qué no intentarlo?”
En los ratos más negros y amargos, llenos de culpa, piensas:
«¿Por qué no acabar con todo? Pero en esos mismos
momentos se puede pensar otra cosa: ¿Por qué no comenzar
de nuevo?».
Algunos ven que su vida pasada ha sido gris, vulgar y mediocre, y
su gran argumento y razón para desesperarse es: «He sido
un Don Nadie, ¿qué puedo hacer ya?» Pero otros
sacan de ahí mismo el gran argumento, la gran razón
para el cambio radical positivo: «No me resigno a ser vulgar;
quiero resucitar a una vida mejor, quiero luchar, voy a trabajar,
quiero volver a empezar».
Un año recién salido de las manos del autor de la vida
es un año que aún no estrenas. ¿Qué vas
a hacer con él? El año pasado ¿no te gustó?,
¿no diste la medida? Con éste ¿qué vas
a hacer? Un nuevo año recién iniciado: todo comienza,
si tú quieres; todo vuelve a empezar...
Yo me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad,
a los que, aún conscientes de sus debilidades, confían
y luchan por una vida mejor.
Todos desean a los demás y a sí mismos un buen año,
pero pocos luchan por obtenerlo. Prefiero ser de los segundos.
Adiós a la noche vieja Balance de fin de año. Sugerencias
para despedir la Noche Vieja.