Autora:
Zenaida Bacardí de Argamasilla
Libro: Con las Alas Abiertas
¡Mi Dios tan querido!
Tú sabes que siempre se me revuelve algo al empezar el año.
Algo así como un cierre, una liquidación, un recuento
de pérdidas y ganancias con el que se despide, y de ilusión,
proyectos, cambios, arreglos y rectificaciones con el que nos disponemos
a vivir. Yo sé que el tiempo son préstamos que nos haces
para que podamos invertir en el negocio de la salvación.
Tal vez no hice todo lo que pude, y no puse perfección en todo
lo que hice, pero mis manos ardían en deseos de llenarse con
algo.
Tal vez tuve sueños que no pude realizar, pero conocí
el mecanismo para volar.
Tal vez dejé propósitos a medio camino, pero con tal
luz, que me seducen todavía.
Tal vez obré a veces por mandato, pero nunca alteré
mi conciencia.
Tal vez sentí soplar la tempestad, pero aprendí dónde
buscar la fuerza.
Tal vez lo eché todo a rodar, pero volví sobre mis pasos.
Tal vez se me secaron muchas raíces, pero encontré el
pedacito milagroso para no morir.
Tal vez lloré mucho cuando me podaste, pero crecí por
dentro.
Tal vez hubo muchas rosas deshojadas, ¡pero cuánto vivió
por ellas mi corazón!
Tal vez me sentí fatigada, pero no me dejé vencer por
el cansancio.
Tal vez la prueba me pareció dura, pero no dejé caer
la cruz.
Tal vez no hice bien las cosas, pero las escribí lo mejor que
pude.
No realicé todo lo que deseaba, pero sí te puse en el
eje de todas mis ilusiones desvanecidas.
Tal vez no se me dio todo lo que quería, pero todo lo que quería
era, en el fondo, pensando en Ti.
Deseo para el nuevo año, que sea mejor en materia espiritual
y sentido de superación.
Déjame ser el orfebre de mis propias aristas, el pintor de
mi nuevo paisaje y el remachador de mis piezas sueltas, ésas
que todavía necesitan ajuste y pulimento.
Déjame ver la patria libre, las amigas con salud y el mundo
a flote.
Que todo lo que me mandes me encuentre “en control de mí
misma”.
Que ese sueño tan anhelado no se me convierta en imposible,
y ese propósito que no he podido cumplir no siga otro año
más quedando en el vacío.
Dame luz de lo cotidiano, luz de vida diaria, para percibir lo grande
que pueden ser algunas pequeñeces y lo pequeñas que
pueden resultar algunas grandezas.
Que mi vida sencilla tenga suficiente atractivo, intensidad y alicientes
para no tener que recurrir a la telenovela cuado necesite emocionarme
y soñar.
Señor: que además de la fe, la vida me resulte estimulante
y atractiva, con una nueva faceta, un nuevo porvenir, una nueva promesa;
con un objetivo, un capricho, una idea, una luz, ¡algo!
Elabora en mi corazón la pena que me mandes. Toma la medida
que le cabe de dolor. Porque yo soy muy poca cosa.
Dame fuerza para las penas y resistencia para sufrir… con un
gran valor para no caer en la inercia, que es el peor abismo donde
podemos estar.
Sácame del desfile social y déjame tras el telón.
¡Pero hazme un nuevo diseño en la vejez!
Que no me duela el alma, como me duelen los huesos. Que no se me nuble
el horizonte, como se me nublan los ojos. Que no se me apaguen las
ilusiones, como se me apagan las fuerzas. Y ponme una sonrisa en los
labios, ya que mis pupilas no pueden sonreír.
Quiero sencillez para vestirme, acierto para desarrollarme y cristianismo
para conducirme.
Que no tome ningún derecho sin su correspondiente deber. Que
pueda decir:
“Pienso, luego estoy funcionando. Amo, luego estoy en vibración.
Sueño, luego estoy en altura de miras.”
No permitas un año en que diga: “Compro, luego existo.”
Que el fax, las computadoras y el celular no se vayan llevando el
alma de la vida y el verdadero sentido de la comunicación humana.
Que no miremos tanto hombre con aretes y melena, y tanta mujer con
un suetercito provocativo y un pantalón desflecado… todo
envuelto en una música diabólica y un baile desenfrenado.
¡Danos una civilización digna del ser humano, una verdadera
“cultura de la civilización”!
Que no haya tantos ricos de pan y pobres de ternura, tantos alucinados
de pantalla y secos de corazón.
Ayuda a la juventud: es la edad de batallar entre lo que ve fuera
y lo que siente dentro.
Es un fruto que crece, pero verde todavía; una pulpa que sube,
pero está en proceso de maduración; un contorno bien
delineado, pero no acabado de tallar.
Señor: quiero que mis pequeños valores puedan crecer.
Que mis dones ayuden a otros. Que mis defectos sirvan de experiencia.
¡Y que todo lo que pueda trasmitir, deje algo!
Te pido envejecer con mis hijos en las manos…que en esas seis
rosas regaladas por Tí, está el perfume y la esencia
de mi vida.
Déjame encontrar siempre la clave de mis problemas, la sabiduría
del dolor, la llave del perdón, ¡y la paz de la vida!
Arranca este año todo lo que no te guste. Que todo sea combustible
de servicio. Que nada de tu gracia se desperdicie. Que todo lo que
digas, lo oiga, y todo lo que me pidas, te lo dé.
Este año quisiera alejarme más de pequeñeces
y vivir con el amor a lo grande.
Un año con filosofía, con fe, con arte, con colores,
con música.
Quiero trabajarlo con magia, y darle categoría de milagro.