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Para Animar la Eucaristía
   

Misa de los Jueves 25 octub 2007

 

 

Misa de Sanación, jueves 25

Colocaremos en las manos de Dios

¿Te sientes triste por haber perdido a alguien o algo?

Te invitamos este jueves 25 de octubre, a las 5:30 p. m. a nuestra misa de liberación y sanación. Recordaremos aquello que perdimos y que nos ha hecho sufrir para, que en armonía, entregárselo a Dios, que todo lo puede y todo lo sana.

  1. Coro:
  2. Sacerdote: Ritos iniciales
  3. Peticiones de perdón:

•  3.1. 1era voz: La muerte de un ser querido es una de las situaciones más dolorosas a las que, tarde o temprano, todos nos tenemos que enfrentar. Jamás olvidaremos ese momento, pero si podemos aceptar, poco a poco la ausencia de ese ser tan querido. Por eso hoy, tenemos que pedir perdón, por la enorme tristeza en que he caído, unida a la rabia, a la impotencia, incluso ira. Esto me llevó a la soledad, al punto de maldecir y culpar a Dios. Perdón, Señor perdón.

•  3.2. Coro:

•  3.3. 2da voz: Aquel día en que perdí o me robaron aquello que tanto quería y llevaba con cariño y gran recuerdo, me sentí muy mal y, cual materialista furibundo, comencé a culpar, señalar y decir malas palabras. Hoy, todavía, lo recuerdo y siento mucha rabia. Perdón, Señor perdón.

•  3.4. Coro:

•  3.5. 3era voz: Siempre pensé que a mí nunca me pasaría. Debió ser porque me sentía segura y jamás lo imaginé, sino que un día lo descubrí con otra mujer. Al esposo que tanto amaba y tanto le había dedicado mi amor me había cambiado por otra. Ese día quería acabar con todo y con todos. Me sentía la persona más humillada y triste de la tierra. Maldecía, gritaba y le decía a Dios el por qué de esta situación. Mis hijos lloraban de verme a sí y me refugie en la tristeza. Por eso y por mucho más. Perdón, Señor perdón

•  3.6. Coro:

•  3.7. Sacerdote: Dios, fuente de la paz y de la esperanza, te pedimos que nos sanes con tu poder y que nos permitas sentir tu gracia que es bálsamo que nos acaricia en Jesucristo, tu Hijo que perdona y nos lleva a la vida eterna. Amén.

•  4. Sacerdote. Oración colecta. Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

•  5. Lecturas

•  5.1 . Romanos 6,19-23 Ahora, emancipados del pecado, han sido hechos esclavos de Dios

•  5.2. Salmo responsorial: 1 Dichoso el hombre que confía en el Señor.

•  5. 6. Coro:

•  5.7. Lucas 12,49-53 No he venido a traer paz, sino división “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega! ¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”

•  5.8. Predicación.

•  5.9. Oración de los fieles

  1. Ofertorio
  2. Coro:
  3. Santo.
  4. Coro: (Después de la consagración)
  5. Paz – Cordero
  6. Comunión
  7. Coro:
  8. Sacerdote: sale a buscar el Santísimo.
  9. Procesión: (avanza por la parte lateral donde está el coro hasta la puerta principal y luego sigue por el centro del templo: Incensario, campanilla, 2 velones)
  10. 4ta voz: (Mientras el sacerdote avanza con el Santísimo) Se va animando a los fieles a encontrarse con Jesús sacramentado.
  11. Coro: (cuando llega el Santísimo al centro del templo)
  12. Sacerdote: (expone el Santísimo e invita a todos a sentarse) Reflexión: Todos sentados. Busquemos la mejor postura, soltemos las manos, respiremos profundo y vayamos botamos la aire poco a poco. Sintamos nuestra cabeza que se encuentra sostenida por el tronco. Los ojos, sus cavidades, los labios, el cuello, el pecho, los brazos, las manos, el estómago, las piernas. Volvamos a sentir los pies, las piernas, el estómago, las manos, los brazos, el pecho, el cuello, os labios, la boca, los ojos, sus cavidades, la cabeza. Pensemos lo grande que ha sido Dios con nosotros, démosle gracias por todo. Por estar aquí. Sintamos la presencia de Dios en la Hostia Consagrada. Señor Jesús, se que estás presente en la Hostia Consagrada y que me oyes y conoces mi situación y mi vida.

Aquel día sentí mucha tristeza, que la manifesté con el llanto. También  Rabia, impotencia, ira por no haber podido hacer nada por evitarlo, por sentirse abandonado. Aquella Soledad con una sensación de vacío. Una terrible ansiedad con sensación de inseguridad hasta crisis de angustia. Aunque reconozco que, mi ser querido, había pasado por un proceso doloroso y largo. Hasta sentí alivio.

Señor, ese día no estabas, sentí una sensación de vacío en el estómago. Opresión en el pecho, en la garganta. Fatiga y cansancio. Muchos sobresaltos. Se me alteró por completo el apetito y el sueño. Me vino mucha tristeza. Empecé a renegar, me sentía culpable, por no haber hecho más de lo que se hizo,  por no haberse ido en su lugar. Hay días en que le oigo, y hasta le veo, esto me da mucho miedo y confusión. Muchas veces tengo problemas para pensar con claridad.

Muchas veces he soñado con la persona que se ha ido, le llamo y guardo muchos recuerdos de rabia, tristeza. He caído en la bebida, en el fumar. He empezado a hacer cosas por hacer, es como un activismo para olvidar. He desarrollado un mal carácter que me ha distanciado de mi familia, de amigos y conocidos. Me he encerrado y ya no voy a ninguna reunión. Será vergüenza, tristeza. Cuando traro de animarme siempre termino recordando esa dolorosa situación.

  1. Coro: renuévame Señor
  2. Reflexión: Señor, se que estás en la Hostia Consagrada , pero desde aquel momento me sentí muy mal. Enfrenté a mis hijos contra él, a esa mujer le desee la muerte y quería yo, con mismazos, matarla. Empecé a faltar al trabajo, a hacerme el enfermo, mucho miedo. No quería salir, todos eran sospechosos y ladrones.

Señor, quiero que me sanes, que me cures, que me quites esta sensación de rabia en un recuerdo que me maltrata y no me permite ser feliz.

  1. Coro: Sáname Señor.
  2. Bendición final

 

Vuélvanse a Mi y estarán a salvo. En la tranquilidad y la confianza estará su fuerza" Isaías 30,15

Depresión, todos la padecemos.


El dolor es tan antiguo como el hombre mismo. En una tablilla es decir en una madera o en un pedazo de cuero que usaban los antiguos para escribir allá en babilonia, en Oriente Medio, hace 2,800 años a.C.,se encontró escrito lo siguiente: “El dolor tiene preso todo mi ser; líbrame Oh Dios” Y en un Papiro u hoja para escribir en Egipto hace 3,000 a .C., se lee un lamento, una queja de alguien que no encontró un amigo sincero: “Busco un corazón en el que pueda apoyar mi alma y no lo encuentro; ya no hay amigos”. Sófocles, el poeta griego en el año 495 a . C., no duda en decir: ¡Lo mejor es no haber nacido!.
Agustín de Hipona en el 384 d.C nos dice: “La vida es una peregrinación llena de fatiga que no sabes cuánto durará; vida llena de dolor y errores”. Estas son unas de millones de voces antiguas que se suman a tantas y tantas otras muchas de todas las épocas y de todos los tiempos. Así hoy, tú, aquí y ahora, quizá estás experimentando la lucha, las dificultades, la amargura, el sufrimiento, el llanto, la frustración, el duelo, la depresión.


Si eres joven, lloras porque tus sueños no se ven realizados como hubieras querido. Dices que si te hubieran apoyado de niño todo sería diferente y tal vez es verdad lo que dices, pero en realidad ¡Qué sabemos del otro lado de las cosas si todo hubiera salido como tú querías, como tú pensabas por justo que parezca?. En fin, que si eres pobre, lloras por lo que no tienes. Si eres rico, lloras porque experimentas vacío a pesar de tenerlo todo. Si amas lloras, si odias, lloras, si vives lloras por la muerte que puede llegar. Si eres ignorante lloras porque no conoces muchas cosas, y si estás aprendiendo, lloras por lo poco que sabes. Si descansas lloras por el trabajo que te falta por hacer. Y si trabajas lloras por el cansancio que tienes.


Si estás apegado a algún vicio o encerrado en tu soberbia y egoísmo o en tu sentirte buenesito, buenesita, y dices que no rompes ningún plato porque tu no fumas, no tomas, no robas, no matas y que no mereces por lo que has pasado o pasas ahora, lloras y muestras con tus actitudes amargura diariamente y a cada momento porque te ahogan todas estas cadenas que tu mismo, tu misma con tu cerrada actitud mental has ido haciendo, y no te deja vivir en paz la avalancha de pensamientos negativos, porque haces caso de las ya conocidas frases que tu mismo te has impuesto: ¡Es imposible!.¡Soy un fracaso! ¡No hay solución!. ¡No hay remedio!. ¡¡¡Qué tristeza tan honda y sensación tan horrenda que no puedo superar!!!!.
Poco a poco, através de la lectura de este sencillo libro, irás comprendiendo muchas cosas que te irán liberando, entre ellas la necesidad del tesoro del perdón. Pues la depresión muchas veces viene de no querer perdonar. Perdonarte a ti mismo, a ti misma por las equivocaciones cometidas. Perdonar al marido que se fue con otra, o a la esposa que se fue con otro, al hijo que te grita, o al patrón que te trató mal, o a este que abusó de tu buena voluntad, a aquél, a aquella que te manoseó o a aquellos que te dijeron que no servías para nada.


¿Sabes? Nosotras impartimos talleres de sanación interior. Hemos leído mucho pero sobre todo, hemos experimentado en carne propia, la depresión tanto reactiva, como endógena y la orgánica. Hemos sabido que ningún medicamento cura la depresión. En realidad los seres humanos desconocemos que somos seres contingentes, quebradizos frágiles así, solos, sin fe. Y al mencionar la fe, no estamos hablando de ninguna denominación o religión en especial, sino de una firme relación con Dios, de tomar la decisión ante la disyuntiva de creer o no creer, optando por creer en la existencia de Dios que es amor y que por ignorancia crecimos creyendo que Dios era un Dios castigador y justiciero.


Y hablamos en estas primeras líneas de la fe, porque aún los grandes de la psicología, no la descartan, al contrario, Young por ejemplo dice que “Necesitamos la fe en toda clase de actividades humanas, porque la fe ejerce una poderosa influencia en nuestra vida diaria. La fe, es como el compás que nos señala una dirección en nuestro caminar por la vida. Sin ella estamos perdidos y sin impulso.


Erich Fromm dice que “La fe es por así decirlo, la llave maestra con la que se abre el crecimiento mental. La condición más importante para que el niño desarrolle amor a la vida es que conviva con seres humanos que crean en la vida y la amen profundamente. Quien no cree, no puede ser feliz. La fe y el amor a la vida defraudados hacen cínico y destructivo al ser humano. Cuanto más se frustra el impulso de vivir y de creer, más se refuerza el impulso de destruir, porque el ser humano no puede vivir sin fe y sin esperanza ya que aquél al que se le haya destrozado completamente la fe y la esperanza, odiará la vida, se odiará a sí mismo y odiará a los demás”.


“Cuando el ser humano no tiene motivación de vida, no encuentra ningún sentido y siente que aún estando vivo, su alma está muerta; entonces se aburre y comienza a odiar la vida y a desear destruirla. Sólo hay una esperanza de contener la ola de violencia en nuestro mundo: tenemos que recuperar una sensibilidad para todo lo que es vida y nos impulsa a creer. El amor auténtico es expresión de la fuerza de creer que da auxilio, atención y sentido de responsabilidad y conocimiento” y podríamos seguir citando más frases de Fromm pero queremos terminar este párrafo diciendo –porque lo hemos experimentado- lo que concluye Fromm: “La fe en que los otros pueden transformarse, nace de la experiencia de haber sido nosotros capaces de ello”.


Continuamos pues diciendo que la depresión, es uno de los trastornos mentales más frecuentes de nuestro tiempo, y para que puedas saber si lo que tu tienes es una depresión, vamos a hacer una sencilla comparación: La depresión es como una parálisis interior, y decimos parálisis, porque sientes como que no puedes realizar tu vida normal fluidamente; es como si estuvieras muy lento/a, imposibilitado/a de tu voluntad: miras las sencillas tareas diarias, como la más pesada cruz, pues es como traer sobre si una loza, un gran estorbo que nubla la vida.


Muchas veces la depresión viene porque sencillamente no quiero, no quieres amar y perdonar como Dios te ama y te comprende de manera incondicional. La incapacidad de amar, de perdonar, de comprender y el mirar la vida sin una mirada profunda y verdadera, viene por dejarnos llevar de las voces de lo superficial, de la no fe, de la soberbia, de alimentar la mente de pláticas llenas de críticas destructivas, de programas televisivos que te estimulan a seguir viviendo vacío, vacía, violento, depresivo, cuando podrías haber escogido otros que te llenaran de la Palabra del Señor o sencillamente te pasaran mensajes y temas constructivos y llenos de positividad. ¡Todavía los hay!, pero hay que saber encontrarlos.


Cuando una persona no enfrenta ni acepta la realidad de su vida y no se adapta a los cambios que la vida tiene, entonces pierde su equilibrio emocional o mental y viene la depresión. Te puede causar depresión –por ejemplo- si te abandona la persona que amas o muere y no lo aceptas.

Lo que llamamos “fracaso”, es causa muy frecuente de depresión, pero si perseveras hasta el final del libro, a través de todos sus capítulos aprenderás que el fracaso no existe más que en tu mente. Así que será muy necesario para ti, poder saber la raíz de la depresión que padeces, es decir, de dónde viene o qué provoca la depresión que has tenido y que hasta hoy tienes, para poder comenzar a crecer integralmente, sano interiormente, libre de pensamientos negativos –que posiblemente te vengan de heridas que has sufrido desde el vientre materno- para comenzar a crecer como un ser humano fuerte, seguro, pleno, como aquél que describe en otras palabras, el salmo 112 (111):


“Feliz el que vive en la paz, y en el amor siempre, pues es como una luz en la oscuridad que brilla, porque es compasivo, tierno y libre interiormente, porque maneja su vida con honradez y su corazón es generoso. No tiene miedo de nada porque sabe que su vida está en manos del Absoluto”

 

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