Celebración del domingo 29 de marzo en casa.




Celebración del domingo 29 de marzo en casa.


    Dios con nosotros en casa…
    
    Señor te esperamos en nuestro hogar.
    
    "Le respondieron: «en fe en el Señor Jesús
    
    y te salvarás tú y tu familia” Hechos 16,31
    
    Celebración dominical en casa.
Preparativos: En un cartelón escribimos: Dejemos el sepulcro y la oscuridad: el pecado. En la mesa con mantel morado, una vela encendida, la biblia, flores y una cruz. Agua bendita. Imagen de la Santísima Virgen María. Ramos de flores para la Virgen María Canto de entrada. (Alegre la mañana) Ofrecimiento: Los presentes uno a uno ofrecen la oración. Introducción: Hoy Lázaro vuelve a la vida en la acción misericordiosa de Jesús. Se busca despertar la fe. Que el Señor nos ayude a valorar lo que somos y tenemos. Para que Dios, lleno de misericordia, tenga piedad de nosotros y nos libere de esta pandemia. 4. Ritos iniciales: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo. Amén. El Señor que es la vida nos brinde la gracia de su misericordia. R/ y con tu espíritu. 5. Rito penitencial: • Para que Dios que es misericordia, perdone nuestros desánimos y tristezas. Señor ten piedad. • En Dios toda esperanza, para que el Señor perdone nuestras faltas de fe y desconfianzas en el poder de Dios. Cristo ten piedad. • Jesús vino a salvarnos, para que Dios perdone nuestra indiferencia y nuestra terquedad de andar en el pecado. Señor ten piedad. Decimos todos: Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén. 6. Oración:
Aquí estamos Señor, reunidos en tu nombre, a Ti la gloria y el poder en tu infinita misericordia, por eso te pedimos nos protejas de esta pandemia y danos la gracia de vivir en tu voluntad de amor. Amén.
7. Lecturas:
Del evangelio de san Juan (11,1-45) En tres voces.
Primera voz:

En aquel tiempo, se encontraba enfermo Lázaro, en Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que una vez ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera. El enfermo era su hermano Lázaro. Por eso las dos hermanas le mandaron decir a Jesús: “Señor, el amigo a quien tanto quieres está enfermo”. Al oír esto, Jesús dijo: “Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, se detuvo dos días más en el lugar en que se hallaba. Después dijo a sus discípulos: “Vayamos otra vez a Judea”. Los discípulos le dijeron: “Maestro, hace poco que los judíos querían apedrearte, ¿y tú vas a volver allá?” Jesús les contestó: “¿Acaso no tiene doce horas el día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; en cambio, el que camina de noche tropieza, porque le falta la luz”. Dijo esto y luego añadió: “Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido; pero yo voy ahora a despertarlo”. Entonces le dijeron sus discípulos: “Señor, si duerme, es que va a sanar”. Jesús hablaba de la muerte, pero ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo abiertamente: “Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado ahí, para que crean. Ahora, vamos allá”. Entonces Tomás, por sobrenombre el Gemelo, dijo a los demás discípulos: “Vayamos también nosotros, para morir con él”.
Segunda voz:

Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania quedaba cerca de Jerusalén, como a unos dos kilómetros y medio, y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta respondió: “Ya sé que resucitará en la resurrección del último día”. Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?” Ella le contestó: “Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Después de decir estas palabras, fue a buscar a su hermana María y le dijo en voz baja: “Ya vino el Maestro y te llama”. Al oír esto, María se levantó en el acto y salió hacia donde estaba Jesús, porque él no había llegado aún al pueblo, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en la casa, consolándola, viendo que ella se levantaba y salía de prisa, pensaron que iba al sepulcro para llorar ahí y la siguieron.

Tercera voz:

Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo, se echó a sus pies y le dijo: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”. Jesús, al verla llorar y al ver llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: “¿Dónde lo han puesto?” Le contestaron: “Ven, Señor, y lo verás”. Jesús se puso a llorar y los judíos comentaban: “De veras ¡cuánto lo amaba!” Algunos decían: “¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego de nacimiento, hacer que Lázaro no muriera?” Jesús, profundamente conmovido todavía, se detuvo ante el sepulcro, que era una cueva, sellada con una losa. Entonces dijo Jesús: “Quiten la losa”. Pero Marta, la hermana del que había muerto, le replicó: “Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días”. Le dijo Jesús: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Entonces quitaron la piedra. Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo ya sabía que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado”. Luego gritó con voz potente: “¡Lázaro, sal de ahí!” Y salió el muerto, atados con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: “Desátenlo, para que pueda andar”
Muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
8. Reflexión:

Tenemos que vivir en el Espíritu. El ejemplo lo encontramos en la resurrección de Lázaro donde Jesucristo muestra el culmen de su actividad. No podemos cerrarnos al espíritu, todo lo contrario, vivir en su espíritu es animarnos, confiar y seguir adelante. Que haya cruz (pandemia) y dolor (muerte) es parte del camino.
¿Por qué esta pandemia? Lázaro era amigo de Jesús y dejó que bajara al sepulcro. Jesús permite el mal para que se manifieste la gloria de Dios. Lo mismo pasa con Él que no utiliza su poder para evitar la cruz, sino que va con libertad y hasta con angustia. Sólo de esta manera le puede dar nueva vida. Esto hace que los apóstoles despierten a la fe y se preparen para la cruz de Cristo. (Pasión)
Jesús nos quiere salvar. Quien ama quiere lo mejor para el otro. Ama y haz lo que quieras (San Agustín) Así como le gritó a Lázaro: Sal fuera. Pero es un salir, para nosotros, del pecado, del engaño, de la mentira, de la incredulidad, de la pereza, del error…
9. Oración de los fieles.
El Señor no nos abandona. Digámosle:
Señor somos tus hijos, misericordia.
• Por la Iglesia y sus ministros para que siga siendo esperanza en la solidaridad. Oremos.
• Por todos los que están enfermos para que Dios sea su sanación y bendición. Oremos.
• Para que estos días de cuarentena sea ofrecidos por el perdón de los pecados. Oremos.
• Por los que están sumidos en la muerte del pecado para que la gracia de Dios los levante. Oremos.
• Por todos los que han muerto para que Cristo resurrección les brinde la luz y la paz. Oremos.
10. Ofrendas.

Cada uno ofrece en silencio un sacrificio a realizar en el trascurso de la semana.
Uno de los presentes entrega un ramo de flores a la Virgen María.
11. Padrenuestro.

12. Comunión espiritual.

Yo creo Jesús mío que estás presente en el santísimo Sacramento del Altar, te amo sobre todas las cosas y deseo fervientemente recibirte en mi corazón, más al no poderlo hacer sacramentalmente en este momento te pido vengas espiritualmente a mi corazón (momento de silencio) y como si ya te hubiera recibido me uno y me abrazo inmensamente a ti. No permitas Jesús mío que jamás me aparte de ti.

13. Rito de despedida.
• Ave María.
• Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.
• Glorifiquemos al Señor con nuestra vida. Permanecemos en paz.
• R. Demos gracias a Dios.
14. Canto final (Oh María Madre mía)
Padre Marcelo. @padrerivas

2020 marzo 27


Viacrucis en casa.


Caminamos con la cruz de Cristo para vencer el coronavirus.



Coloca a lo largo de tu casa 15 estaciones (Papel, dibujos, escritos o fotos de la familia y le dedicas una oración por la salud) Además, muy bueno porque caminas, te distraes y a la vez haces oración.

Esquema:

1. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
2. Breve examen de conciencia. Y se canta el Señor ten piedad.
3. Oración introductoria:
Señor en tu presencia, invocamos tu protección misericordiosa para que alejes de nosotros toda enfermedad. A los enfermos dales la sanación y a nuestra familia el bienestar. Al contemplar el camino de la cruz que encontremos motivos de paz y de esperanza. Amén.
4. Canto (se sugiere Caminaré en presencia del Señor)
CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR

CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR.

Amo al Señor porque escucha

mi voz suplicante,

porque inclina su oído hacia mí,

el día que lo invoco.

Caminaré en presencia del Señor…

5. Se inicia el recorrido de las estaciones (Son 15 en total)
6. Al comienzo de cada meditación se dice: te adoramos Cristo y te bendecimos
7. Se responde: que por tu santa cruz redimiste al mundo. Y se avanza con un canto corto.
8. Se lee la reflexión, que puede ir acompañada de la cita bíblica que le identifica.
9. Finalizado el viacrucis se hace la oración final:
Dios Omnipotente y Misericordioso, bien sabes que solos no podemos, sigue acompañándonos en esta pesada cruz del coronavirus. Danos la sabiduría y la gracia para enfrentarlo y vencerlo. Te lo pedimos en la Virgen María, salud de los enfermos, madre de Jesucristo. Amén.
I estación: Jesús es condenado a muerte
Por nuestra fragilidad humana también estamos condenados a las enfermedades y peligros. Hoy, señor, te pedimos que nos des la humildad para reconocernos débiles y buscar en tu amor la protección necesaria. Amén
Padrenuestro. Dios te salve María…
II estación: Jesús carga con la Cruz. (Mc 15,16-20; Jn 19,17)
Hay cargas de cargas; la edad, la soledad, la incomprensión, la soledad, la enfermedad… Jesús nos lleva ahí en esa cruz, pero debemos aligerar el peso. Tenemos que ayudarnos, No podemos permanecer de brazos cruzados. Frente a esta pandemia hay que actuar y la mejor manera es animando y ayudando a los demás. Señor danos la fuerza para proseguir el camino del encuentro, la unión y la reconciliación. Amén.
Padrenuestro. Dios te salve María…
III estación: Jesús cae por primera vez. (Mc 8,34-36)
Caer es fácil. Pero levantarse es grande. Caemos por debilidad, por tentación a la curiosidad y a la vanidad. Hoy estamos caídos en esta cuarentena y muchos han están atrapados en las garras del virus. Te rogamos Señor por los enfermos, pero también por los que en el pecado y no se quieren levantar. Perdón Señor. Perdón. Amén.
Padrenuestro. Dios te salve María…
IV estación: Jesús encuentra a su Madre. (Exhort. Ap. Evangelii gaudium, 286) María, la Virgen, la madre nunca abandonó, al igual que tantos que en medio de la pobreza y el sufrimiento siguen adelante. Lo mismo en María, que sin palabras solamente con la mirada, lo dice todo. «No se turbe tu corazón… ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?» Y en su palabra encontramos: hagan lo que Él les diga (Juan 2, 3)
Pidamos por las enfermeras quienes velan por nuestra salud y recuperación. Amén.
Padrenuestro. Dios te salve María…
V estación: Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la Cruz. (Lc 23,26)
No es fácil ayudar, para hacerlo hay que salir de sí mismo. Hoy, delante de esta situación, Señor, que seamos generosos, solidarios y desprendidos. Hay muchos que les hace falta una caricia, en especial hay que estimular a quienes lo ofrecen todo desde una emergencia o en el traslado de un enfermo en ambulancia. A ellos fortaleza y perseverancia. A todos danos entrañas de misericordia. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María… VI estación: Una mujer limpia el rostro de Jesús. (Sal 26,8-9) Hay muchos rostros marcados: la desigualdad, la explotación, la persecución, el que no recibe atención médica, el encarcelamiento injusto… Jesús también está marcado y es una mujer quien le seca su rostro. En esa mujer aprendemos a ayudarnos, a apoyarnos. Todos necesitamos consuelo y esa palabra de aliento. Bendice a las personas anónimas que dan ayuda por el enfermo o por el que sufre. Que nuestros centros de salud sean consagrados, en tu nombre, para que sean recintos de amor y servicio. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María… VII estación: Jesús cae por segunda vez. (Is 53,3-5) Caer es fácil. Pero levantarse es grande. Ahí está Jesús caído en la calle del abandono y de la soledad de tantos ancianos, que después de haberlo dado todo, ahora están arrinconados. Dales Señor tu fuerza para soportar el dolor y poder levantarse en el amor de la familia. Ayúdanos Señor, a no mirar para otro lado delante de esta pandemia, más bien que mi mano sirva para levantar a muchos. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María… VIII estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén. (Lc 23,27-28) No hay mayor consuelo que ser amados y en especial en situaciones difíciles. No nos podemos quedar en lamentaciones y maldiciones, más bien sepamos ofrecer lo bueno y lo malo. Te ofrecemos Señor esta cuarentena, que es por el bien de todos, para que sirva de fiel testimonio de tu amor en esa cruz que es rescate misericordioso. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María… IX estación: Jesús cae por tercera vez. (1Pe 2,20-21) Caer es fácil. Pero levantarse es grande. Todo camino trae dificultades y con la cruz a cuestas hace que caigamos. La vida comporta la salud y la enfermedad. Hoy el virus nos quiere aplastar, pero ahí está Jesús que mete su hombro y nos recuerda que todo el que está cansado y agobiado que venga a Él. Son muchos los hospitales y centros de salud desbastados por el abandono y la desidia, rogamos pues, para que des claridad de conciencia a los gobernantes para que modifiquen sus conductas. Óyenos Señor. Escúchanos Señor. Padrenuestro. Dios te salve María… X estación: Jesús es despojado de sus vestidos. (Mateo 27,35 Jn 19,23-24b) En la enfermedad se comprueba nuestra suprema debilidad y en la muerte se da a conocer. Vivimos aferrados a las cosas materiales. Enséñanos a ser pobres, como lo fuiste en la cruz. Pero déjame que te pida por los más pobres, los que no tienen lo indispensable, y en esta crisis son los que sufren de verdad. Da misericordia a los que tienen para que en medio de su abundancia puedan compartir dotando a los ambulatorios y dispensarios de caseríos y aldeas. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María… XI estación: Jesús es crucificado. (Lc 23,33ª.34ª) Esa forma de muerte era la peor, propia para un malhechor. Jesús muere así, pero sin antes decir: padre, perdónales porque no saben lo que hacen. Ellos lo condenaban y Él los perdonaba. Hoy también elevamos una súplica a Dios por tantos hacinados en centros psiquiátricos y en cárceles muriendo de paludismo, tuberculosis y ahora con el virus serán blanco de desgracia y de más muerte. Nosotros no nos podemos quedar en simples reclamos, hay que visitarlos, ayudarlos porque de ellos es el reino de los cielos. Amén.
Padrenuestro. Dios te salve María…
XII estación: Jesús muere en la Cruz. Lucas 23,26-56
Morir nos toca a todos, pero morir con saña es un sufrimiento atroz. Pero no eran los látigos, o las espinas, o los clavos, ni mucho menos la cruz, sino la indiferencia de la humanidad que, sin querer queriendo, voltio para no mirar. Son muchos los que mueren en hospitales por quirófanos contaminados, por la falta de insumos médicos o personal mal remunerado que se ha tenido que ir del país.
Ayúdanos Señor a ser útiles y a la vez decididos para denunciar situaciones de muerte y de abandono. Oremos entonces, por quienes han muerto sin el apoyo debido y la soledad reinante, para que Dios los reciba en su eterna gloria. Amén.
Padrenuestro. Dios te salve María…
XIII estación: Bajan a Jesús de la Cruz. (Mt 27,57-59)
No era cualquier muerto. Era Jesús, el Mesías y solamente estaban su mamá y el discípulo más joven. Vino José de Arimatea y les ayudó con el entierro. Es que cuando nos visita la desgracia el amor sale por las ventanas y quedamos solos con nuestro propio dolor. Venezuela se ha quedado sola después de ser un país pujante y en desarrollo. Ahora con esta pandemia la cruz nos ha caído con mayor peso. Pero el Señor nos vuelve a repetir: yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos. (Mateo 28,20) No estamos solos, no estamos abandonados. Oremos por nuestra familia y en especial por las familias que tienen un enfermo con el virus para que sientan que Dios les acompaña y de nosotros debe brotar la fe y la necesidad de seguir orando. Porque familia que reza unida, permanece unida. Amén.
Padrenuestro. Dios te salve María…
XIV estación: Jesús es sepultado. (Lc 23,53-55)
El dolor no se acaba con la sepultura, ni mucho menos con los homenajes que se han. La muerte es dolorosa, como también es el morir en la indigencia y el abandono. Como no tener para comprar un cajón para el entierro o haber muerto por falta de medicinas. Jesús sufrió y nosotros también. Pero no podemos quedarnos sumergidos en el dolor, sino que desde ese dolor nos encaminamos a la gloria como el sepulcro fue para Cristo puerta para la resurrección.
Señor muchos andan contagiados y necesitan de nuestro apoyo y solidaridad. Nada de desprecios. Ayúdalos a superar y salir adelante. Amén.
Padrenuestro. Dios te salve María…
XV estación: Jesús resucita. (Mateo 28,6)
En el tiempo de dolor y el sufrimiento pensamos que todo es desgracia y que se tendrá un final fatal. Pero los caminos de Dios no son nuestros caminos y Dios desde el dolor actúa. Por eso Dios hizo un día tras otro. Él es capaz de cambiar el llanto en risa y la tristeza en alegría. Lo que hay que hace es no desmayar. Jesús fue a la cruz y siempre confió en el poder del Padre Dios. No es simplemente esperar hay que confiar, que implica fe y constancia.
Jesús vence la muerte y eso debe cambiar nuestros corazones fríos y miedosos. Debe transformar nuestra fe herida por la cruz en una fe de encuentro con los demás. Si estás contagiado anímate vas a salir de esto. Debes crecer en la esperanza y todo porque es más fácil creer que dudar. Vivirás como firme oportunidad a ser testigo del amor que resucitó a Cristo y en él a todos nosotros. Por eso Cristo vivo y nosotros en salida misionera. Amén.
Padrenuestro. Dios te salve María…
Con mucho amor para todos los que creemos en la vida y luchamos por ella.
Padre Marce Padre Marcelo. @padrerivas

2020 marzo 20


12 horas de adoración para este primer viernes de mes




1. Canto de entrada. (Iglesia peregrina o Mi pensamiento eres Tú)
2. Ritos iniciales
Momento de silencio. Ofrecer esta hora por….
Puede colocar música suave de fondo.
Encender una vela.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dios que se hizo pan de vida eterna este con todos ustedes.
Y con tu espíritu.
3. Acto penitencial
Para celebrar con amor y fe este momento de oración pidamos perdón. (Silencio)
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
4. Oración
Dios y Señor nuestro, Pan de eternidad. Te has quedado entre nosotros para danos vida. En esta hora de tantas necesidades, recurrimos a tu presencia para que nos liberes de toda pandemia, epidemia y enfermedad. Te lo pedimos con la presencia de la Santísima Virgen María, madre de Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
5. Lectura bíblica
(Filipenses 4,6-7) No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Palabra de Dios.
Terminada la lectura se canta tan cerca de mi.
Silencio para meditar lo leído….
Terminada la lectura se canta tan cerca de mi.
Silencio para meditar lo leído….
6. Se hace la lectura de la estación
Cada estación de hora en hora.
Te adoramos Cristo y te bendecimos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Se anuncia la estación y se lee lentamente – Se hace silencio.
Se reza Padrenuestro – Avemaría.

Estaciones del santo viacrucis

I estación: Jesús es condenado a muerte
Por nuestra fragilidad humana también estamos condenados a las enfermedades y peligros. Hoy, Señor, te pedimos que nos des la humildad para reconocernos débiles y buscar en tu amor la protección necesaria. Amén Padrenuestro. Dios te salve María…

II estación: Jesús carga con la Cruz. (Mc 15,16-20; Jn 19,17)
Hay cargas de cargas; la edad, la soledad, la incomprensión, la tristeza, la enfermedad… Jesús nos lleva ahí en esa cruz, pero debemos aligerar el peso. Tenemos que ayudarnos, No podemos permanecer de brazos cruzados. Frente a esta pandemia hay que actuar y la mejor manera es animando y ayudando a los demás. Señor danos la fuerza para proseguir el camino del encuentro, la unión y la reconciliación. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

III estación: Jesús cae por primera vez. (Mc 8,34-36)
Caer es fácil. Pero levantarse es grande. Caemos por debilidad, por tentación a la curiosidad y a la vanidad. Hoy estamos caídos en esta cuarentena y muchos están atrapados en las garras del virus. Te rogamos Señor por los enfermos, pero también por los que están caídos en el pecado y no se quieren levantar. Perdón Señor. Perdón. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

IV estación: Jesús encuentra a su Madre. (Exhort. Ap. Evangelii gaudium, 286) María, la Virgen, la madre nunca abandonó, al igual que tantos que en medio de la pobreza y el sufrimiento siguen adelante. Lo mismo en María, que sin palabras solamente con la mirada, lo dice todo. «No se turbe tu corazón… ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?» Y en su palabra encontramos: hagan lo que Él les diga (Juan 2, 3) Pidamos por las enfermeras quienes velan por nuestra salud y recuperación. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

V estación: Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la Cruz. (Lc 23,26)
No es fácil ayudar, para hacerlo hay que salir de sí mismo. Hoy, delante de esta situación, Señor, que seamos generosos, solidarios y desprendidos. Hay muchos que les hace falta una caricia, en especial hay que estimular a quienes lo ofrecen todo desde una emergencia o en el traslado de un enfermo en ambulancia. A ellos fortaleza y perseverancia. A todos danos entrañas de misericordia. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

VI estación: Una mujer limpia el rostro de Jesús. (Sal 26,8-9)
Hay muchos rostros marcados: la desigualdad, la explotación, la persecución, el que no recibe atención médica, el encarcelamiento injusto… Jesús también está marcado y es una mujer quien le seca su rostro. En esa mujer aprendemos a ayudarnos, a apoyarnos. Todos necesitamos consuelo y esa palabra de aliento. Bendice a las personas anónimas que dan ayuda por el enfermo o por el que sufre. Que nuestros centros de salud sean consagrados, en tu nombre, para que sean recintos de amor y servicio. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

VII estación: Jesús cae por segunda vez. (Is 53,3-5)
Caer es fácil. Pero levantarse es grande. Ahí está Jesús caído en la calle del abandono y de la soledad de tantos ancianos, que después de haberlo dado todo, ahora están arrinconados. Dales Señor tu fuerza para soportar el dolor y poder levantarse en el amor de la familia. Ayúdanos Señor, a no mirar para otro lado delante de esta pandemia, más bien que mi mano sirva para levantar a muchos. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

VIII estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén. (Lc 23,27-28)
No hay mayor consuelo que ser amados y en especial en situaciones difíciles. No nos podemos quedar en lamentaciones y maldiciones, más bien sepamos ofrecer lo bueno y lo malo. Te ofrecemos Señor esta cuarentena, que es por el bien de todos, para que sirva de fiel testimonio de tu amor en esa cruz que es rescate misericordioso. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

IX estación: Jesús cae por tercera vez. (1Pe 2,20-21)
Caer es fácil. Pero levantarse es grande. Todo camino trae dificultades y con la cruz a cuestas hace que caigamos. La vida comporta la salud y la enfermedad. Hoy el virus nos quiere aplastar, pero ahí está Jesús que mete su hombro y nos recuerda que todo el que está cansado y agobiado que venga a Él. Son muchos los hospitales y centros de salud desbastados por el abandono y la desidia, rogamos pues, para que des claridad de conciencia a los gobernantes para que modifiquen sus conductas. Óyenos Señor. Escúchanos Señor. Padrenuestro. Dios te salve María…

X estación: Jesús es despojado de sus vestidos. (Mateo 27,35 Jn 19,23-24b)
En la enfermedad se comprueba nuestra suprema debilidad y en la muerte se da a conocer. Vivimos aferrados a las cosas materiales. Enséñanos a ser pobres, como lo fuiste en la cruz. Pero déjame que te pida por los más pobres, los que no tienen lo indispensable, y en esta crisis son los que sufren de verdad. Da misericordia a los que tienen para que en medio de su abundancia puedan compartir dotando a los ambulatorios y dispensarios de caseríos y aldeas. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

XI estación: Jesús es crucificado. (Lc 23,33ª.34ª)
Esa forma de morir era la peor, propia para un malhechor. Jesús muere así, pero sin antes decir: Padre, perdónales porque no saben lo que hacen. Ellos lo condenaban y Él los perdonaba. Hoy también elevamos una súplica a Dios por tantos hacinados en centros psiquiátricos y en cárceles muriendo de paludismo, tuberculosis y ahora con el virus serán blanco de desgracia y de más muerte. Nosotros no nos podemos quedar en simples reclamos, hay que visitarlos, ayudarlos porque de ellos es el reino de los cielos. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

XII estación: Jesús muere en la Cruz. Lucas 23,26-56
Morir nos toca a todos, pero morir con saña es un sufrimiento atroz. Pero no eran los látigos, o las espinas, o los clavos, ni mucho menos la cruz, sino la indiferencia de la humanidad que, sin querer queriendo, voltio para no mirar. Son muchos los que mueren en hospitales por quirófanos contaminados, por la falta de insumos médicos o personal mal remunerado que se ha tenido que ir del país. Ayúdanos Señor a ser útiles y a la vez decididos para denunciar situaciones de muerte y de abandono. Oremos entonces, por quienes han muerto sin el apoyo debido y la soledad reinante, para que Dios los reciba en su eterna gloria. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

XIII estación: Bajan a Jesús de la Cruz. (Mt 27,57-59)
No era cualquier muerto. Era Jesús, el Mesías y solamente estaban su mamá y el discípulo más joven. Vino José de Arimatea y les ayudó con el entierro. Es que cuando nos visita la desgracia el amor sale por las ventanas y quedamos solos con nuestro propio dolor. Venezuela se ha quedado sola después de ser un país pujante y en desarrollo. Ahora con esta pandemia la cruz nos ha caído con mayor peso. Pero el Señor nos vuelve a repetir: yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos. (Mateo 28,20) No estamos solos, no estamos abandonados. Oremos por nuestra familia y en especial por las familias que tienen un enfermo con el virus para que sientan que Dios les acompaña y de nosotros debe brotar la fe y la necesidad de seguir orando. Porque familia que reza unida, permanece unida. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

XIV estación: Jesús es sepultado. (Lc 23,53-55)
El dolor no se acaba con la sepultura, ni mucho menos con los homenajes que se ofrecen. La muerte es dolorosa, como también es el morir en la indigencia y el abandono. No tener para comprar un cajón para el entierro o haber muerto por falta de medicinas. Jesús sufrió y nosotros también. Pero no podemos quedarnos sumergidos en el dolor, sino que desde ese dolor nos encaminamos a la gloria como el sepulcro fue para Cristo puerta para la resurrección. Señor muchos andan contagiados y necesitan de nuestro apoyo y solidaridad. Nada de desprecios. Ayúdalos a superar y salir adelante. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María.

XV estación: Jesús resucita. (Mateo 28,6)
En el tiempo de dolor y el sufrimiento pensamos que todo es desgracia y que se tendrá un final fatal. Pero los caminos de Dios no son nuestros caminos y Dios desde el dolor actúa. Por eso Dios hizo un día tras otro. Él es capaz de cambiar el llanto en risa y la tristeza en alegría. Lo que hay que hacer es no desmayar. Jesús fue a la cruz y siempre confió en el poder del Padre Dios. No es simplemente esperar, hay que confiar, que implica fe y constancia.

Jesús vence la muerte y eso debe cambiar nuestros corazones fríos y miedosos. Debe transformar nuestra fe herida por la cruz, en una fe de encuentro con los demás. Si estás contagiado anímate vas a salir de esto. Debes crecer en la esperanza y todo porque es más fácil creer que dudar. Vivirás como firme oportunidad a ser testigo del amor que resucitó a Cristo y en l a todos nosotros. Por eso Cristo vivo y nosotros en salida misionera. Amén. Padrenuestro. Dios te salve María…

Con mucho amor para todos los que creemos en la vida y luchamos por ella.
Padre Marcelo. @padrerivas


2020 marzo 30