| ADVIENTO | |
| CAMINO 
        DE BELEN  | |
| María 
        estaba desposada, es decir, que la familia, desde muy niña, la 
        habían comprometido en matrimonio con José. Ellos fueron 
        creciendo con esa idea. María decía: yo seré la esposa 
        de José y José repetía: ¿Cuándo será 
        ese día? |  | 
| Para 
        Dios nada es imposible por eso los padres de María, Don Joaquín 
        y Doña Ana educaron a su hija en el respeto y amor a Dios. En el 
        corazón de la niña María nacía, cada día 
        más, ese amor a tal punto que un día Dios le mandó 
        al Ángel Gabriel para que le explicara el plan de la salvación. | |
| El 
        Ángel se le presentó y le dijo: No temas María, pues 
        Dios ha encontrado en ti mucha gracia y por eso te ha escogido como la 
        madre del salvador del mundo.  María no entendía y con mucho asombro preguntó ¿Cómo sucederá pues no estoy casada con José? El Ángel sonriendo le dijo: Tranquila. Ya estás embarazada y darás a luz un hijo que le pondrás por nombre Jesús, el salvador. María llena de fe y esperanza contestó: Hágase en mí según tu palabra. Si acepto. Y el Ángel se fue corriendo a comunicarle la respuesta a Dios. | |
| José al saberlo menos lo entendía, pero Dios le explicó y él con afecto y obediencia hizo lo necesario. | |
| Los 
        días fueron pasando y María fue donde su prima Isabel. Ella 
        al ver a María se le agregó tanto que hizo mover a su hijo, 
        Juan el bautista, que tenía en su vientre. Las dos se llenaron 
        del favor de Dios y ayudándose empezaron a tejer escarpines y a 
        preparar los pañales. | |
| Llegaron 
        los días y le tocó, a la familia, ir a Belén a inscribirse 
        en el censo y cuando llegaron a María le dieron los dolores de 
        parto y allí, en un pesebre, lugar donde comen los animales, pues 
        no había más sitio, dio a luz a Jesús, su hijo primogénito. 
        Es decir su primer y único hijo. | |
| Allí 
        en aquella multitud de gente nació Jesús en la soledad y 
        el calor humano. Fueron testigos la mula y el buey. Para que más 
        tarde una estrella anunciara a los pastores la llegada del Niño 
        Dios. Estos pastores eran tan pobres que ofrecieron lo que tenían: 
        sus ovejas, sus largas noches de cuido y su humilde vida en homenaje al 
        Dios humano que venía a salvar. | |