| Oh María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, a Ti 
        confiamos la causa de la vida: mira, Madre, el número inmenso de 
        niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil 
        vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de 
        ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta 
        piedad.
 Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los 
        hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
 Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría 
        de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía 
        de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto 
        con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la 
        verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de 
        la vida. Amen
 
 |