Miércoles Santo
          Monición de entrada: Recordamos la triste historia de uno que 
          fue Apóstol de Cristo: Judas. Así lo cuenta San Mateo 
          en su evangelio: Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver 
          a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me dan 
          si les entrego a Jesús?". Ellos quedaron en darle treinta 
          monedas de plata. Y desde ese momento, andaba buscando una oportunidad 
          para entregárselo. Traicionado por los suyos, mal interpretado, 
          injuriado, calumniado. ¡Qué doloroso es ver que lo abandonan 
          sus amigos, que es objeto de burlas soeces, que sufre golpes, malos 
          tratos, despojos! ¡Qué heridas le causan en el alma la 
          tristeza, el tedio, el miedo y las vejaciones! La misericordia y la 
          ternura de Dios son eternas. Tanto amó Dios al mundo que entregó 
          a su propio Hijo. Por la pasión y la cruz de Jesucristo tenemos 
          el perdón y el consuelo de Dios. La traición de Judas, 
          y las negaciones de Pedro, nos ponen en alerta para vigilar y estar 
          firmes en la fe que nos exige confesar a Jesucristo en nuestra vida 
          con obras y palabras.
         
        Oración Colecta
          Padre misericordioso, que para librarnos del poder del enemigo quisiste 
          que tu Hijo sufriera el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar 
          la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo… 
          Amén.
        Primera Lectura. 
          No he sustraído mi rostro a los insultos y salivazos. Lectura 
          del libro del profeta Isaías 50, 4-9ª En aquel entonces 
          dijo Isaías: 
          El Señor me ha dado una lengua de discípulo para que sepa 
          sostener con mi palabra al cansado. Cada mañana me despierta 
          el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor 
          me ha abierto el oído, y yo no me he resistido ni me he echado 
          atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, mis mejillas 
          a los que tiraban mi barba; no oculté la cara ante los insultos 
          y salivazos. El Señor me ayuda, por eso soportaba las ofensas, 
          por eso endurecí mi cara como una piedra, sabiendo que no quedaría 
          defraudado. Mi defensor está cerca, ¿quién me denunciará? 
          ¡Comparezcamos juntos! ¿Quién me va a acusar? ¡Que 
          venga a decírmelo! Sepan que el Señor me ayuda: ¿Quién 
          me condenará? Palabra de Dios.
        Salmo 68, Por tu 
          bondad, Señor, socórreme.
          Por ti sufro el insulto y la vergüenza cubre mi rostro. Soy un 
          extranjero para mis hermanos, un extraño para los hijos de mi 
          madre. Me desvelo por defender tu templo, y el insulto de los que te 
          insultan cae sobre mí. Por tu bondad, Señor, socórreme.
        Los insultos me 
          han roto el corazón y casi muero; espero compasión, y 
          no la hay; consoladores, y no los encuentro. Me pusieron veneno en la 
          comida, me dieron a beber vinagre para mi sed. Por tu bondad, Señor, 
          socórreme.
        Yo alabaré 
          el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza dándole 
          gracias. Véanlo ustedes, los humildes, y alégrense, recobren 
          el ánimo los que buscan a Dios. Porque el Señor escucha 
          a los necesitados, y no rechaza a sus cautivos. Por tu bondad, Señor, 
          socórreme.
        
          Evangelio. ¡Ay de aquél por quien el Hijo del hombre va 
          a ser entregado! Lectura del santo Evangelio según san Mateo 
          26, 14-25 En aquel tiempo, uno de los Doce, el llamado Judas Iscariote, 
          fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: ¿Qué me dan 
          si les entrego a Jesús? Ellos le ofrecieron treinta monedas de 
          plata. Y desde ese momento buscaba la oportunidad para entregarlo El 
          primer día de la fiesta de los panes sin levadura, los discípulos 
          se acercaron a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres 
          que te preparemos la cena de pascua?
          El respondió: Vayan a la ciudad, a casa de Fulano, y díganle: 
          “El Maestro dice: Se acerca el momento, y quiero celebrar la pascua 
          en tu casa con mis discípulos” Ellos hicieron lo que Jesús 
          les había ordenado y prepararon la cena de pascua. Al atardecer, 
          se puso a la mesa con los Doce, y mientras cenaban les dijo: Les aseguro 
          que uno de ustedes me va a entregar. Muy entristecidos, se pusieron 
          a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo, Señor? Jesús 
          respondió: El que come en el mismo plato que yo, ése me 
          entregará. El Hijo del hombre se va, tal como está escrito 
          de él; pero ¡ay de aquél que entrega al Hijo del 
          hombre! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!» 
          Entonces preguntó Judas, el traidor: ¿Soy yo acaso, maestro? 
          Y Jesús le respondió: Tú lo has dicho. 
        Oración de 
          los Fieles
          Celebrante:
          Pongamos, hermanos y hermanas, nuestra mirada en Jesús, elevado 
          en la cruz para que todos los que crean en él tengan vida eterna, 
          y oremos al Señor los unos por los otros: Respondemos a cada 
          petición: Señor, ten piedad.
        Para que el Señor, 
          que fue entregado a sus enemigos por nosotros, tenga misericordia de 
          aquéllos que, como Judas, lo han traicionado y abandonado, roguemos 
          al Señor. Señor, ten piedad.
        Para que el Señor, 
          que con su sangre preciosa limpió los pecados del mundo, se muestre 
          ante el Padre amigo y defensor de todos los seres humanos, roguemos 
          al Señor. Señor, ten piedad.
        Para que los pobres, 
          los agobiados, los desesperanzados y todos los que con sus sufrimientos 
          participan de la cruz de Cristo encuentren consuelo en la pasión 
          del Señor, roguemos al Señor. Señor, ten piedad.
        Para que cuantos 
          por el bautismo hemos sido sumergidos en la muerte de Cristo participemos 
          también de su resurrección, roguemos al Señor.
          Señor, ten piedad.
        Celebrante:
          Dios todopoderoso y eterno, que has querido salvar al mundo con la muerte 
          de tu Hijo, concede a quienes recordamos con amor su pasión gloriosa 
          obtener los dones que te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
          Amén.
        
        Prefacio. La victoria 
          de la pasión
          El Señor esté con ustedes.
          Y con tu espíritu.
          Levantemos el corazón.
          Lo tenemos levantado hacia el Señor.
          Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
          Es justo y necesario.
          En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, 
          darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios 
          todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque se acerca 
          ya los días santos de la pasión salvadora y la gloriosa 
          resurrección de Jesucristo nuestro Señor, en los que celebramos 
          su triunfo sobre la soberbia del demonio y recordamos el misterio de 
          nuestra redención. Por eso, los ángeles te cantan con 
          júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces cantando humildemente 
          tu alabanza: Santo, Santo, Santo 
        Cordero de Dios
          Comunión
          Canto…
        Procesión:
          Toda procesión es una manifestación de la fe pública 
          y una manera de dar testimonio del amor a Dios y la presencia en la 
          Iglesia. Para ello la Comisión describe el recorrido y lo motiva.
          Estaciones:
          • Motivación: No podemos estar ausentes de la religiosidad 
          popular, pues en cada sacrificio está la presencia de Dios que 
          se ha hecho familia y tradición. Por eso, en esta Semana Santa 
          queremos cumplir nuestra promesa al Nazareno.
        Por la señal, 
          de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, 
          Dios nuestro. 
          En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
          ACTO DE CONTRICCIÓN
          Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, 
          Padre y redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, 
          y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón 
          de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme 
          con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo 
          firmemente nunca más pecar, confesarme, y cumplir la penitencia 
          que me fuere impuesta. Amén.
        Recorrido… 
          Se va cantando.
          1. Estación: Dios bendice a los de mayor edad. En un sitio arreglado 
          y embellecido, con suficiente luz se colocan ancianos y personas de 
          mayor edad.
          Lectura bíblica. Del libro de Job.
          «Al atardecer se levantará para ti una especie de luz meridiana, 
          y cuando creyeres que estás acabado, te levantarás cual 
          estrella matinal. Estará lleno de confianza por la esperanza 
          que te aguarda.
          Reflexión: SER ANCIANO implica haber vivido una prolongada existencia, 
          encontrarse al final de un largo viaje, quizá demasiado cansado. 
          La ancianidad es también tiempo de despedidas. Las cosas y los 
          afanes le van dejando a uno. También la gente querida que ha 
          partido antes que nosotros. Pero no se puede olvidar que la ancianidad 
          pertenece todavía al tiempo del peregrinaje terreno. Es, por 
          tanto, tiempo de prueba, tiempo de hacer el bien, tiempo de labrar nuestro 
          destino eterno, tiempo de siembra. No puede concebirse la vejez como 
          una época fácil de nuestra vida. 
          El hombre fue creado para vivir, y no para envejecer o morir.
          La debilidad inherente a la vejez ayuda a despojarse de todo vano afán, 
          de toda estúpida soberbia. 
          La ancianidad es tiempo de recoger frutos y tiempo de siembra. 
          También la ancianidad está bajo la mano providente y amorosa 
          de nuestro Padre Dios.
          Los ancianos constituyen en realidad una parte importante del tesoro 
          humano y sobrenatural de la humanidad entera.
          Es la vejez tiempo de sufrimiento, tiempo de santidad, tiempo de hacer 
          el bien. Es la vejez, también, tiempo de despedida; y en las 
          despedidas se suelen decir las cosas más importantes.
          Recorrido…
        2. Estación. 
          Los niños son lo primero.
          .Lectura bíblica de San Marcos
          "Dejad que los niños se acerquen a mí, y no se lo 
          impidáis, porque de éstos es el Reino de Dios. En verdad 
          os digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará 
          en él. Y abrazándolos, los bendecía imponiéndoles 
          las manos"
        Si nuestro Papa 
          tiene alguna debilidad, ésta son los niños. Es incapaz 
          de pasar ante un niño sin detenerse. Su corazón no se 
          lo permite. Son siempre ellos (y los que sufren) los que le arrancan 
          las más tiernas y delicadas caricias, las más conmovedoras 
          palabras y gestos. Posee una capacidad extraordinaria de sintonizar 
          de inmediato con esas almas casi sin estrenar. Y esto es una prueba 
          de que realmente Juan Pablo II aún tiene alma de niño.
        Hace unos años 
          él mismo definía así a sus preferidos: “Son 
          la sonrisa del cielo confiada a la tierra. Son las verdaderas joyas 
          de la familia y de la sociedad. Son la delicia de la Iglesia. Son como 
          los “lirios del campo”, de los que Jesús decía 
          que “ni Salomón, con toda su gloria, se vestía como 
          uno de ellos”. Son los predilectos de Jesús, y la Iglesia 
          y el Papa no pueden no sentir vibrar por ellos, en el propio corazón, 
          los sentimientos del corazón de Cristo”.
        Sonrisa del cielo 
          que tantas veces se apaga y sofoca en nuestra tierra cuando se maltrata, 
          se corrompe, se utiliza o se asesina a un niño. Joyas de la familia 
          y de la sociedad que en no pocas ocasiones se ven tiradas y abandonadas 
          por los senderos y calles de este mundo. Lirios del campo pero manchados, 
          pisoteados y truncados sin escrúpulo en tantos lugares del planeta.
        El Papa ama entrañablemente 
          a los niños. 
        • LOS HIJOS 
          INFINITOS 
          Andrés Eloy Blanco 
        Cuando se tiene 
          un hijo, 
          se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera, 
          se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga 
          y al del coche que empuja la institutriz inglesa 
          y al niño gringo que carga la criolla 
          y al niño blanco que carga la negra 
          y al niño indio que carga la india 
          y al niño negro que carga la tierra. 
        Cuando se tiene 
          un hijo, se tienen tantos niños 
          que la calle se llena 
          y la plaza y el puente 
          y el mercado y la iglesia 
          y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle 
          y el coche lo atropella 
          y cuando se asoma al balcón 
          y cuando se arrima a la alberca; 
          y cuando un niño grita, no sabemos 
          si lo nuestro es el grito o es el niño, 
          y si le sangran y se queja, 
          por el momento no sabríamos 
          si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra. 
        Cuando se tiene 
          un hijo, es nuestro el niño 
          que acompaña a la ciega 
          y las Meninas y la misma enana 
          y el Príncipe de Francia y su Princesa 
          y el que tiene San Antonio en los brazos 
          y el que tiene la Coromoto en las piernas. 
          Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala, 
          todo llanto nos crispa, venga de donde venga. 
          Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro 
          y el corazón afuera. 
          Y cuando se tienen dos hijos 
          se tienen todos los hijos de la tierra, 
          los millones de hijos con que las tierras lloran, 
          con que las madres ríen, con que los mundos sueñan, 
          los que Paul Fort quería con las manos unidas 
          para que el mundo fuera la canción de una rueda, 
          los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño, 
          quiere con Dios adentro y las tripas afuera, 
          los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima 
          entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra, 
          porque basta para que salga toda la luz de un niño 
          una rendija china o una mirada japonesa. 
        Cuando se tienen 
          dos hijos 
          se tiene todo el miedo del planeta, 
          todo el miedo a los hombres luminosos 
          que quieren asesinar la luz y arriar las velas 
          y ensangrentar las pelotas de goma 
          y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda. 
          Cuando se tienen dos hijos 
          se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas, 
          
          toda la angustia y toda la esperanza, 
          la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega, 
          si el modo de llorar del universo 
          el modo de alumbrar de las estrellas.
        
          Recorrido…
        3. Estación. 
          La juventud divino tesoro.
          Lectura bíblica. Mateo 19:16-22 
          “Sucedió que un joven se acercó a Jesús y 
          le preguntó: --Maestro, ¿qué de bueno tengo que 
          hacer para obtener la vida eterna? 
          ¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? --respondió 
          Jesús--. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en 
          la vida, obedece los mandamientos ¿Cuáles? --preguntó 
          el hombre. Contestó Jesús: --'No mates, no cometas adulterio, 
          no robes, no des falso testimonio honra a tu padre y a tu madre. Todos 
          ésos los he cumplido --dijo el joven--. ¿Qué más 
          me falta? Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo 
          a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. 
          Cuando el joven oyó esto, se fue triste porque tenía muchas 
          riquezas”
          El papa Juan Pablo II repite constantemente: Atrévanse a ser 
          grandes.
          • A ser operador de la paz. El mundo necesita hombres y mujeres 
          de paz.
          • Eduquen la conciencia con la convicción de que Dios es 
          el fundamento de todos los valores.
          • Profundicen en la injusticia y el sufrimiento cuanto antes. 
          Además, esto te llevará a una plena realización, 
          a la felicidad, y sobre todo, al encuentro de Dios.
          • Desarrollen en cada uno la virtud de la fortaleza. 
          • No se quejen de todo: carencias, necesidades, propósitos 
          no cumplidos, ni te detengas ante las dificultades, aprende a valerte 
          por ti mismo y a trabajar con empeño por alcanzar tus propias 
          metas. 
          • Tengan firmeza heroica que tanto falta a los hombres de hoy.
          • Sean valientes.
          • Recuerden que cada joven va en busca de un sueño. Que 
          los tuyos sean grandes, anchos e infinitos.
          • Constrúyanse desde dentro: con esfuerzo, con perseverancia 
          y paciencia. Queridísimos jóvenes !atrévanse a 
          ser grandes!
        Recorrido…
        4 Estación: 
          Matrimonio lugar de la felicidad y la alegría.
          El libro del Génesis enseña que Dios creó al hombre 
          varón y mujer, con el encargo de procrear y multiplicarse: «Hombre 
          y mujer los creó, y los bendijo Dios, diciéndoles: Procread 
          y multiplicaos, y llenad la tierra» Entonces instituye Dios el 
          matrimonio, y lo instituye -como fin principal-¬ para tener hijos 
          y educarlos; como fin secundario, para que los esposos se ayuden entre 
          sí: porque «no es bueno que el hombre esté solo, 
          vaya hacerle una ayuda semejante a él» 
          En consecuencia, el matrimonio es algo sagrado por su misma naturaleza, 
          y los esposos son colaboradores de Dios participando del poder divino 
          de dar la vida, al preparar el cuerpo de los nuevos seres en el que 
          Dios infunde el alma creada a su imagen y semejanza, destinados a darle 
          gloria y a gozar de El en el Cielo.
        • Jesucristo 
          elevó a la dignidad de sacramento el matrimonio instituido al 
          comienzo de la humanidad. El matrimonio entre cristianos es imagen de 
          la unión de Jesucristo y su esposa la Iglesia. La tradición 
          cristiana ha visto la presencia de Jesús en las bodas de Caná 
          como una confirmación del valor divino del matrimonio.
        Por tanto, entre 
          cristianos, sólo hay un verdadero matrimonio: el que Jesucristo 
          santificó y elevó a la dignidad de sacramento. Por eso, 
          ningún católico puede contraer el llamado «matrimonio 
          civil»; tal unión no sería válida, ya que 
          no tiene más valor que el de una simple ceremonia legal ante 
          el Estado. Entre católicos sólo es válido el matrimonio-sacramento 
          contraído en la Iglesia.
        
          • El matrimonio, tanto en la condición de institución 
          natural como en la de sacramento cristiano, está revestido de 
          dos propiedades esenciales: la unidad y la indisolubilidad.
          Unidad quiere decir que el matrimonio es unión de un solo hombre 
          con una sola mujer: «Dejará el hombre a su padre y a su 
          madre, y se adherirá a su mujer, y vendrán a ser los dos 
          una sola carne» (Gen 2, 24).
          Indisolubilidad quiere decir que el vínculo conyugal no puede 
          desatarse jamás: «Lo que Dios unió no lo separe 
          el hombre», dice el Evangelio (Mt 19, 6; 5, 32; Lc 16, 18). El 
          divorcio, pues, está prohibido. Dios ha querido que esto fuese 
          así por varias razones: por el bien de los hijos; por el bien, 
          la felicidad y seguridad de los esposos, que desaparece cuando el divorcio 
          se introduce en una sociedad; por el bien de toda la sociedad humana, 
          pues la humanidad se compone de familias, y cuanto más sólidas 
          y estables sean éstas, mayor será el orden y el bienestar 
          de la sociedad y de los individuos.
        Recorrido…
        5ta estación: 
          En toda comunidad está Dios
          Lectura bíblica
          Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 42-47
          Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los 
          apóstoles, en la vida común, en la fracción del 
          pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos 
          prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. 
          Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en 
          común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían 
          entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían 
          al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las 
          casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de 
          todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo, y día 
          tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban 
          salvando.
          Para ello:
          1. Una Iglesia – comunidad de la celebración.
          Todo debe estar centrado en la Eucaristía. Sin ella nada. En 
          ella todo. Por eso el domingo es el gran encuentro. No participar. Reducirla 
          a simple misa de muertos y verla como mero cumplimiento es matarla y 
          secarnos por dentro. Hay que vivirla profundamente. 
        2. Una Iglesia – 
          Comunidad del encuentro.
          No podemos vivir como islas o mendingando una misita por un curita que 
          nada tiene que hacer. Se hace necesario que nos encontremos. Nuestra 
          Comunidad tiene un centro parroquial “Santa Ana” tiene sectores 
          y además, Comunidades: el Peñón, la Villa, Gran 
          Mariscal… hasta ahora definidos. Todos necesitamos intercambiar 
          y participar, es decir, fusionarnos para poder entender el ritmo de 
          lo sagrado y el compromiso cristiano de cada uno.
        3. Una Iglesia – 
          Comunidad de la Formación
          Nadie nace aprendido o todo lo conocemos. Por el contrario, necesitamos 
          formarnos para poder comprender, practicar y llevar adelante la evangelización.
        4. Una Iglesia – 
          Comunidad de la Caridad
          Las comunidades sin caridad son comunidades muertas y sin espíritu 
          de Dios. Necesitamos conocer los síntomas de la pobreza y la 
          enfermedad de nuestra gente
        
          Recorrido….
        6ta Estación. 
          Derechos para todos y deberes también.
          Lectura bíblica. Salmo 16
          “No eres más santo cuando te alaban, ni más vil 
          si te desprecian. Lo que eres, eso eres: ni se puede decir más 
          de ti de lo que Dios sabe que eres. Si miras lo que eres dentro de ti, 
          no tendrás cuidado de lo que de fuera hablan de ti. El hombre 
          ve lo de fuera; Dios el corazón” 
        • Juan Pablo 
          II afirma que una de las más grandes debilidades de la civilización 
          actual es nuestra inadecuada visión sobre el ser humano, lo que 
          trae como consecuencia el hecho de que la nuestra sea la época 
          de las más hondas angustias de los hombres y de las mujeres respecto 
          a su identidad y destino.
        • Los obispos 
          latinoamericanos, por su parte, dicen: “Compartimos con nuestro 
          pueblo las angustias que brotan de la falta de respeto a su dignidad 
          como ser humano, imagen y semejanza del Creador, y a sus derechos inalienables 
          como hijos de Dios” 
        
          • Entre todas las criaturas de la tierra, sólo el ser humano 
          es persona, sujeto consciente y libre, y, precisamente por eso, es a 
          la vez el centro y lo más alto de todo lo que existe sobre la 
          tierra. La Iglesia conoce, gracias al Evangelio, la verdad sobre el 
          hombre, y no cesa de profundizar y de comunicar la afirmación 
          primordial de que el hombre y la mujer son creados directamente por 
          Dios, a su imagen y semejanza.
        • Al hacer 
          el mundo, Dios creó al ser humano para que participara en esa 
          comunidad divina de amor... El hombre, eternamente ideado y eternamente 
          elegido en Jesucristo, debía realizarse como imagen creada de 
          Dios, reflejando el misterio divino de comunión en si mismo y 
          en la convivencia con sus hermanos y hermanas. Sobre la tierra debía 
          tener, así, el hogar de su felicidad, no un campo de batalla.
        • Por todo 
          lo visto, podemos afirmar tajantemente que el ser humano es siempre 
          un valor en sí mismo y por sí mismo, y como tal exige 
          ser considerado y tratado. Y al contrario, jamás puede ser tratado 
          y considerado como un objeto utilizable, un instrumento, una cosa. La 
          dignidad personal constituye el fundamento de la igualdad de todos los 
          hombres entre sí. 
        • La dignidad 
          personal es el bien más precioso que el hombre posee, gracias 
          al cual supera en valor a todo el mundo material. Las palabras de Jesús: 
          “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, 
          si después pierde su alma?” contienen una luminosa y estimulante 
          afirmación antropológica: el hombre vale no por lo que 
          tiene-aunque poseyera el mundo entero- sino por lo que es. No cuentan 
          tanto los bienes de la tierra, cuanto el bien de la persona, el bien 
          que es la persona misma.
        Recorrido…
          7ma. Estación
          Lectura Bíblica. Mateo 26,26-28
          “Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, 
          lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: 
          Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Y tomando el cáliz y dando 
          gracias, se lo dio, diciendo: Bebed de él todos, que ésta 
          es mi sangre del Nuevo Testamento, que ser derramada por muchos para 
          remisión de los pecados”
        • Jesús 
          vino a la tierra para que tuviéramos vida sobrenatural, que comienza 
          con el bautismo y se perfecciona con la Confirmación. Para conservarla 
          y aumentarla, instituyó el sacramento de la Eucaristía. 
          La Eucaristía es el sacramento más grande porque contiene 
          al mismo Jesucristo, autor de la gracia que nos confieren los demás 
          sacramentos.
        • La Eucaristía 
          es un misterio de amor divino. Este misterio se entiende un poco con 
          el corazón, porque es fruto del Amor del Señor hacia nosotros. 
          Se tenía que ir, pero quería quedarse, y lo que para los 
          hombres es imposible, lo pudo hacer Dios: el Señor se quedó 
          realmente presente en la Eucaristía con su Cuerpo, Sangre, Alma 
          y Divini¬dad 12. En la Eucaristía se contiene el verdadero 
          Cuerpo de Jesucristo, el mismo que nació de la Virgen y que está 
          sentado a la diestra de Dios Padre. Desde el principio, los cristianos 
          creyeron en esta verdad.
        • Cristo está 
          presente en cada Misa. “Este es mi cuerpo. Esta es mi sangre. 
          Las palabras de la Consagración, que el sacerdote pronuncia, 
          hacen posible esa presencia de Cristo. Es un milagro muy grande, que 
          la razón humana no alcanza a compren¬der, fruto de la Omnipotencia 
          divina que todo lo puede.
        - El Jueves Santo, 
          en que celebramos la institución de la Eucaristía y especialmente 
          del Sacrificio de la Misa.
          - La fiesta del Corpus Christi, que celebra la presencia real de Jesucristo, 
          y el Santísimo es llevado en solemne procesión por las 
          calles de la ciudad.
          - Las Bendiciones con el Santísimo, donde nos arrodillamos en 
          señal de adoración y el sacerdote nos bendice con la Hostia 
          consagrada.
          - Las Exposiciones y Velas al Santísimo, como en la noche anterior 
          al primer Viernes. 
          - Las visitas al Sagrario por parte de los fieles. 
          - Las oraciones que recitamos: comuniones espirituales; Adoro Te de¬vote; 
          actos de fe en la presencia real; oraciones para antes y después 
          de comulgar; etc.
          - El cuidado por ofrecer a Jesús en el Sagrario lo mejor: vasos 
          sagrados y sagrarios ricos; limpieza; en el mejor lugar, bien visible, 
          etc.; y sobre todo la actitud de respeto y adoración: arrodillarse 
          al pasar por delante de un Sagrario; acudir con frecuencia -físicamente 
          o con el pensamiento y deseo- al Sagrario; acordarse al pasar por delante 
          de una iglesia; etc.