Principal
[VER Columnas 2010 ]
[VER Columnas 2009 ]
[VER Columnas 2008 ]

 

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

 

La Navidad toca nuestra puerta

“Aquel pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz” (Isaías 9,2) Luz que desde la altura del amor de Dios se puede contemplar y por eso en esta Navidad como todos los años conmemoramos el día en que vino la luz al mundo. Por otro lado, el Evangelio de San Lucas relata cómo el día en que nació Jesús unos pastores se encontraban en el campo cuidando a sus ovejas, era de noche (Lucas 2,14)

Aquí nada es simple coincidencia, menos en la Sagrada Escritura. De ahí que la tengamos que leer con el mismo espíritu con que fue escrita. Desde la oscuridad, que es una verdad, pues el mundo estaba en tinieblas, que no es otra cosa que la presencia del pecado. Sin embargo, en aquel momento "se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz", es decir, les fue develado el misterio de la Luz al anunciarles el nacimiento del Salvador, la "Luz del mundo". Pero, ¿qué implica exactamente para el Pueblo de Israel este nacimiento? ¿Qué implica para nosotros los cristianos hoy?

Al llegar el Salvador, Cristo Jesús, se hace realidad la esperanza del Pueblo elegido, lo que habían esperado por siglos: la Reconciliación. Un pueblo que se encontraba en tinieblas durante tantos siglos finalmente recibe la Luz verdadera. Es aquella Luz la que conduce a los hombres hacia Dios y les da la vida verdadera y la felicidad auténtica. Entonces, no es una luz cualquiera, nada de eso, es la luz que vence toda tiniebla, toda desesperanza y todo pecado.

Podemos decir sin complejos y con mucho orgullo cristiano: el nacimiento del Mesías Dios es glorificado en el cielo, pues Dios mismo con este acto de amor supremo "glorifica su nombre" y deja entrever su poder, su infinita misericordia y su fidelidad. Por ello los ángeles cantan: Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.

Debemos pues, encender esa luz reveladora del amor de Dios. No llevarla, no encenderla es no querer la salvación. A través de esa luz, Cristo Jesús, se nos revela el camino que nos lleva a la plenitud de nuestra humanidad. Si no se reconoce que Dios se hizo hombre, ¿qué sentido tiene festejar la Navidad? La celebración es vacía. Entonces, dejarnos iluminar por esa luz, es sentir y saber que la evangelización es una alegre participación en un testimonio del amor más grande de Dios para con cada uno de nosotros. Todso llamados a comunicar este hermoso regalo de amor. Testimoniar con la vida lo que Dios nos entrega en cumplimiento de su promesa.

La Navidad no es simple tiempo bonito para dar recibir regalos. Claro no hay que negar que es tiempo de solidaridad. Pero sin quedarse en el interés comercial o materialista. Hay que luchar por convencernos y hacer ver que la Navidad es Jesús. Debemos anunciar con alegría que es en Navidad cuando se recibe el regalo más grande de Dios a la humanidad: su Hijo Unigénito.

Al tocar nuestra puerta la Navidad no es simple abrir y ya. No. Es saber que viene a todos y de forma especial a los de buena voluntad. Seamos realistas, sabemos que somos muchos los que vivimos apartados del amor de Dios y al estar enredados en otras cosas no caemos en la cuenta de su llegada. Es para los de buena voluntad en los hombres y mujeres que viven dentro de los planes de Dios. No es simple abrir al mejor estilo de la canción. Es transformarse en hombres de Dios.

Avancemos, no es solamente a hombres de Buena voluntad, sino a hombres de paz. Sin la paz no habrá justicia, por tanto, se hace necesaria una reconciliación. Capacidad para dejar lo torcido, lo malo, lo injusto y encaminarse a lo recto y pleno. Es como dejar, al mejor estilo de los pastores, que esa humildad conduzca hasta la cueva y se haga realidad el encuentro con Dios.

Somos muchos que creemos que la oscuridad prevalece. Y no es cierto. Dios ha vencido las tinieblas y se ha revelado a todos. Nos toca a cada uno ver, en este tiempo de Navidad, ese privilegio muy especial para renovarnos en el propósito de dejar que el Niño Jesús nazca y crezca en nuestro corazón. Se hace necesario hacer silencio interior para poderlo contemplar en ese pesebre lleno de amor y familiaridad.

 

Danos Señor el silencio que nos permite adorarlo.

Danos Señor tu luz para reflejarlo.

Y danos tu a mor para amarnos y amar siempre. Amén.

 

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

22/dic


“Aconteció que, mientras ellos estaban allí, se cumplieron los días de
su alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito. Le envolvió en
pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos
en el mesón” Lucas 2,6-7)

Dime que te cuento y te diré que aprendes


Padre Marcelo Rivas Sánchez
www.diosbendice.org


Pesebre lugar del amor de Dios

    No puede ser simple historia de un acontecimiento lejano. No es
cuento que se pierde en las noches de fabulas cuando nuestra madre nos
quería dormir. Mucho menos repetición para olvidar las tristezas de la
vida. Aquel pesebre (Lucas 2,6-7) “Aconteció que, mientras ellos
estaban allí, se cumplieron los días de su alumbramiento, y dio a luz
a su hijo primogénito. Le envolvió en pañales, y le acostó en un
pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” Es tan cierto y
tan maravilloso que, de seguro, despierta en cada uno admiración,
misterio e incluso un silencio que hace enmudecer a los más
parlanchines.

    En el pesebre encontramos la mejor sorpresa de Dios dentro de una
historia de salvación, quizás, extraña, pero fascinante para quienes
necesitamos un abrazo liberador. En nosotros la gratitud en la
esperanza de llegar a tiempo a ese pesebre que nos entrega al Dios
humanado capaz de amar en su infinita misericordia.

    Nada de afanes que emborrachen la mente o torpezas que dañen la
espera. Nada de jugar a lo ridículo del odio con separaciones
familiares y rencores sembrados. Pues los justos desean sólo el bien;
los malvados esperan la ira, enseñanza hermosa que encontramos en
Proverbios 11, 23.

    Miremos hacia el pesebre que nos hace esperar. Avancemos hacia su
presencia donde José, María y el Niño, para que en armonía con los
pastores nos inviten a compartir leche, pan y requesón. Es un pesebre
de verdad, no de cuentos o simples fantasías. Está ahí y desde aquí lo
buscaremos para no olvidar que por la humanidad, por todos se hizo
carne para la salvación.

    En ese pesebre notamos a los lejos una estrella de luz muy intensa.
En ella reflejos que marcan rutas para avanzar. No es un avance por
interés donde importe más el consumismo que la hermandad. No es luz
que enceguece o atolondra para no ver a quienes mueren de frío y
palidecen de hambre. No son reflejos que permiten las dudas y siembran
rivalidades para el enfrentamiento.
    En esa luz, encendida por la mano de Dios, nada de simples deseos
para que las cosas sean diferentes o imaginarnos futuros mejores. Está
encendida y a su lado se oye una voz: “Gloria a Dios en las alturas, y
en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad” (Lucas 2,14) Es
un canto de ángeles que nos señalan que no son los poderosos, sino los
sencillos los primeros testigos. Anuncian la paz para la tierra en
aquellos que gozan de su buena voluntad. Esos son los que aceptan a
Jesucristo. Un Jesucristo que nos invita a que su palabra sea vida y
misión de la Iglesia. Entonces, esa voz nos indica la llegada de la
Palabra de Dios a la tierra y para entenderla hay que vivir y estar en
paz delante de Dios.
    Por el pesebre descubrimos que ese verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros (Juan 1,14) Es un abajarse de Dios para hacerse uno de
nosotros.  Para que nosotros nos hagamos como Él. Dios asume nuestra
humanidad para que nosotros seamos acogidos en su divinidad. Por su
gracia hemos sido hechos hijos en el Hijo, “mas cuando vino la
plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, puesto
bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que
recibiésemos la adopción de hijos” (Gálatas 4,4-5)
    Ya nos enfilamos a celebrar y re-actualizar el nacimiento del Señor.
Tiempo para escuchar atentamente la Palabra de Dios que se hace niño y
acogerlo en nuestros corazones. El Verbo de Dios debe "hacerse carne"
nuevamente en nosotros. Es necesario entonces preparar nuestros
corazones para recibir al Salvador y así permitir que Él se haga vida
en nosotros.
    Acudamos en esta Navidad al pesebre con los oídos y el corazón bien
dispuestos para poder escuchar su Palabra, para poder comprender el
mensaje de verdad y de amor que se hace palpable en ese niño
"indefenso" que es Dios omnipotente.
Niño chiquitico, niño parrandero
Niño chiquitito niño parrandero,
quédate con nosotros hasta el mes de enero. (Bis)
Fuego al cañón,…


mrivassnchez@gmail.com
@padrerivas

15/dic


“Aconteció que, mientras ellos estaban allí, se cumplieron los días de su alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito. Le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” Lucas 2,6-7)

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Pesebre lugar del amor de Dios

 

No puede ser simple historia de un acontecimiento lejano. No es cuento que se pierde en las noches de fabulas cuando nuestra madre nos quería dormir. Mucho menos repetición para olvidar las tristezas de la vida. Aquel pesebre (Lucas 2,6-7) “ Aconteció que, mientras ellos estaban allí, se cumplieron los días de su alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito. Le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” Es tan cierto y tan maravilloso que, de seguro, despierta en cada uno admiración, misterio e incluso un silencio que hace enmudecer a los más parlanchines.

En el pesebre encontramos la mejor sorpresa de Dios dentro de una historia de salvación, quizás, extraña, pero fascinante para quienes necesitamos un abrazo liberador. En nosotros la gratitud en la esperanza de llegar a tiempo a ese pesebre que nos entrega al Dios humanado capaz de amar en su infinita misericordia.

Nada de afanes que emborrachen la mente o torpezas que dañen la espera. Nada de jugar a lo ridículo del odio con separaciones familiares y rencores sembrados. Pues los justos desean sólo el bien; los malvados esperan la ira, enseñanza hermosa que encontramos en Proverbios 11, 23.

Miremos hacia el pesebre que nos hace esperar. Avancemos hacia su presencia donde José, María y el Niño, para que en armonía con los pastores nos inviten a compartir leche, pan y requesón. Es un pesebre de verdad, no de cuentos o simples fantasías. Está ahí y desde aquí lo buscaremos para no olvidar que por la humanidad, por todos se hizo carne para la salvación.

En ese pesebre notamos a los lejos una estrella de luz muy intensa. En ella reflejos que marcan rutas para avanzar. No es un avance por interés donde importe más el consumismo que la hermandad. No es luz que enceguece o atolondra para no ver a quienes mueren de frío y palidecen de hambre. No son reflejos que permiten las dudas y siembran rivalidades para el enfrentamiento.

En esa luz, encendida por la mano de Dios, nada de simples deseos para que las cosas sean diferentes o imaginarnos futuros mejores. Está encendida y a su lado se oye una voz: “ Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad” (Lucas 2,14) Es un canto de ángeles que nos señalan que no son los poderosos, sino los sencillos los primeros testigos. Anuncian la paz para la tierra en aquellos que gozan de su buena voluntad. Esos son los que aceptan a Jesucristo. Un Jesucristo que nos invita a que su palabra sea vida y misión de la Iglesia. Entonces, esa voz nos indica la llegada de la Palabra de Dios a la tierra y para entenderla hay que vivir y estar en paz delante de Dios.

Por el pesebre descubrimos que ese verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Juan 1,14) Es un abajarse de Dios para hacerse uno de nosotros. Para que nosotros nos hagamos como Él. Dios asume nuestra humanidad para que nosotros seamos acogidos en su divinidad. Por su gracia hemos sido hechos hijos en el Hijo, “mas cuando vino la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, puesto bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos” (Gálatas 4,4-5)

Ya nos enfilamos a celebrar y re-actualizar el nacimiento del Señor. Tiempo para escuchar atentamente la Palabra de Dios que se hace niño y acogerlo en nuestros corazones. El Verbo de Dios debe "hacerse carne" nuevamente en nosotros. Es necesario entonces preparar nuestros corazones para recibir al Salvador y así permitir que Él se haga vida en nosotros.

Acudamos en esta Navidad al pesebre con los oídos y el corazón bien dispuestos para poder escuchar su Palabra, para poder comprender el mensaje de verdad y de amor que se hace palpable en ese niño "indefenso" que es Dios omnipotente.

Niño chiquitico, niño parrandero

Niño chiquitito niño parrandero,

quédate con nosotros hasta el mes de enero. (Bis)

Fuego al cañón,…

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

21/dic


Dios se hizo hombre por amor.

Dios quiso venir a todos.

Dios regaló a su hijo en promesa.

Promesa que despierta oración.

 

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org


El Adviento nos prepara para el amor de la Encarnación

Para muchos lo material es lo más importante para preparar la Navidad. En otros, son los recuerdos que le acongojan y les restan alegrías y esperanzas. En algunos la quejadera de lo que no tienen envenenados por los que si tienen. Pero el tiempo no se detiene y sigue su camino. Ya en este Tercer Domingo de Adviento la cercanía a la Navidad es eminente y ya está a la vuelta de la esquina y por eso se necesita prepararla.

Si ayer era el tun, tun que tocaba la puerta, ahora es un Adviento que nos grita que hagamos unos preparativos. Que en nada tienen que ver con los precios tan altos de la comida, de los turrones, de los arbolitos, de las luces… Son unos preparativos con aquella canción que entonaba Nancy Ramos “Ven a mi casa esta Navidad” Y es aquí donde está el centro del gran preparativo que nos invita el Adviento.

Dispongámonos para algo grande, sin que lo silencie lo anecdótico y folklórico de diciembre. Pues para muchos la Navidad es comprar y consumir. Olvidando que es el mismo Dios que viene a nosotros. Un Dios que es grande, hermoso, maravilloso y viene a nosotros por amor. Por lo tanto hay que disponerse a un encuentro que entre más lo celebramos nunca es viejo y siempre será nuevo. Hablamos de la Encarnación de Dios que desde el vientre virginal de la Santísima Virgen María se hace carne, humanidad para salvarnos.

Esa preparación comienza con la gratitud de quienes saben reconocer ese amor de Dios para con todos. Es una gratitud que ha podido escuchar con oídos sencillos, pero emocionados, la promesa que hizo Dios. Promesa que está enmarcada en permanecer para siempre (Mateo 28,20) Dios viene a todos y se queda en todos porque lo que le mueve es el amor.

Esta preparación involucra a todo y a todos los hombres. Por dentro y por fuera. Por delante y por detrás. De día y de noche. A cada instante y en cada momento Dios acompaña y bendice a la humanidad. Por eso esta espera se hace de pie. Bien vivos y bien activos. Con ojos abiertos y los oídos captando las voces de los ángeles que ya empiezan a advertir la llegada del Mesías, el Ungido regalo de amor.

Es, entonces, tiempo de mucha esperanza para no desesperar. Tiempo para preparar caminos con un gran aviso: “Dios seguirá viniendo” y esa llegada nos debe encontrar felices, preparados, con tal confianza que no nos haga dudar ni por un instante. Para ellos encender esa luz que iluminó a pastores y magos, a los humildes y los sabios para quedar admirados en aquel pesebre maravilloso en el amor y la paz. Para ellos un descubrir a Dios tan pequeño y tan bello; un encontrarse con una familia tan pobre, pero tan llena de Dios.

La promesa de Dios se va a hacer realidad para que en esas noches de soledad, de hastío y de mucha angustia esa estrella, que se enciende en Adviento, la podamos contemplar en la Noche Buena de Navidad. Es un avanzar para dejar todo atrás: malos recuerdos, traiciones, añoranzas caprichosas… Dejando es que valoraremos aquella venida que ya comenzó hace mucho. Ya que en la vida es muy necesario mantener una memoria agradecida por todo lo recibido. Por eso el coraje para entender que hay que emprender este viaje. Pues todo es u regalo de un Dios que nos busca y sale a nuestro encuentro. Al mejor estilo del hijo pródigo ( Lucas 15:11-32) donde aquella bendición que perdimos nunca nos abandonó porque el amor de aquel padre siempre supo esperar.

Es la sorpresa del pesebre la que envuelve el regalo de la salvación para que el adviento aprendamos a ser agradecidos y saber esperar. Sigamos el avance para que, dentro de poco, contemplaremos la grandeza de la Encarnación.

 

Gracias San José y María.

Gracias por aceptar la misión.

Gracias al amor de Dios

que se hizo parte de la humanidad en su Encarnación.

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

07/dic


Todos los caminos son buenos para avanzar. Pero el mejor camino es aquel que sin dejar de ser camino, entre subidas y bajadas, encontramos compañeros de viaje.


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

 

En camino hacia el mejor Adviento

Comenzar siempre es bueno, pues todo comienzo algo nos dejará. Por eso nos corresponde observar bien lo que está por suceder. Alguien toca a la puerta y nos trae un recado. ¿Qué será? Es la pregunta y la duda a la vez. Pero en medio de todo, algo bueno será. Se, por experiencia, que por este tiempo hay muchos vendedores de ilusiones y de falsas felicidades. Pero debo atreverme a abrir esa puerta que alguien toca y debo atenderle.

Tun, tun, ¿Quién es?
Gente de paz.
Abranos la puerta
que ya es navidad. (Bis)

 

De seguro, es el Mensajero que anuncia la paz que entre cantos y alegría nos avisa la pronta llegada del Mesías. No es mala noticia, ni tampoco venta maliciosa. No, es la noticia del cumplimiento de la promesa que no necesita vestirse de rojo y hacerse el viejo para convencer dando regalos y chupetas de mil colores. No, es la mejor noticia de quien es amor y quiere que ese amor viva entre nosotros.

Pero… Cuando lo tenga en frente sabré decirle: Estoy cansado de tantas promesas, de los anuncios engañosos, de personas de doble cara y traiciones como feria. Él sabrá decirme con Proverbios 30,8 quita toda mentira y engaño. No es tiempo para mentir y mucho menos para aparentar. Claro que más llamativo es la falsedad, el engaño y la vanidad. Que por estos tiempos saben disfrazarse y arremeter con todo. Que se hace propicio el abuso, las comelonas, las borracheras y los desenfrenos.

En este camino hacia la navidad que va proyectando el Adviento se hace necesario mirar a los lados y saber quién va de compañero de viaje. Sin despreciar al niño sucio que corre por veredas y calles; a la mujer que vende su cuerpo por algunas monedas; al hombre que pierde la ruta en la borrachera creciente; al político engañoso que dice repartir y se guarda toda la parte; al ladrón, traficante, infiel, vividor… Todos van de camino. Ninguno se detiene y solamente los que se detienen son los que empiezan a vivir el Adviento.

Frenazo de inmediato. Los anuncios luminosos nos dejan sin ojos y casi perdidos por curvas, huecos casi equivocamos el camino. Señor, si de seguro vienes, hazlo pronto que los otros son muchos. Las tentaciones son baratas y bonitas. Nadie acapara y todo se puede agarrar con las manos. Son muchos los fabricantes de mentiras y de anuncios engañosos. Aunque aparezca Isaías 52,7 diciendo: “Que hermosos sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz” La gente se pelea, se hace daño, se pone zancadilla. Todos corren. Nadie camina. Es un alboroto de confusos y compradores que pelean al mejor postor. ¿Qué compran? ¿Qué quieren? Ellos tampoco lo saben. Es una carrera alocada y desaforada.

Señor, pero en la otra orilla hay unos pocos. Son tan pocos que casi no destacan. Pero ellos sonríen. Son más que alegres. Su sonrisa contagia. Van sin prisa y sin marcar el paso todos los observan marchar. Vale la pena seguirlos grita una señora, lástima que tenga la pierna rota. Otro, a lo lejos, les suplica: vayan más despacio que estoy paralitico. Algunos intentan alcanzarlos pero por falta de vista pierden contacto. Los demás quedan rotos, deshechos… Ellos, los pocos, son los que de verdad anuncian del Mesías su llegada. Por eso da gusto verlos, y tratarlos, y sentir que, con ellos, renace la esperanza.

En ellos, aquellos pocos, por su alegría van sanando todas las heridas. Por su esperanza van pegando todo lo roto. Por su constancia hacen que otros vayan caminando y con su luz interna hacen que muchos vuelvan los ojos a Dios.

Esa es la buena gente que hay que ver por el camino del Adviento. En cada uno esa mirada por lo mejor. Con las cabezas en alto sin saber de tristezas y obstáculos. Llenos de contento sabiendo lo que llevan por dentro. En ellos lo que necesitamos para la mejor Navidad: humildad, mansedumbre que son verdaderas bienaventuranzas en ese camino por la paz cargada de justicia.

 

Caminante si hay camino.

Lo hacemos todos al andar.

Si Cristo, el Ungido camino por amor,

nosotros no pararemos de amar.

 

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

29/nov


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Es la hora de despertar. La espera es en el Señor que nos señala que en su encuentro habrá una auténtica conversión para la paz en un ambiente de justicia.

Ven Señor no tardes.

 

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

 

Acaso. ¿Otro Adviento más?

 

No se repiten los tiempos. Ellos siempre son nuevos y en cada uno hay ilusión, esperanza y ese deseo, inmenso, de encontrar a Dios a la vera de nuestro caminar. Para este santo tiempo de Adviento jamás pensaremos que una repetición más u otro tiempo que dejamos pasar. Por eso, ante la expectativa en la llegada del Adviento se abre un gran espacio para los grandes sueños. Que nadie se quede sin soñar, mucho menos lo más pobres, los enfermos y los desolados.

No puede ser cualquier adviento porque desde el anterior hicimos un propósito serio y firme en referencia a un cambio armonioso dejando lo feo y asumiendo lo bello y hermoso que Dios quiere dentro de nosotros. Alcemos la cabeza para mirar a lo lejos, porque ya miramos hacia adentro y nos prometimos hacerle caso a Dios para obtener definitivamente nuestra liberación. (Lucas 21,28)

Adviento es espera que no nos desespera porque sentimos que la promesa de Dios no se queda baldía. Y no es estéril ya que esa esperanza la tendremos con el mayor de las fuerzas en una Palabra que se cumple en el Mesías. Recordemos que en 2 Samuel 7,8-9 incluso hasta el 28 Dios le hizo una promesa especial al rey David, cientos de años antes que naciese Jesús, Le prometió un rey eterno de la descendencia del rey David. Ese rey eterno también se llama el Mesías. Por eso esperamos con ganas y esas ganas nos despiertan, nos pone en camino, nos hace salir y preparar su llegada. Al hacerlo sabemos que el Adviento nos trae al Emanuel, al Dios con nosotros que en sus regalos nos guarda la salvación en su amor misericordioso. Por eso es que no desesperamos.

En este tiempo de la cercanía de Dios hay que estar despiertos para descubrirle, pues más que un anuncio es una promesa cumplida. Entonces, le necesitamos, lo deseamos y nuestro grito se hace canción: Ven, ven Señor, no tardes. Ven, ven que te esperamos. Ante este momento vale la pena preguntarnos: ¿Cómo vivo este adviento? ¿Tengo esas ganas de encontrarme con Dios?

Hay que preparar el Adviento. No es cuestión de colores, luces, pesebres o coronas. Es una preparación para recibir al amor de los amores. “Al enviado que trae la buena noticia a los pobres, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad” (Isaías 61,1-2 y Lucas 1,18) Texto bíblico hermoso que debe llenarnos de mucha esperanza. De ahí que esta preparación se hace con alegría, pero con mucha reflexión. Ya que es una palabra dará sentido a las oraciones, los sacrificios y a los silencios para ir meditando en ese amor que Dios nos entrega. Al hacerlo comprenderemos que ese que esperamos ya está aquí. Crece y crece y nadie lo podrá detener.

No es otro Adviento porque debemos más bien que recuperarlo. Recuperar significa volverlo a meter en nuestro corazón, en nuestra interioridad para hacerlo vida. Ese Adviento al ser recuperado nos dará lozanía, vida, belleza, ilusión y así, dejar nacer algo bueno dentro de cada uno. Estos rasgos que van apareciendo en nosotros nos indicarán que la liberación está presente y es el momento de alzar la cabeza. Esa cabeza que estaba dormida por el pecado, la división, el egoísmo, la rabia… Fiarse de Dios es algo bueno que no está por suceder. Despertar es la consigna. Quedarse dormido es perder el autobús.

Tiempo de Adviento es esperanza.

Tiempo que sana las heridas que una vez entre sombras nos hicimos.

Tiempo para el amor que una vez perdimos por querer vivir amargados en la soledad.

Tiempo de perdonar que una vez por rabia odiáramos y nunca olvidamos.

Tiempo de paz que una vez descuartizamos por simples enfrentamientos políticos.

Tiempo de nuevas ideas, nuevas canciones, nuevos proyectos. Nuevo encuentro con Dios.

 

No puedes quedarte ahí parado.

Ya es la hora de despabilar.

Dios se acerca y a Él debes esperar.

No dejes para mañana lo que es de hoy.

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

21/nov


Dime que te cuento y te diré que aprendes

 

“Cuando venga el Hijo del hombre rodeado de esplendor y de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras” Mateo 25,31

 

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

 

Cristo Rey nos preguntará acerca del amor.

Papá solía decir: “estamos llegando al llegadero” esta expresión la hacía cuando algo estaba por finalizar o se acercaban las dificultades cuando no se habían tenido las previsiones. El domingo 20 el año de la Iglesia, el año litúrgico termina con esta fiesta hermosa y magnífica, que es Cristo de siempre y para siempre. Cristo Rey.

Vivimos en un mundo de reyes y reinas. Todos quieren reinar y para siempre. Muestras sus atributos: tanto % de popularidad, sus medidas 90- 60-90, sus condecoraciones, sus trofeos, sus estudios… Una total competencia donde unos pocos crecen y un gran número se hunden. Permítanme reseñar una anécdota de dos viajeros en Suecia que viajan en un autobús. “Iban dos hombres sentados juntos y uno de ellos dijo: América es el país más democrático del mundo. Cualquier ciudadano puede ir a la Casa Blanca a ver al Presidente y discutir los problemas con él. Y el otro hombre le contestó: Eso no es nada. En Suecia, el rey y la gente viajan en el mismo autobús. Cuando el hombre se bajó del autobús, le dijeron al americano que su compañero de asiento era el mismo rey Gustav Adolf”

Este Rey de todos ha venido para salvarnos y en esa salvación nos está pidiendo que hagamos algo por nosotros y por los otros. Busca que sirvamos, es decir, que nos lavemos los pies (Juan 43,13) no que nos golpeemos. Sanar a los enfermos (Mateo 9,35) no abandonarlos. Comer con los pecadores (Mateo 2,16) no despreciarlos. Quiere que obedezcamos al Padre (Juan 6,38) y podamos dar siempre la vida a favor de todos. Todo esto porque habrá un juicio real y auténtico delante de Dios y no podremos buscar culpables. Será cada uno delante de Dios.

Este Rey no es como lo entendían los representantes del Sanedrín, pues no aspira a ningún poder político en Israel. Por el contrario, su reino va más allá de los confines de Palestina. Tan Rey que aunque no bajó de la cruz (Mateo 27,42) para defenderse, si supo dar la vida por todos (Juan 10,11) Es tan rey que su poder se produjo al tercer día de su muerte al resucitar y así se reveló como el Primogénito de entre los muertos (Apocalipsis 1,5) Pues Dios es el alfa y la omega, el principio y el final de todo (Apocalipsis 1,8) por eso podemos alabar y bendecir el nombre de Dios.

Ese Juicio se centrará en el amor por eso está rodeado de ángeles que dicen la verdad porque la ven a diario. Entonces no es la apariencia la que aparecerá, sino la verdad de ese amor entregado que debió hacerse corazón y vida. ¡Caramba! Desnudos y todos iguales. Nada de padrinos, amuletos, aproximaciones o buenas intenciones. Nada de eso. Nosotros solos delante de Dios. Con una pregunta única: ¿Dónde el amor a Dios y al prójimo?

En esa pregunta nos quedaremos, pues en ella tendremos vida o muerte. Debemos evitar todo lo malo. Todo lo que nos aparta de ese amor. Unos luchando por conseguirlo; otros apurados por estar bajo el fuego cruzado de las tentaciones y el pecado y algunos sumergíos ya en el lodo del no amor. El examen que nos harán será en referencia a lo que hemos sembrado. Examen siempre actual, constante que busca purificarnos. Nunca amedrentarnos o hacernos creer que estamos destruidos. Examinados sobre lo positivo de la vida y del amor. Por eso en cada Misa Dios se hace presente para que le podamos responder. Pregunta que más que una respuesta quiere una aptitud delante de la verdad de nuestras vidas y la de los otros. Una opción por la verdad en referencia a: "En verdad les digo que cuando lo hicieron con alguno de estos mis hermanos más pequeños conmigo lo hicieron" (Mateo 25,40)

Este Año Litúrgico termina. Dios nunca finaliza pues es amor y el amor perdura. Nosotros estaremos dentro de ese amor si amamos. Aquí no es hacer con Dios un melado que acogote y repugne. No. “Ni tan calvo ni con dos pelucas” “Ni poca luz que no alumbre, ni tanta luz que queme al santo” Es un Rey de la normalidad de la vida que hace y deja hacer. Un Rey que da la iniciativa del amor y permite que el amor se haga realidad entre nosotros.

“Al final de nuestras vidas no seremos juzgados por cuantos diplomas hemos recibido, cuánto dinero hemos conseguido, cuantas cosas grandes hemos hecho. Seremos juzgados por: Yo tuve hambre…y me diste de comer, estuve desnudo y me vestiste…, no tuve casa y me diste posada”

(Madre Teresa de Calcuta)

 

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

14/nov


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

 

“Manos que dan recibir quieren”

La Madre Edilia.

 

www.diosbendice.org

Negarse a Dar es condenarse a la muerte.

 

Vivir por vivir en medio de un mundo de egoístas es terrible y no se puede aceptar, pues sería contrario a la ley de una vida en comunidad. Por eso dar la espalda a los que sufren, a los que padecen los rigores de la pobreza es una verdadera irresponsabilidad y un atentado a la caridad de la cual nos urge Dios a todos.

No podemos olvidar que todo se nos devolverá conforme a lo que nosotros demos. Esto funcionará en todos ámbitos de nuestra vida. Si queremos recibir ternura, amor, comprensión tenemos que darlo. Ese dar permite espacio a la felicidad y aleja la tristeza. Todo será posible en la dimensión que nos encontremos con los demás en esa línea de la caridad y fraternidad. Nada es fortuito y mucho menos suerte. Nada de eso, la vida es una lucha en comunidad. Nadie se va a salvar solo y mucho menos en esa isla que inventamos para evitar a los demás.

Recuerdo aquella historia del árbol muy viejo que parecía haber sido tocado por el dedo de Dios porque siempre estaba lleno de frutos. Sus ramas, a pesar de sus muchos años, nunca se cansaban de dar frutos y era la delicia de todos los viajeros que por allí pasaban y se alimentaban de sus frutos. Un día, un comerciante compró el terreno en que estaba el árbol y edificó una valla a su alrededor. Los viajeros le dijeron al nuevo dueño les dejara alimentarse de los frutos del árbol como siempre lo habían hecho. Es mi árbol, es mi fruta. Yo lo compré con mi dinero, les contestó. A los pocos días sucedió algo sorprendente. El árbol murió.

La pregunta que nos salta es: ¿Qué causó esa muerte repentina? Cuando se deja de dar, se deja también de producir frutos y la muerte aparece inevitablemente. El árbol empezó a morir el día en que la valla empezó a subir. La valla fue la tierra que enterró el árbol. Es verdad creo en la propiedad privada y en el esfuerzo que se hace por adquirir bienes, pero también creo en el compartir. En ese dar. Hay que participar activamente en la comunidad, en pro de fortalecer y mantener los valores humanos que deben privar en la sociedad, dando lo que queremos que en el futuro reciban nuestros hijos. “Hoy por ti, mañana por mí” Esa es la consigna y nada más.

En proverbios 31,10 y siguientes podemos leer que hay que trabajar con la destreza de las manos, es decir, que Dios nos da la inteligencia, la capacidad y nosotros avanzamos. Dios a cada uno dejó talentos “Cualidades” pero para que seamos fieles en lo poco, no tanto en lo grande que sería nuestra equivocación y nuestra aspiración materialista. Entonces cuando se coloca por delante lo material y se abandona lo espiritual aparece la muerte. Una muerte primero, interna donde muere el principio de la solidaridad, la hermandad. Segundo, es una pérdida de perspectiva comunitaria para olvidar que “Dios hizo un día tras otro” y pensar que por sí mismo todo vendrá.

La parábola de los talentos nos habla de una pedida de cuentas. Es un juicio ante la fidelidad de las cosas pequeñas. Dios nos va a preguntar por esas habilidades que nos dejó para que hiciéramos más feliz nuestros días y el de los demás. Nadie nos está pidiendo que seamos héroes o superdotados. Se nos pide sólo que seamos fieles en las cosas pequeñas.

Dios nos ha dejado en esta tierra para que progresemos no para que la dañemos. Dios nos dejó la vida para que la disfrutemos no para que nos enfrentemos. Dios nos colocó la fuerza para que empujáramos la vida no para que la llenemos de violencia.

No hay que tener miedo, pues quien corre el riesgo es Dios que se fía de nosotros y nos confía el mundo. Dios nos pedirá cuentas de lo que hemos hecho con los talentos que nos ha dado. Y premiará a los que los han usado bien. Entonces por qué tener miedo. Hay que atreverse a actuar. El accionar de cada uno debe mejorar al otro. Nada de egoísmos o canalladas que desprecien o dañen a los demás hermanos. Hay que actuar positivamente.

Eso es mentira que no entregaremos cuentas. Ese cuento de caminos ya está muy trillado y son muchos los que estamos tomando conciencia. Por lo tanto ese enterrar de forma miserable mientras otros padecen es malo y tendrá repercusiones increíbles. Pues el que así actúa no podrá nunca celebrar.

Dios no mira la cantidad total de las ganancias

sino la fidelidad al mandato dado.

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

09/nov

 

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

“ La muerte es algo más que una aventura sin esperanza : es la puerta de la existencia que se proyecta hacia la eternidad”

 ( Juan Pablo II)

Después del cementerio…

 

Subí, como lo hacen todos, a ese lugar que significa dormitorio. Lugar de soledades y muchos recuerdos. Lugar donde se avivan tantos sentimientos y se queda todo el corazón bañado de lágrimas y tristezas. Feo, sucio… abandonado. Desde allí escribo y doy testimonio de todo un rito a favor de la cultura de la muerte.

Desde temprano compran velas, flores, pues ya han limpiado la tumba y así se disponen a dar culto a quienes hace tiempo partieron a la eternidad. Con la muerte de ese familiar querido se les arrancó parte del corazón y ese sentimiento jamás se olvidará.

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí, no lo echaré afuera; porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. (Juan 6, 37-40)

Para muchos somos simples seres para la muerte. Para otros, no sólo tenemos que morir sino que la merecemos. Los que no tienen fe la aceptan como algo natural. Nosotros los creyentes vivimos de la duda y de la tristeza. Por lo general desconfiamos de Dios con el bendito ¿Por qué? Afirmando, a menudo, que no merecemos la vida eterna. Claro no leemos la Biblia y no comprendemos la misericordia de Dios, que en la fiesta de los santos (1 de noviembre) en el Apocalipsis nos abre las puertas del cielo para que entremos. Pero, nosotros tan terrenos, seguimos agachados, enclavados y esclavos de ese temor a la muerte. Olvidando por completo que la cruz gloriosa de Cristo Resucitado es la prenda y la garantía de nuestra salvación.

Bien lo decía Juna Pablo II “ La muerte es algo más que una aventura sin esperanza : es la puerta de la existencia que se proyecta hacia la eternidad” Palabras bellas que dan pie para poder decir: Jesucristo que murió por mí, me salvará a mí, a pesar de mí. Su misterio pascual es también el nuestro. Más que una promesa es la mejor de todas. Y es tan buena que se llama Resurrección.

Somos pecadores, pero Dios no quiere que nadie se pierda, por eso, la muerte no es el final y mucho menos un castigo. Esa misericordia vendrá a todos, no por nuestros méritos, sino por ese amor. Pero, que no sea un secreto, que quien actúa mal recibirá lo que se merece. Sin olvidar que desde el día del bautismo fuimos sepultados con Cristo (Romanos 6,3) para que luego por su resurrección tengamos una vida nueva.

Todos los días morimos pues a cada instante envejecemos y a todos nos llegará ese momento. Nadie se escapa. Estamos hablando de algo real y duro de comprender, pero es y ahí está. Y la celebramos en medio de la oración de un día especial. Tan especial que somos invitados a vivir para siempre. Que aceptemos recibir el regalo de la vida eterna. No quedarnos en lo frío del cementerio condenando a los demás para aislarnos en el calabozo de la muerte. En una palabra para aprender a vivir bien para morir bien.

Entonces, es el mejor momento para orar por los que han partido, sin olvidar que no estamos condenados a morir. Los creyentes estamos condenados a resucitar porque llevamos en nuestro cuerpo el sello del amor, el sello del Espíritu Santo, el sello de Dios.

Oración que se hace Eucaristía con la voz fuerte del credo que nos señala: creemos en la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. De ahí que la Iglesia se centra en la misa para despertar una conciencia a favor de la vida. Una vida que es regalo y que en cualquier momento la perdemos. Por eso hay que estar despiertos, en vela para no morir en la tristeza de una oscuridad sin salida.

 Animados por el Espíritu comuniquemos la esperanza. Juan Pablo II

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

31/0ct


Dime que te cuento y te diré que aprendes

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”

(Mateo 22,34-40)

 

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Amar para que podamos ser amados.

 

Todos, de alguna forma, queremos ser amados y hasta hacemos canciones “El amor es una fantasía…” y desde luego poesía: “ Si yo fuese el mar, y tu una roca, haría subir la marea, para besar tu boca” Hoy hablaremos de un amor, que no es diferente, pero si esencial para que ese amor de pareja en canciones y poesía se dé.

Érase una vez un rey que no tenía hijos para sucederle y puso un gran anuncio en los periódicos invitando a los jóvenes a solicitar la adopción en su familia. Sólo se requerían dos condiciones: amar a Dios y amar al prójimo. Un muchacho campesino quería, pero no se atrevía a presentarse porque iba cubierto de harapos. Se puso a trabajar, hizo dinero, compró ropa nueva y se colocó en camino para intentar ser adoptado por la familia del rey. Cuando ya estaba llegando al palacio, se encontró con un mendigo que tiritaba de frío. El joven campesino se conmovió y le dio su ropa nueva. Vestido de harapos, le parecía inútil continuar pero decidió terminar el viaje y llegar al palacio. Llegó y todos los empleados se burlaban de él. Finalmente fue admitido a la presencia del rey. Cuál no fue su sorpresa cuando vio que el rey era el mendigo del camino y que vestía las ropas que le había regalado. El rey bajó de su trono, abrazó al joven y le dijo: “Bienvenido, hijo mío”

Entonces, Dios es ese rey que desciende de su trono para recibirnos. Pero nos dice que hay mandamientos de mandamientos. De los 613 mandatos hablamos de dos principalísimos. Además Dios no lo venía diciendo: Dios Padre es amor. Que Jesús es amor y que el Espíritu Santo es la fuerza de ese amor en nosotros. Con razón en Éxodo 22,20-23 nos invita a no dañar, a no explotar pues les haré morir. Dios nos escuchará porque es compasivo. Todo para que en el Salmo 17 lo reconozcamos como el amor que nos fortalece.

Toda la antigua ley queda superada en esos dos mandatos. Pues a Dios se le ama en lo concreto. Eso de a medias, a ratos, por temporadas y solamente en la desgracia, no va con Dios. Santa Teresita solía decir: “corazones partidos yo no los quiero. Cuando doy el mío lo doy entero” No hace falta que vivamos sujetos a un horóscopo supersticioso, fantasmagórico, sino que debemos vivir en el amor de nuestro Señor Jesús.

No podemos seguir pensando que el amor es un acto sexual o el beso a escondidas que produce el embarazo precoz y la inmoralidad. El amor es uno, es único y es glorioso como el rostro de Dios. No se puede vivir bajo el signo de la magia, sino bajo el signo del amor tal como lo vivió nuestro Señor Jesús. Es maravilloso descubrir que por amor Dios se hizo hombre, se hizo obediencia, se hizo servidor para los más pobres. Por ese amor se quedó en la Eucaristía, pues en ese amor nos regaló el Espíritu Santo.

Dios hace todo por amor. Pues él es el amor que se hizo realidad en la cruz. De ahí que al final de nuestras vidas seremos juzgados en ese amor. Nunca debemos olvidar que la vida de Jesús no tiene sentido sin la pasión y la voluntad de amar.

Para este mes de octubre dedicado a la Biblia, de Ella sale ese amor como carta hermosa escrita para una historia de amor entre Dios y la humanidad. Es la colección de libros del ese gran y único amor. El gran amor de Dios. Celebrarlo, pues, es la mejor forma de ser buen cristiano. Pero pasa que, somos muchos, los que no sabemos amar.

Ya que amar es…

Dedicar tiempo a quien se ama.

Estar al servicio de quien se ama.

Escuchar el grito de quien se ama.

Sacrificarse por quien se ama.

Dar la vida por quien se ama.

Es lastimoso que en esta sociedad el amor se ha convertido en un artículo de consumo: amor de telenovela, amor de playboy, amor de vacaciones, amor de una noche… Nos corresponde rescatarlo y colocarlo en su justo lugar. Es nuestra responsabilidad. Para ello, dejemos entrar a Jesús el maestro del amor. Dejémonos transformar por el Espíritu Santo entenderá y sabrá amar como Jesús.

 

“Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza”

Salmo responsorial 17

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

17/oct


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Este descubrimiento de América, que también, para el Quinto Centenario se le llamó “Encuentro de dos Mundos” de aquella hazaña del navegante genovés Don Cristóbal Colón.

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Dios, en la Virgen del Pilar, bendice a Venezuela.

 

Aunque cambien los nombres nadie podrá mudar la historia, pues la historia no está con ajustes o caprichos. La historia queda y nosotros la recordamos para vivirla. Pues ella es el resultado del quehacer de los hombres que en cada paso van haciendo un camino.

Este descubrimiento de América, que también, para el Quinto Centenario se le llamó “Encuentro de dos Mundos” de aquella hazaña del navegante genovés Don Cristóbal Colón. Quien al mando de tres Carabelas la Niña , la Pinta y la Santa María creyendo que estaba en la India llegó a nuestras costas. Esta hermosa historia nos cuenta que a finales del siglo XV el mundo eran tres continentes: Europa, Asia y África. Por eso es que ante los Reyes Católicos llega la petición en un proyecto de navegación con un experimentado navegante quien ya había llegado a Portugal y ahora quería seguir hacia el occidente. Incluso, además de muchos, Fray Juan Pérez escribe a la reina Isabel donde proponía que se prestase atención a Colón en sus propuestas.

Para el 17 de abril de 1492 se firman las capitulaciones de Santa Fe, en donde se concedía a Colón, el Almirantazgo de la Mar, el virreinato y gobierno de las tierras que se descubrieran, la justicia en los pleitos que se suscitasen, la quinta parte de las mercancías y la décima de los metales que se extrajeran. Además se le reconocía como socio de la Corona y se le autorizaba a pagar los gastos de la expedición con la octava parte. Prepara el viaje y con la ayuda de los hermanos Pinzón se lanza con gran cantidad de marineros. Tres embarcaciones parten el 3 de agosto de 1492 desde el Puerto de Palos de Moguer para que el 12 de octubre aquel excelente vigía Rodrigo de Triana desde la Pinta gritara: ¡Tierra!

Es bien conocida que Colón creía haber llegado a la India, porque nunca pensó que existía un continente interpuesto entre Europa y Asia. Luego de los descubrimientos, Colón regresó a España para volver con más preparación para explorar, denominar y poblar las tierras. Lo que se conoce como colonización. Este hermoso esfuerzo se denomina 12 de octubre en conmemoración al descubrimiento de América. Desde ahí comenzó la fusión de nuestros indios con los españoles.

No podemos quedarnos con aquella leyenda negra donde se nos ha querido vender solamente las dificultades, situaciones irregulares dejando a un lado el esfuerzo, el coraje e incluso el ofrecimiento de la vida. Se ha quedado en aquella leyenda donde nos cambiaban espejos por oro y nosotros como tontos lo aceptábamos. Nada de eso, Colón unió dos civilizaciones. Después de 72 días de navegación Colón y ese puñado de personas tocaron tierra americana. Se hacia la realidad la unión de dos mundos.

No puedo ocultar las dificultades y los desmanes que se sucedieron. Claro que hubo abusos, sin olvidar que el avance fue muy doloroso. Recordemos que después de este contacto se sucedieron otros viajes para encontrar tesoros y tierras desconocidas. Todo esto, llamado descubrimiento, la población nativa se llenó de una nueva civilización colonizadora, con la cual se generó una gran variedad de grupos étnicos, que han poblado el país hasta nuestros días.

Hoy le pedimos a la Virgen del Pilar, en este día de la Hispanidad, que escuche nuestra plegaria en su fiesta, Madre de Dios y Madre de los hombres, Reina y Señora, para que juntos lleguemos a puerto seguro. Un puerto donde hay una alegría inmensa por los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Es María la dichosa por haber creído, pero que es más dichosa por haber dado a todos al Salvador del mundo. Por eso ella es una nave misionera. De aquellos misioneros que en Hispanoamérica sembraron la fe y la esperanza.

Venezuela, consagrada al Santísimo Sacramento, necesita de Dios en la Virgen del Pilar una especial bendición para que nunca nos volvamos a enfrentar y jamás nos desconozcamos como venezolanos y ciudadanos de una comunidad de amor y encuentro.

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

12/0ct


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Santísima Virgen de las Mercedes enséñanos a amarnos para poder amar.

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Todos necesitamos la Misericordia de Dios y la Virgen de las Mercedes la entrega.

La situación por la que está pasando el sistema carcelario que es muy grave, tan grave que en materia carcelaria Venezuela es la más violenta de América Latina y quizás del mundo, a pesar de que el número de personas privadas de libertad es mucho menor que en países como Brasil, México, Colombia y Argentina. De esta situación sabemos a través del Director del Observatorio Venezolano de Prisiones (2010) Dentro de los datos también encontramos que mientras el país cuenta con unos 38 mil reclusos, Brasil posee 486 mil, México alrededor de 250 mil, Colombia suma unos 72 mil, además de los problemas de guerrilla, paramilitarismo, secuestro, narcotráfico, delincuencia organizada y común, entre otros; y Argentina tiene 62 mil. Lo grave es que nosotros somos más violentos que esos países juntos.

Ante esta situación tenemos que rogarle a Dios misericordia y la Virgen de las Mercedes nos la entrega. Es una súplica para estos momentos difíciles donde la sensibilidad, la solidaridad y el amor se han perdido. Hemos caído en una situación donde se castiga el pecado y al pecador. Donde no hay redención. Donde caer preso en una desgracia mayúscula. Es por eso que la Santísima Virgen en la advocación de la Merced, patrona de los presos, cuya historia nos dice que para el año de 1218 la Santísima Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco recomendándole que fundara una comunidad religiosa que se dedicara a socorrer a los que eran llevados cautivos a sitios lejanos. San Pedro Nolasco, apoyado por el rey Jaime el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort, fundó la Orden religiosa de Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes. La palabra merced quiere decir: misericordia, ayuda, caridad. Desde el año 1259 los Padres Mercedarios empezaron a difundir la devoción a Nuestra Señora de la Merced (o de las Mercedes) la cual está muy extendida por el mundo.

Esa misericordia de Dios se nos pedirá cuenta a todos en aquello: "Estuve preso y me ayudaste. Todo el bien que le hiciste a los demás, aunque sea a los más humildes, a Mí me lo hiciste"(Mateo 25, 40) Por eso, en este día de las Mercedes (24 de septiembre) es muy recomendable mirar a nuestros centros de reclusión de presos para hacer algo. No es el algo que invita a seguir callados. El callar es pecado. No es mentira que los presos estén abandonados y no hay voluntad política para resolver tantos problemas. Olvidando por completo el texto de la Constitución en el número 72 , que plantea que las cárceles se regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos regionales y municipales. Y si vamos a las cifras de muertes, nos escandalizamos más todavía, pues para el año 2009 murieron 366 internos en todo el país, más de uno por día, y se registraron más de 853 personas heridas en los centros de reclusión. Y si miramos a enero y febrero del 2010 han muerto 61 personas en las cárceles venezolanas y unas 135 han resultado heridas. Entonces la situación se agrava con el hacinamiento ya que las cárceles tienen capacidad para 12 mil 500 personas. Y si tenemos 38 mil personas que se encuentran privadas de libertad, distribuidas en un total de 33 cárceles hay una población muy alta. Hay un 160 por ciento de hacinamiento en los centros de reclusión venezolano. Preguntémonos por el Internado Judicial de Cumaná donde el Padre Carlos Luis Brito presta sus servicios como capellán.

La misericordia no se puede quedar en súplicas a Dios, cuestión que es muy importante, sino que tiene que trascender. Pues la misericordia se debe practicar y al no hacerlo estaríamos cerrándole el corazón a Dios. Porque Dios está en todos y especialmente en los que más sufren. Dios no es exclusivo de nadie. Dios es universal. De la Misericordia de Dios que se hace realidad en el accionar de cada uno es que hablamos, por eso, en la Virgen de las Mercedes, que tiene su sede en la Comunidad del Peñón de Cumaná y perteneciente a la Zona Marigûitar, con la bella devoción a Jesús de la Misericordia, deberíamos unir fuerzas en armonía con el Capellán de la cárcel y continuar una labor de coordinación y acción.

Dios nos habla en Zacarías 2,5-9.14-15a para decirnos: “ Yo vengo a habitar dentro de ti ” Dios no quiere vivir alejado, mucho menos apartado simplemente tomado en cuenta cuando hay desgracias. Nada de eso. Pues “llegará un día en que se unirán al Señor muchos pueblos, y serán pueblo mío, y habitaré en medio de ti" Al hacer realidad esta unidad el Señor nos guardará como pastor a su rebaño (Jeremías 31,10-13) Entonces, Jesús nos enseña cuál es el camino. No al miedo, pues el mismo fue entregado a la muerte y el sufrimiento. (Lucas 9,43-45)

Por tanto esta fiesta es para la acción. Nada de simple ritualismos. María nos convoca a estar unidos con Jesús. De ahí que tengamos la santa misa como signo de esa unidad. Una unidad que nos hace ser solidarios. Entonces la Eucaristía es el sacramento de la caridad, de la fraternidad y de esa unidad (Juan 13,34-35)

“La caridad es el corazón de la comunidad de creyentes” (Juan Pablo II)

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas


21/sep


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Prez y Gloria a la Virgen Sagrada,
que del Valle do reina el dolor.
A la Excelsa y divina morada
surgió en alas del célico amor.

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

María del Valle bendícenos.

100 años de su coronación canónica.

 

Mirando al oriente del país para este mes de septiembre es mirar a la Diócesis de Margarita una Iglesia bendecida por Dios por contar con la Santísima Virgen María en la advocación del Valle. Es una mirada que se queda en la grandeza de la fe y de la esperanza. Una fe como regalo de Dios quien encontró en la Virgen gracia. También Esperanza, pues con ese amor de Dios en el Papa San Pío X `quien firmó el restricto aprobatorio en 1910 para la coronación canónica. Coronación realizada con la presencia monseñor Antonio María Durán, obispo de Santo Tomás de Guayana.

Por eso esta mirada se queda en el Valle del Espíritu Santo, fundada en 1561, santuario de la Virgen del Valle . La Basílica Menor de la Virgen del Valle, fue declarada como tal el 8 de Agosto de 1995. Cabe aquí destacar que la imagen del Valle, según el hermano Nectario María, llamada inicialmente la Purísima llegó antes de 1530 a Cubagua , como encargo para una de las iglesias de aquella Isla, bendecida y entronizada por el Vicario de la Isla, el Pbro. Francisco de Villacorta y después del ciclón que destrozó Nueva Cádiz, fue trasladada, a más tardar en el año 1542, al sitio que hoy ocupa y donde existía una ermita, adquiriendo el nombre del pueblo, Valle del Espíritu Santo.

En esta mirada comprobamos que la devoción a la Virgen está siempre viva, llena de cariño y de una fe despierta que en cien años de su coronación quiere renovarse. Una renovación que comienza sin dejar de lado que María edifica continuamente a la Iglesia. Esto quiere decir que todos estamos invitados a sentirnos hermanos en la fe, con una frescura que nos habla de fraternidad pues esa Iglesia ha sido enviada por Cristo a todas las gentes y a todos los pueblos.

Renovación que se convierte en Evangelización. Para tomar en cuenta a muchos que se hallan distantes. Quizás por ignorancia, desconocimiento e incluso por indiferencia. Pero que nos obliga a llamarlos, amarlos, buscarlos y atraerlos. No es un mero acto sacramentalista donde casi regalamos los sacramentos. Nada de eso. Es evangelización donde cada uno se llena de Dios. Espiritualidad de acción. Que no es otra cosa que oración de encuentro con Dios para avanzar. Luego una sana formación para una clara preparación en técnicas, planes y avances en programados encuentros.

Es una evangelización que se inicia en nosotros mismos (sacerdotes, religiosas, ministros, catequistas, grupos de apostolado, es decir, laicos comprometidos) para que llenos del amor de Dios, podamos dar testimonio del Dios en que creemos. Es el primer anuncio en una alegría testimonial de Cristo vivo en cada uno. Es una alegría que se quedó en ese ¡Sí! responsable del fiat de María para que luego desde la cruz la recibiéramos como Madre de todos.

En esa evangelización estará la Madre de Dios, pues conoce nuestras necesidades y viene prontamente en nuestra ayuda, demostrando con obras que se acuerda constantemente de sus hijos. Así como acompañó a su hijo nos acompañará a nosotros. Ella quiere que hagamos de ordinario la evangelización como de ordinario fue a donde su prima Isabel para acompañarle y animarle.

Por eso utilizaremos la oración. Una oración de confianza que hoy juntos podremos pronunciar en este instante: “ Nos acogemos bajo tu protección, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestra necesidad, antes bien sálvanos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita” Una confianza que no nos hace dudar y tratar a la Virgen como se trata a una persona viva. Tan viva donde la muerte no ha actuado, ya que está en cuerpo y alma junto a Dios Padre, junto a su Hijo, junto al Espíritu Santo.

Entonces, de estos cien años de su coronación, belleza, reconocimiento y bendición. No andamos perdidos, ni confundidos pues somos a amados por Dios y abrazados por la Virgen. De eso nos habla María y es por eso que su nombre llega tan derecho al corazón. Nuestra respuesta es poder desgranar 50 avemarías para seguir en contacto con una tradición de encuentro y amor. Además de las visitas a su santuario, el pago de las promesas, la santa misa de acción de gracias y la participación en su procesión. Todo formando un conjunto que es fe y se desliza en la esperanza. Además, no nos cansamos como tampoco se cansa el enamorado de decirle cosas hermosas a su amada.

María del Valle nos bendice y para que tengamos acceso a estas bendiciones necesitamos hacernos niños en el amor a Dios. Necesitamos hacernos pequeños, es decir, renunciar a la soberbia, a la autosuficiencia; reconocer que nosotros solos nada podemos, porque necesitamos de la gracia, del poder de nuestro Padre Dios para aprender a caminar y para perseverar en el camino. Ser pequeños exige abandonarse como se abandonan los niños, creer como creen los niños, pedir como piden los niños.

Que María del Valle nos siga bendiciendo.

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

 

30/agosto


Dime que te cuento y te diré que aprendes

“Que tarde vine a conocerte Señor”

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

San Agustín. De lo humano a lo divino.

El próximo 28 de agosto estaremos celebrando la memoria de San Agustín, fiesta que estará engalanada con el recuerdo bellísimo de su mamá Santa Mónica (27) Es una fiesta que nos habla de esa humanidad tocada por lo divino para la mejor conversión. La conversión es un camino, que hoy y no mañana, nos corresponde a todos hacer. Por eso, San Aurelio Agustín se nos presenta como modelo de conversión para que encontremos orientación.

En su libro “Las Confesiones”, Agustín ha ilustrado en modo conmovedor el camino de su conversión, que con el Bautismo que le administró el Obispo Ambrosio en la catedral de Milán había alcanzado su meta. Quien lee Las Confesiones puede compartir el camino que Agustín en larga lucha interior debió recorrer para recibir finalmente, en la noche de Pascua del 387, en Sacramento del bautismo que selló el gran giro de su vida. Observemos que en San Agustín su conversión no fue cosa de instantes, sino precisamente un camino. Camino que le hizo adelantar, atrasar, maldecir, bendecir, saltar, detenerse, reír, llorar… Una muestra de esto cuando en su última enfermedad, cuando hace poner en la pared los Salmos penitenciales para tenerlos siempre ante los ojos; cuando se autoexcluye de recibir la Eucaristía para volver a recorrer una vez más la vía de la penitencia y recibir la salvación de las manos de Cristo, como don de la misericordia de Dios. Entonces, podemos hablar de las conversiones de Agustín.

Somos muchos los que nos sentimos arropados, devorados e incluso destruidos por el pecado y hoy nos sale San Agustín para orientarnos. Observemos que en Agustín se inicia un camino interior hacia el cristianismo, hacia el “sí” de la fe y del Bautismo. Vive en su propia época y se somete a las pasiones, como todo joven, pero nunca renuncia a esa búsqueda. Le atormentaba la verdad. Quería encontrar la verdad. En esa verdad estaba Dios. Luego se empieza a sentir muy oprimido por los pecados (Confesiones al final del segundo libro). Vive en una terrible soledad. Se bautiza regresa al África Va funda un pequeño monasterio para empezar a dialogar con Dios. Fueron tres años muy felices. Es ordenado sacerdote para hacer de la predicación una norma de vida. Empieza a traducir el Evangelio con un lenguaje cotidiano para que otros se encontraran con Cristo.

Pero habrá otra conversión que se centraría en el Sermón de la Montaña para explicar la vía de la recta vida. Una vida entusiasmada por lo perfecto y con la ayuda de Cristo. Es aquí donde nace su profunda humildad para que entienda la gran misericordia de Dios al sentir el perdón. Un perdón de verdad cuando nos volvemos como Cristo personas de misericordia.

De lo humano y divino de San Agustín pasa necesariamente por San Pablo, pues bien dice: “Me aferré al apóstol Pablo” (Contra Acad. 2, 2, 5) Había recibido las fuerzas del Espíritu y desde ahí empezó su cambio admirable hacia Dios. Lo importante y significativo es que a través de las páginas del apóstol Pablo, Agustín no sólo descubre a Cristo verdad, a Cristo maestro, sino que lo descubre como Verbo encarnado, Redentor de los hombres y Fuente de gracia, y encuentra, al mismo tiempo, el camino para acercarse a Cristo que es la humildad y la confesión sincera de los pecados.

Había caído en lo meramente humano para que luego dejara entrar esa luz divina, luz superior a la del sol de mediodía para que pueda decir: “Vi con los ojos de mi alma, de un modo u otro, por encima de la capacidad de estos mismos ojos, por encima de mi mente, una luz inconmutable; no esa luz ordinaria y visible a cualquier hombre, por intensa y clara que fuese y que lo llenara todo con su magnitud. Se trataba de una luz completamente distinta. Ni estaba por encima de mi mente, como el aceite sobre el agua o como el cielo sobre la tierra, sino que estaba en lo más alto, ya que ella fue quien me hizo, y yo estaba en lo más bajo, porque fui hecho por ella. La conoce el que conoce la verdad. ¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad! Tú eres mi Dios, por ti suspiro día y noche”

Esa luz que es Cristo iluminó a San Agustín para hacerlo maestro y doctor de la Iglesia. Hoy necesitamos, con urgencia, esta luz para salir de tal oscuridad de aquella luz del bautismo que tenemos apagada. En esa luz queremos rehacernos para poder vencer la maldad y ganar la gracia de un Dios que no se cansa de buscarnos. Hoy, en San Agustín, nos señala el camino para poder ser, en medio de las tinieblas, luz en el Señor.

“Ama y haz lo que quieras.

Si callas, callarás con amor;

si gritas, gritarás con amor;

si corriges, corregirás con amor,

si perdonas, perdonarás con amor”

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Salmo 137 “Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos”

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Jesucristo nos pregunta:

¿Quién soy yo?

Ante la novedad de una persona que aparece y es diferente todos comienzan a hacerse la misma pregunta. ¿Quién es? ¿De dónde viene? En el caso de Jesús la gente se pregunta sobre quién es y se dan muchas respuestas. Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado” (Mateo 16,13) Es una pregunta que necesita una respuesta pues Jesús inquieta y cuestiona.

Aquella respuesta se puede quedar en algo simple, como decimos cuando todo se oscurece. ¡Se fue la luz! Pero nadie enciende una vela o un fósforo. O la respuesta que damos frente a una desgracia ¡Pobrecitos! Y seguimos con los brazos cruzados. En Jesús no se necesitaban esas clases de respuestas, sino una que diera y llevara a los presentes a una conversión delante del mensaje del reino de Dios. Recordemos que el mismo Herodes le quiso conocer y no pudo. Por eso, hoy y no mañana, se nos pregunta de forma muy directa: Ustedes, ¿quién dicen que soy yo?

No podemos responderla de memoria o de una manera rápida y aprendida, se requiere una respuesta que venga desde el corazón y para que sea real se hace necesario que nos purifiquemos. Quitando todo prejuicio y dando pie a una vivencia comunitaria. De ahí que Pedro tomara la palabra para responder: “Tú eres el Mesías de Dios” para que de inmediato Jesús le ordenará terminantemente que no lo digan a nadie” (Mt 16,22-23)

“ A Dios nadie lo ha visto jamás: El Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer” (Juan 1. 18). “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Quien me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14. 6) En la actualidad nuestro mundo se encuentra bombardeado por muchas encuestas y nos salen al paso los medios de comunicación cuya información es casi al instante. La pregunta y la respuesta siempre han sido y continúan siendo realidades vivas e importantes. Hay preguntas profundas y vitales. Y respuestas que también pueden serlo. Por eso la pregunta de hoy es muy importante pues tiene la intención de preparar una pregunta personal y directa a los discípulos. Ellos tienen que definirse, pues de forma directa les dice Jesús: “¿Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”

Pero también, hoy, la misma pregunta nos la dirige Jesús muchas veces: ¿Quién soy yo? ¿Qué importancia tiene en nuestras vidas? Nuestra respuesta también tiene que ser rápida, sincera y osada: Tú eres la esperanza máxima, tú eres el Hijo de Dios encarnado para salvarnos. Hemos de dar nuestra respuesta comprometida a Cristo Salvador, el Buen Pastor que da la vida por las ovejas, al Amigo que da la vida por sus amigos.

Observemos que la respuesta de Pedro va en sintonía con su fe, por eso Jesús le felicita y le hace saber que es producto del don de Dios “Eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo” Para que de inmediato Jesús reconozca a Pedro y lo haga servidor en primer orden. “Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” Sobre ese hombre pescador, creyente y humilde se construirá el edificio de la comunidad cristiana. Sobre su fe firme se podrá levantar la casa de Dios. Lo coloca al frente para que sirva sosteniendo las llaves con un poder sagrado. Es poder y sagrado porque tendrá que santificar a sus hermanos. Entonces, Pedro en una comunidad, dará fuerza a la comunión y dará firmeza a la Iglesia. Todo eso prosigue en la sucesión apostólica.

Mirando a Pedro aprendemos a ser conscientes de que somos Iglesia apostólica. Venimos de Dios y hacia Dios vamos. De ahí que tengamos que recordar la importancia de nuestra fe y de nuestra vida en la Iglesia. Una oportunidad para agradecer los dones que el Señor nos otorga en abundancia. Reconozcamos que su misericordia es eterna. Oremos por el Papa Benedicto XVI para que cumpla el papel que el Señor le ha confiado.

Aunque tengamos curiosidad por la opinión acerca de Jesús, tendremos que responder esta pregunta desde lo interno de nuestras vidas. Ahí están bellísimas palabras que ha pronunciado Cristo a favor nuestro: Ve y no peques más. Ve, vende todo y sígueme. Tu fe te ha salvado. Hoy estarás conmigo en el paraíso. Tú eres Pedro… Palabras que no están dichas o sueltas por accidente. Nada de eso. Son palabras que sirven de unión en la búsqueda de Dios, enamorado de todos, para demostrarnos que su amor nunca falla.

Entonces, de la respuesta que demos observaremos si la verdad está dentro o fuera de nosotros. Por lo tanto, vivir en la mentira es renunciar a la verdad del amor de Dios. Responderle a Dios en esencial. Saber de Dios lo es también, pero vivir en la verdad es maravilloso porque le veremos tal cual es y al hacerlo viviremos eternamente.

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas


Simón Bolívar nació en Caracas (Venezuela) el 24 de julio de 1783 y murió a los 47 años en Santa Marta, de una tuberculosis.

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Nació para libertar y murió para seguir viviendo.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad el venezolano de los venezolanos, quien supo vivir en la libertad para dar la libertada. Aunque de niño (3 años) quedó sin padre y a los nueve años muere su mamá, supo vencer la tragedia gracias a José Sans, jurisconsulto que junto a Simón Rodríguez, hombre ilustrado que había asimilado las ideas de Rousseau y de la Revolución francesa, le animaron y le acompañaron.

A partir de ahí, 1799 va a España para estudiar matemáticas. En 1802 a Francia. Contrae matrimonio con María Teresa Rodríguez del Toro, quien muere a los ocho meses. Viaja a Londres y regresa con Francisco de Miranda. Fracasa en Puerto Cabello y se refugia en Cartagena de Indias y se entrega por completo a su formación teórica, política y militar. Para 1812 da inicio a la conquista de Venezuela pero es derrotado en los llanos por Boves. Lo vuelve a intentar en 1816 y también tropieza. Logra la unidad interna, se une a Páez y los llaneros. Avanza entre campañas para que en 1819 logre la independencia de Colombia y parte de Venezuela. Proclama en diciembre de 1820 la República de la Gran Colombia (Nueva Granada, Venezuela, Ecuador) Es nombrado Bolívar su presidente. En 1822 la independencia de Ecuador. En 1824 Perú con la batalla de Ayacucho. La unificación tiene sus enemigos con la aparición de dictaduras militares para 1830 se separan Nueva Granada y Venezuela; tres años antes ya lo había hecho Perú y, dos nada más, Bolivia. Simón Bolívar presenta su dimisión como político y se retira, desilusionado y enfermo, a Santa Marta, donde muere de tuberculosis a los 47 años.

Ese Bolívar que sabe de fracasos y de triunfos, que había nacido para la libertad y vivió para no morir, nos habla de esa confianza que da paz. Bien decía hasta cansarse: “No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan. Sabía que habían días malos e incluso de muchas frustraciones, pero que eran como equipaje de cada día. Unos malos, otros buenos. Bolívar, en aquellos instantes de fracaso, reconoce que por encima de todo se tiene que preservar su honor. Es decir, que había nacido para algo grande y si encontraba estácalos los saltaba y seguía.

Ese deseo de libertad lo llevó a no desmayar. Conoció la derrota, sintió miedo ante la batalla, supo escaparse de las traiciones. Estoy hablando de un hombre de mil dificultades y de millones de soluciones. Se ha dicho que la Carta de Jamaica es la compilación de su verdadero pensamiento y visión política para Latinoamérica, esta fue escrita en 1815, mucho antes de las batallas de independencia y de tener tanto poder y enemigos, y ésta, junto con el Manifiesto de Cartagena, se ha convertido en la guía para futuros líderes. Ese estratega, militar y libertador sabía, de antemano, que para llegar al éxito había que pasar por mucho sacrificio. Además, llevaba clavada en su vida que toda discordia procede de la ignorancia y la debilidad. Entonces por cada derrota sacaba un plan para más adelante vencer.

En lo que respecta a su fe en Dios, puedo decir que era un verdadero creyente y que nunca dejó de ser un fervoroso católico, devoto desde su niñez, junto con toda su familia, de la Santísima Trinidad, sin dejar a un lado la Virgen de Coromoto. Bautizado el 30 de julio de 1783, por un primo sacerdote, de nombre Juan Félix Jerez Aristiguieta, canónigo doctoral de la Catedral. Por maestros pudo contar con dos sacerdotes: Fray Francisco Andújar (matemáticas), y el Presbítero José Antonio Negrete (historia y religión) En sus escritos da a conocer su fe. Escribe a sus familiares (a su tío Pedro Palacios y Sojo, a su hermana María Antonia, a su sobrino Anacleto Clemente), o a sacerdotes y obispos, pero también cuando se dirige a personas como Páez, Sucre, Santander, San Martín, O'Higgins, o simples ciudadanos usando frases religiosas y ofreciendo una auténtica religiosidad interior. Observemos algunas expresiones en sus innumerables cartas: Dios, Dios quiere, Dios guarde, Dios Omnipotente, Dios de los Ejércitos, Dios de la misericordia, Dios sabe, Dios de la humanidad, Dios que protege, Ante Dios, Quiera Dios, La Providencia, Providencia Divina, Divina Providencia, Ser Omnipotente, En el Señor y El Cielo.

Ese Bolívar guerrero tenía un corazón lleno de la fe en Dios. Esto lo encontramos en su Testamento, elaborado siete días antes de su muerte por el propio Libertador. y en el mismo declara estar gravemente enfermo, pero en mí entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano Misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero; y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica, Romana, bajo cuya Te y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte como católico fiel cristiano.

Perdonó a todos los que lo habían ofendido y perjudicado. Exoneró de la pena de muerte a quienes habían intentado asesinarlo. Su fe sobrevivió por encima de su propia vida. En ningún momento dejó de existir. Y por su fe triunfó frente a las conspiraciones, frente a las traiciones de sus propios compañeros, frente a las calumnias.

Haber vivido así, es no morir jamás.

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

Simón Bolívar nació en Caracas (Venezuela) el 24 de julio de 1783 y murió a los 47 años en Santa Marta, de una tuberculosis.

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Nació para libertar y murió para seguir viviendo.

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad el venezolano de los venezolanos, quien supo vivir en la libertad para dar la libertada. Aunque de niño (3 años) quedó sin padre y a los nueve años muere su mamá, supo vencer la tragedia gracias a José Sans, jurisconsulto que junto a Simón Rodríguez, hombre ilustrado que había asimilado las ideas de Rousseau y de la Revolución francesa, le animaron y le acompañaron.

A partir de ahí, 1799 va a España para estudiar matemáticas. En 1802 a Francia. Contrae matrimonio con María Teresa Rodríguez del Toro, quien muere a los ocho meses. Viaja a Londres y regresa con Francisco de Miranda. Fracasa en Puerto Cabello y se refugia en Cartagena de Indias y se entrega por completo a su formación teórica, política y militar. Para 1812 da inicio a la conquista de Venezuela pero es derrotado en los llanos por Boves. Lo vuelve a intentar en 1816 y también tropieza. Logra la unidad interna, se une a Páez y los llaneros. Avanza entre campañas para que en 1819 logre la independencia de Colombia y parte de Venezuela. Proclama en diciembre de 1820 la República de la Gran Colombia (Nueva Granada, Venezuela, Ecuador) Es nombrado Bolívar su presidente. En 1822 la independencia de Ecuador. En 1824 Perú con la batalla de Ayacucho. La unificación tiene sus enemigos con la aparición de dictaduras militares para 1830 se separan Nueva Granada y Venezuela; tres años antes ya lo había hecho Perú y, dos nada más, Bolivia. Simón Bolívar presenta su dimisión como político y se retira, desilusionado y enfermo, a Santa Marta, donde muere de tuberculosis a los 47 años.

Ese Bolívar que sabe de fracasos y de triunfos, que había nacido para la libertad y vivió para no morir, nos habla de esa confianza que da paz. Bien decía hasta cansarse: “No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan. Sabía que habían días malos e incluso de muchas frustraciones, pero que eran como equipaje de cada día. Unos malos, otros buenos. Bolívar, en aquellos instantes de fracaso, reconoce que por encima de todo se tiene que preservar su honor. Es decir, que había nacido para algo grande y si encontraba estácalos los saltaba y seguía.

Ese deseo de libertad lo llevó a no desmayar. Conoció la derrota, sintió miedo ante la batalla, supo escaparse de las traiciones. Estoy hablando de un hombre de mil dificultades y de millones de soluciones. Se ha dicho que la Carta de Jamaica es la compilación de su verdadero pensamiento y visión política para Latinoamérica, esta fue escrita en 1815, mucho antes de las batallas de independencia y de tener tanto poder y enemigos, y ésta, junto con el Manifiesto de Cartagena, se ha convertido en la guía para futuros líderes. Ese estratega, militar y libertador sabía, de antemano, que para llegar al éxito había que pasar por mucho sacrificio. Además, llevaba clavada en su vida que toda discordia procede de la ignorancia y la debilidad. Entonces por cada derrota sacaba un plan para más adelante vencer.

En lo que respecta a su fe en Dios, puedo decir que era un verdadero creyente y que nunca dejó de ser un fervoroso católico, devoto desde su niñez, junto con toda su familia, de la Santísima Trinidad, sin dejar a un lado la Virgen de Coromoto. Bautizado el 30 de julio de 1783, por un primo sacerdote, de nombre Juan Félix Jerez Aristiguieta, canónigo doctoral de la Catedral. Por maestros pudo contar con dos sacerdotes: Fray Francisco Andújar (matemáticas), y el Presbítero José Antonio Negrete (historia y religión) En sus escritos da a conocer su fe. Escribe a sus familiares (a su tío Pedro Palacios y Sojo, a su hermana María Antonia, a su sobrino Anacleto Clemente), o a sacerdotes y obispos, pero también cuando se dirige a personas como Páez, Sucre, Santander, San Martín, O'Higgins, o simples ciudadanos usando frases religiosas y ofreciendo una auténtica religiosidad interior. Observemos algunas expresiones en sus innumerables cartas: Dios, Dios quiere, Dios guarde, Dios Omnipotente, Dios de los Ejércitos, Dios de la misericordia, Dios sabe, Dios de la humanidad, Dios que protege, Ante Dios, Quiera Dios, La Providencia, Providencia Divina, Divina Providencia, Ser Omnipotente, En el Señor y El Cielo.

Ese Bolívar guerrero tenía un corazón lleno de la fe en Dios. Esto lo encontramos en su Testamento, elaborado siete días antes de su muerte por el propio Libertador. y en el mismo declara estar gravemente enfermo, pero en mí entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano Misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero; y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica, Romana, bajo cuya Te y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte como católico fiel cristiano.

Perdonó a todos los que lo habían ofendido y perjudicado. Exoneró de la pena de muerte a quienes habían intentado asesinarlo. Su fe sobrevivió por encima de su propia vida. En ningún momento dejó de existir. Y por su fe triunfó frente a las conspiraciones, frente a las traiciones de sus propios compañeros, frente a las calumnias.

Haber vivido así, es no morir jamás.

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas


21_julio_2011

Dime que te cuento y te diré que aprendes

… la respuesta de Pedro: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mateo 16,16).Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Uno que niega y el otro que persigue.

Fiesta de San Pedro y San Pablo.

Dos personas muy diferentes y dos historias también distintas. En los dos una conversión. La de Pedro se necesitó tres años. (Hasta que lloró y se arrepintió) Para la conversión de Pablo un instante (Tumbado del caballo) Y los dos terminan ofreciendo sus vidas en un martirio en Roma con Nerón.

Pedro, el famoso Pedro que se escondía al observar la muerte de Cristo y la resurrección lo hace irse a Jerusalén. Pedro, por sobrenombre Roca, es el primero de la lista apostólica, asume la condición de servidor, ejerce el apostolado. Llegando a ser el primer obispo. Papa de la cristiandad. Lo que no podemos olvidar de Pedro es que confesó a Jesús como el Cristo Hijo de Dios vivo. Pero también es pensar en el discípulo de la negación. Pedro encarna al apóstol que amó a Jesús con un amor de amigos, pero dudó. Pedro debe ser nuestro ejemplo para confesar a Jesús y volver a él con humildad, a pesar de nuestras negaciones. Se le representa con un gallo a su lado. Lo más hermoso de Pedro es que siendo anciano Jesús le pidió cuidar sus ovejas y aunque le había traicionado fue perdonado, ya que las equivocaciones son ocasiones para aprender, son tiempos de gracia.

Pablo, Saulo de Tarso, educado, refinado, ciudadano romano, alumno de Gamaliel, alistado el ejército se dedica a perseguir a los cristianos. Pablo, convertido del fariseísmo beligerante anticristiano, es el apóstol de los paganos, a los que evangelizó en tres grandes viajes. Pablo, llamado por el mismo Jesús después de su resurrección asume el reto y anuncia al mundo no judío el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Pablo, el Apóstol de la inclusión de todos los pueblos y de todos los sujetos históricos en el amor de Dios, es testimonio para la Iglesia en general para que tengamos la valentía de aceptar a todos los que desean ser fieles al plan de Dios para que se desarrollen integralmente dentro de nuestras comunidades.

Los dos fueron las cabezas de una Iglesia pobre, perseguida y testimonial, que se convirtió en Iglesia primera. Esta fiesta nos remonta a los orígenes del cristianismo y al inicio de la predicación de los que recibieron la tradición más original de Jesús de Nazaret. En esta fiesta observamos a un Dios vivo y real que no desprecia nada ni a nadie. Llama, acompaña y da las fuerzas para continuar. Los dos aceptaron ese llamado y por eso hoy se les consideran como las dos grandes columnas en que se apoya la Iglesia. Tendré que decir, que el cristianismo no es un nacer, sino un hacerse en la medida que se abre el corazón a los designios de Dios. Ellos llegaron y dieron testimonio por su generosidad y capacidad de respuesta, claro con la gracia de un Dios que se atreve a llamar.

Esta fiesta nos habla de comunión. Una comunión que me invita a observar a esos apóstoles que respondieron con equivocaciones, pero respondieron y ese es el primer paso. Nosotros debemos ser fieles a la misión que Dios nos invita. Es una comunión porque a todos nos invitan y la responsabilidad de llegar a los más lejanos es un mandato de amor, más que obligación. Bien lo sentiría San Pedro cuando supo escuchar y hacer aquello de: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mateo 16,16) y diría San Pablo en la primera carta a los Corintios 9,16 “Ay de mí si no evangelizara”

Roguemos al Espíritu Santo que nos ayude a responder a este llamado, pues habrá que reconocer que nadie puede decir Jesús es el Señor, sino con el Espíritu de Dios (1 Corintios 12,3) Todo porque nuestra Iglesia nos necesita y al llamarnos nos muestra el camino para que nosotros “conociéndolo y amándolo” le podamos servir en la búsqueda de los más lejanos. Ya que necesitamos ser Iglesia de servicio, de apostolado y sobre todo de llegar con alegría a donde hay “muchos” que no conocen a Dios.

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas
29_junio_2011

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Un Cristo alimento que da vida eterna.

“… Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos” (Lucas 9, 11b-17)

Muchos detrás de la comida, demasiados buscando rebajar y salir de tanta grasa; otros en busca de empleo… Todos muy preocupados por el día a día y poquitos los que buscan a Dios como verdadero alimento.

Hoy al igual que ayer buscando el milagro y olvidando a Dios de los milagros. Todos detrás de las curaciones, pero nadie en busca de las sanaciones que realmente salvan. La religión la hemos convertido en un juego que se hace cuando a uno le conviene. Necesito que mi hijo tome comunión lo inscribo y medio cumplo y listo. Mi hija la voy a bautizar organizo los invitados, escojo a los padrinos y hago una fiesta. Mi hijo de 30 años se quiere casar y para proporcionarse caché lo hace por la Iglesia… Así con los demás sacramentos.

Jesús multiplica los panes para decirlos que el hambre es mala. Todos necesitan comer. Una persona hambrienta está condenada a una muerte prematura. Por eso Jesús un día multiplicó los panes y los peces, como signo de una nueva creación. El alimento, primero compartido, después bendecido y multiplicado, después sobrante y recogido, es un ejemplo a seguir, marca unas pautas de comportamiento. Se trata de sumar y compartir, de respetar y agradecer, de multiplicar y bendecir, de guardar y prever, con prudencia o providencia y austeridad. Hoy no haría falta multiplicar los panes y los peces, sino que bastaría con dividirlos equitativamente. Aprender a mirar, a sentir y a dividir. No carecemos de alimentos, sino de sentimientos .

Cristo, alimento que sacia nuestras hambres . Jesús se ofrece como pan de vida. Quien se alimenta de Jesús ya no volverá a tener hambre ni sed. Quien come a Jesús ya no morirá. Pan, palabra, amor . En la fracción del pan, la Iglesia celebra la pascua del Señor y queda hecho un solo pan. No se puede celebrar la cena del Señor y dar la espalda a los pobres. Comulgar con Cristo es darse con él a los demás, amar hasta el extremo. La Eucaristía es fuente y culmen de la misión, centro y raíz de la comunidad cristiana. En el sacramento de la fe, el discípulo es transformado y se compromete a trabajar en la realización de un mundo más conforme con el reino de Dios.

Celebrar el Sagrado Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo es poder gritar que nos encontramos con la fuente de toda la vida cristiana. La Eucaristía es memorial, memoria. Hacer memoria es el centro de nuestra celebración. Además de palabras hay pan y vino, dones ofrecidos por Jesús antes de su pasión. En cada misa Jesucristo se hace alimento, pan. El pan representa nuestra relación con la naturaleza. Es fuente de vida y el vino es el elemento de la fiesta y alegría del corazón. Pero el pan se puede volver duro y el vino puede significar el sufrimiento, la copa amarga que hay que apurar.

Al recibirlos en la Santa Misa son símbolo y vínculo del amor, del más grade amor. Es Jesús que nos enseña a celebrar la misa por eso hay que comerlo y beberlo siempre, aunque no lo merezcamos, pero los necesitamos. El pan y vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo. Es un alimento que nos conduce a la vida eterna. Y esto es lo que hizo Jesús en la Última Cena: ofreció pan y vino, y en ese gesto se resumió totalmente a sí mismo y a su propia misión. En ella Jesús anticipó su Sacrificio, un Sacrificio no ritual, sino personal. En la Última Cena Él actúa movido por ese "espíritu eterno" con el que se ofrecerá después sobre la Cruz (Hebreos 9,14) Dando las gracias y bendiciendo, Jesús transforma el pan y el vino. Es el amor divino que transforma.

Esta vida eterna que da Jesucristo, Eucaristía, viene por ese amor, pan de vida, que permanece presente en medio de nosotros, diario viático para el viaje de la vida. Amor que no hay que contemplar o cantar sino compartir y abrazar. Amor que nos invita a comer y dejarnos comer. Amor ofrecido en la mesa de cada iglesia y en la gran mesa del mundo. Y no solamente muere en la cruz sino que nos entrega su Cuerpo para comerlo. Ese alimento, esa Eucaristía. Y ese Dios, alimento, nos dice San Pablo: “No soy yo, es Cristo que vive en mí”

El sacramento de la Eucaristía constituye el centro, el culmen, la fuente, el motor y la meta de la vida cristiana, porque es, en su origen, en un significado y en sus efectos, el misterio central de Cristo: memorial de su muerte y resurrección, medio eficaz de la comunicación de su Espíritu, sacrificio y ofrenda de Jesucristo en la Cruz, que se perpetúa, actualiza y renueva en el sacramento de su Cuerpo y Sangre. Es banquete, al que todo estamos invitados, en el que el alma se llena de gracia, anticipo y prenda del banquete definitivo.

Hoy, en señal definitiva de dar testimonio, todos debemos vivir la Eucaristía como un “mandato saludable” “Denle ustedes de comer” Donde el mandato camina por la caridad. Caridad que es amor cristiano. Necesariamente la Eucaristía y su celebración han de llevarnos al amor al prójimo, porque la Eucaristía es y significa el amor supremo de Dios por medio de su Hijo que da la vida por todos.

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas
21_junio_2011


( Juan 3,16-18) Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Dios no es soledad es familia Trinitaria.

Son muchos los que pintan a Dios como un viejo de barba que está desolado y a la espera de algo. Y eso es falso, tan falso que celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad donde Dios es una familia de tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Con mucho cuidado con ir confundiendo más. No aclares que confundes. Decimos los cristianos que nuestro Dios es un Dios único en tres personas distintas y esto que lo formulamos con cierta sencillez se llega a complicar grandemente cuando intentamos explicarlo. ¿Cómo explicar que Dios es uno y a la vez es Padre, Hijo y Espíritu Santo? Puedo decir que en ese amor que es único hay tres sujetos: uno que ama, uno que es amado y el amor que les une. Todo en relación al amor que nos tiene Dios.

Dios es Padre que interviene en la historia como padre tierno y solícito con respecto a los justos que acuden a él. Él es "padre de los huérfanos y defensor de las viudas" (Sal 68, 6); también es padre en relación con el pueblo rebelde y pecador. En Jeremías se puede leer “Yo soy para Israel un padre” (31,9) Por eso, al designar a Dios con el nombre de "Padre", el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo y autoridad transcendente y que es al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos. Nadie es padre como lo es Dios.

Es, entonces un Padre que no es ajeno a nuestras situaciones. Está junto a nosotros. Por eso envía a su Hijo Unigénito . (Juan 3, 16-17) Es un Hijo que viene a salvarnos. "Cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12, 32) Por eso en Hebreos se puede leer "Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre" (13, 8) En Nicea, primer concilio año 325, donde se presenta al Hijo "consubstancial" al Padre, es decir, un solo Dios con él. Lo mismo el Concilio de Constantinopla en el año 381.

Para entender todo esto y darle vida al reino de Dios está el Espíritu Santo . Fortaleza que le va dando sentido a nuestra responsabilidad. Es decir que e l Padre y el Hijo revelados por el Espíritu.

La Trinidad es un solo Dios que actúa en tres Personas para hacer posible el amor de Dios. Nuestra vida comenzó con ese bello signo . "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28,19) De ahí que la Santísima Trinidad sea el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. También cada Eucaristía (misa) comienza de igual forma.

La Santísima Trinidad es propiamente el mismo Dios que ha entrado en comunión con nosotros. Es el Padre que se ha hecho "nuestro Padre", es el Hijo que se ha hecho nuestro hermano, es el Espíritu que se ha hecho nuestra vida. Bueno todo un juego de palabras pero para entenderlo se necesita que seamos nosotros delante del padre que nos llama, que seamos hermanos en Jesucristo que nos asiste y que todos tomemos la fuerza en el Espíritu Santo que se nos ha derramado.

Por tanto, no tenemos un Dios individualista, sino un Dios-Trinidad, un Dios Familia, un Dios Comunidad. Tres Personas divinas no aisladas, sino en perfecta comunión de vida, en una entrega mutua infinita y son Personas porque existen entregadas una a otra, en perfecta relación de amor. Entonces nuestro ser es comunitario. Ser cristiano implica entrar con Cristo en relación con las Divinas Personas, y entrar y vivir en relación fraterna con los hombres. No podemos vivir aislados de los demás. Esto quiere decir que no hay verdadero "yo" sin "nosotros". No es posible la persona sin las otras personas. Creer es construir comunidad.

Todo esto implica que nuestra vida la debemos gastar en el servicio a los hombres. Es la comunión la que nos exige salir de nosotros para ir en búsqueda de los otros. Estamos hablando del amor fraterno a la que nos invita la Trinidad para construir la comunidad. Una comunidad que nos hace respetar la pluralidad y lanzarnos a la solidaridad.

Celebremos la Trinidad con la alegría de saber que existimos para los otros. No hay verdadero "yo" sin "nosotros". No es posible la persona sin otras personas. No es bueno que el hombre esté solo.

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice. org

Yo nunca les abandono.

 

Lo que Dios promete nunca olvida. Jamás deja de cumplirlo. Pero este ofrecimiento requiere de nosotros Responsabilidad y Respeto. Esto implica que nos dejemos guiar (Hechos 8,5-8.14-17) “Les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo”

La responsabilidad es una virtud que nos lleva a “asumir las consecuencias de nuestros actos. Somos responsables cuando se asumen las consecuencias de nuestros propios actos. Ser responsable implica tener que rendir cuentas, no solo aguantar las consecuencias de la propia actuación. Ser responsable significa obedecer: obedecer a Dios y a Sus leyes, a la propia conciencia, obedecer a las autoridades, sabiendo que esa obediencia no es un acto pasivo, sino es la libre respuesta a un compromiso, a un deber. Es la otra cara de la libertad. Somos responsables precisamente porque fuimos creados libres.

Dios, entonces, nos acompaña y no nos abandona tanto en cuanto seamos responsables. Pues cuando decidimos hacer nuestra propia vida sin Dios caemos en una anarquía de un falso libre albedrío “donde todo es permitido. Nada es malo” Nada ha contribuido tanto a bajar el tono moral de la sociedad como la negación de la culpa personal o pecado. A que siempre culpamos al otro y esto destruye la virtud de la responsabilidad que al hombre le ordenaba la vida.

Es, por tanto, muy grave en la actualidad que la educación gire alrededor de vivir sin compromiso, sin responsabilidad, ni culpa alguna. Observemos como el respeto a la vida se ha perdido y muchos roban, matan a su antojo. Es como una negación de Dios y un no aclamar a Dios, todo lo contrario a lo que bellamente nos invita el Salmo 65. “Aclama al Señor, tierra entera”

En estos días la mamá de mi sobrina, María Fernanda, ante el golpe que se dio la niña contra la mesa, ella expresó: “¡mala la mesa!” Olvidando que la niña debe mirar por dónde camina aunque tenga tres años. Lo mismo pasa con los estudiantes. Me aplazaron en el examen porque la maestra es mala (y no porque yo no sabía y no había estudiado). Qué decir de los hijos. A mi mamá le miento porque con ella no se puede hablar. Toda una tremenda justificación. Estas actitudes nuestras son cotidianas.

“ Yo le pediré al Padre que les dé otro defensor ” (Juan 14,15-21) Esa es la actitud de Dios que no abandona y nada de dejar a la suerte nuestras acciones. Por eso, nos pide en la responsabilidad, mucho Respeto . El respeto es la virtud que actúa o deja actuar, es la virtud que nos hace reconocer el valor, la consideración y la dignidad que merece alguien o algo y nos lleva a demostrarlo con nuestras actitudes y acciones. Es la virtud por la cual reconocemos en cada persona el lugar que le corresponde, su dignidad, el lugar y la función que Dios ha querido darle ante nosotros. De ahí que debamos respetar ante todo. A Dios, a sus leyes y a la Iglesia por ser Su Esposa. El respeto a Dios se expresa especialmente al cumplir y hacer cumplir (dentro de lo posible) sus Mandamientos, que debieran inculcarse desde la infancia, para aprender a verlo como quien es, el Creador y dueño de las almas y del universo. Lograremos respetarlo siendo humildes (reconociéndonos creados y moralmente dependientes) y obedientes.

Es común hoy no vivir en la verdad. Una verdad a medias no es verdad. Dios no literariamente, pero abandona a quien no vive en la verdad. La mentira nos aleja de la libertad y una persona que no es libre vive esclava de la mentira y dominada por ella. Dios quiere la verdad, pues esa verdad, en boca de san pablo, nos hace libres. «Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres». (San Juan, 8.31-31)

Es necesario tener la valentía de reconocer nuestra responsabilidad en nuestros actos, ya que, si no lo hacemos, caeremos en la injusticia de volcar nuestros errores y faltas sobre hombros ajenos. A mayor cargo, mayor responsabilidad. No es lo mismo el mal ejemplo que puede dar un hermano emborrachándose, que al mismo hijo ver al propio padre o madre borrachos. No es lo mismo quien conoció la Verdad y quien no fue evangelizado, quien tuvo posibilidades de conocerla y quien la rechazó, quién tuvo poder de decisión sobre las vidas de otros y quiénes no.

Un gobierno que no respete al ciudadano

se convierte en un desgobierno irresponsable y soberbio .

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

¡San Isidro! Labrando un amor para el campesino.

Dios Todopoderoso, que elevas a los humildes y confundes a los poderosos, te pedimos por intercesión de san Isidro Labrador nos concedas humildad para esperarlo todo de Ti y confiar siempre en tu Palabra, Tú que eres infinitamente misericordioso y vives y reinas por siglos de los siglos. Amén.

Desde niño y al calor de mis abuelos conocí la devoción a San Isidro Labrador, del cual nunca se me olvidará aquella rogativa: “San Isidro labrador quita el agua y pon el sol, que mañana voy a misa y le rezo una oración” San Isidro es el patrono de los agricultores del mundo. Hijo de padres campesinos sumamente pobres que ni siquiera pudieron enviar a su hijo a la escuela. Pero en casa le enseñaron a tener temor a ofender a Dios y gran amor de caridad hacia el prójimo y un enorme aprecio por la oración y por la Santa Misa y la Comunión. Al quedar huérfano, con tan sólo diez años, se empleó como peón de campo, ayudando en la agricultura a Don Juan de Vargas un dueño de una finca, cerca de Madrid. Allí pasó muchos años de su existencia labrando las tierras, cultivando y cosechando. Contrajo matrimonio con una sencilla y ejemplar campesina que es santa “Santa María de la Cabeza”

Isidro todos los días asistía a misa y allí aprendió a conocer a Dios y a saber que Dios nunca abandona. Se presenta como un hombre muy piadoso que muy a menudo tenía que soportar las burlas de sus vecinos porque cada día iba a la iglesia antes de salir a labrar el campo. A veces, Isidro llegaba algunos minutos tarde al trabajo y sus compañeros lo denunciaron al patrón por holgazán. El propietario al investigar lo denunciado nunca encontró faltas en las responsabilidades de Isidro.

También se cuenta lo de la “olla de San Isidro” Cada año Isidro organizaba una gran comida popular donde eran invitados los más pobres y marginados de Madrid. Sin embargo, en una ocasión el número de presentes superó lo previsto y la comida que habían preparado no llegaba ni a la mitad de los convocados. Isidro hizo oración a Dios y la comida se multiplicó "milagrosamente", hubo para todos y más. No puedo dejar de señalar el milagro que le valió la beatificación. Sanó al rey Felipe III. La beatificación ocurrió el 14 de abril de 1619, y tres años más tarde, el 12 de marzo de 1622, el Papa Gregorio XV lo canonizaría.

Su amor a los animales, su oración confiada a Dios y el amor a su familia (esposa e hijo) se hace acreedor de un cariño muy especial por todas aquellas personas que trabajan en el campo, por lo tanto es el patrón de los campesinos y de los viticultores, así como de los ingenieros técnicos agrícolas. Murió en olor de santidad el 30 de Noviembre de 1172, cuando contaba 90 años, y fue sepultado en el cementerio de San Andrés, correspondiente a su Parroquia. Cuarenta años después, en 1212, una lluvia torrencial puso al descubierto su cuerpo incorrupto y desde ese momento comenzó a ser venerado como Santo por el pueblo de Madrid.

Como ya he comentado anteriormente es el patrón de la ciudad de Madrid desde el 14 de abril de 1619. Su protección a los campesinos y labradores españoles así como de todos los agricultores católicos del mundo fue declarada por el Papa Juan XXIII. Se le puede invocar para que llueva y tener una buena cosecha. El Papa lo canonizó en el año 1622 junto con Santa Teresa, San Ignacio, San Francisco Javier y San Felipe Neri. Su fiesta se celebra el 15 de mayo.

Al llegar a la parroquia San Antonio de Padua, en el Municipio Mejía, me encontré con una comunidad campesina llamada Limonal adentro con una capilla y una imagen hermosa de San Isidro. Allí celebré el pasado 15 de mayo su fiesta e inauguramos la catequesis y la comunidad comienza a vivir un compromiso serio en la devoción a San Isidro en la búsqueda de Dios. Quiera Dios, por intercesión de San Isidro, todos alcancemos la gracia de amarnos y respetarnos, para que juntos formemos una comunidad de servicio.

En san Isidro el amor al campo.

En el campo una lucha a sorbos de café negro.

Negro lo están pasando los campesinos cuando no reciben la ayuda oficial.


mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

 

Madres para defender la vida por siempre.

 

Queridas madres. No es un día son todos los días. Dios quiso habitar en la mujer a la que más queremos todos, la Virgen María, y quiso habitar en ella por elección divina, antes que el mundo lo viera y teniendo como refugio el vientre purísimo de la siempre Virgen María. Por eso, en cada una, está la bendición de Dios. De allí que toda madre está llamada a defender la vida desde el primer instante.

Para el día de la madre (8 de mayo) no podemos olvidar dos bellas características que cada mujer debe dar a conocer. Enseñarnos a amar y proteger la vida. Todo porque Dios le confía a la mujer el cuidado de la vida. Lo digo porque hay “unos” que quieran someter, debilitar, humillar en el abandono o la irresponsabilidad ante un hijo. Entonces Dios quien a través de la Iglesia celebra esta fiesta para recordarles la defensa de su dignidad, que se traduce en señoras del amor y vida para mantener.

También una palabra a las futuras madres. “Lo que comienza mal termina mal” No se dejen manipular, engañar donde se vea el amor como un comercio o la famosa “prueba de amor” Son muchas las que se dejan influir y empiezan a jugar con el filtreo, la tocadera para que mande un desfile de empates que desfiguran el noviazgo y la preparación para una sólida y verdadera unión.

En cada una de ellas la promoción por la vida y jamás un artículo para promocionar cosméticos. Siempre una madre responsable y no una desfigurada madre de las telenovelas. Continuamente mujer de ideales, sueños y esperanzas para que nunca sea la mala noticia de un periódico que la presenta como la que vendedora de su cuerpo. Nunca, pero nunca elemento y producto de consumo. Ellas serán siempre un manantial de ternura con una dimensión de amor, de espiritualidad en la fe vivida y asumida para poder ser solidarias y acompañar a los que más sufren.

Hoy le pedimos, de manera especial, a la Virgen María que no haya ninguna mujer, en ningún rincón del país, que no encuentre tu compañía, tu apoyo, tu ayuda, que ninguna mujer en el Día de la Madre se sienta sola o maltratada. Pero no por un día, sino por siempre donde cada hombre respete y venere la maternidad. También le pido a la Virgen María por las madres solteras para que no se desanimen en ese terrible abandono y engaño, así, puedan sentir a Dios que les ama y dentro de su proyecto quiere convertir ese dolor en amor que es compañía en el cuidado de sus hijos. Se lo pido a la Virgen porque Ella también trajo al mundo a Jesucristo y en cada mujer esa dignidad de transmitir la vida, enriquecida con los valores de su feminidad. Por eso nos duele cuando se intente despenalizar el aborto como solución a esa matanza del inocente que no se puede defender.

La Virgen María ve con ojos de amor a tantas madres que deben desempeñarse como padres, porque el hombre de la casa se lavó las manos y se esfumó, sin hombría suficiente para asumir sus acciones. También para con otras que en el embarazo precoz no han comprendido su papel de madres. Nunca debemos pensar que maldiciendo la oscuridad se va a defender la vida.

Hablarles hoy a ustedes es hablarle a mi madre ausente que fue 10 veces madre. La que en medio de tantas dificultades nunca pensó en el aborto, jamás en abandonarnos, Ella madre y maestra, amiga y compañera, lágrimas y sonrisas. Por eso más que regalos y obsequios musicales para que al otro día le toque recoger y se doble más. Es un excelente momento para agradecerles y nunca, pero un nunca abandonarlas.

Que Dios bendiga con su alegría a todas las mujeres que tienen corazón de madre. Ellas son un tesoro para cada familia y para la humanidad. También lo son para la Iglesia de Dios. Ella, al igual que tantas que ya no están, bendice a todas las madres de Venezuela.

 

“El amor es la distinción total de entrega hasta dar la vida.

La madre entrega todo por un hijo.

Ella responde así a Dios porque le enseñó su amor”

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

 

Vivos y felices por la Resurrección de Cristo.

Vivirá para siempre entre nosotros.

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

Los apóstoles dan testimonio de haber comido y vivido con Jesús después de la Resurrección (Hechos 10,34-43) y por eso, podemos cantar con el Salmo 117 “ Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo” Por eso, debemos buscar los bienes de arriba, donde está Cristo (Colosenses 3,1-4) Para que observemos con inmensa alegría que Jesús había de resucitar de entre los muertos (Juan 20,1-9)

Para los primeros cristianos decir: "Dios ha resucitado a Jesús de entre los muertos" era algo tan natural como respirar. No necesitaban ni largos sermones ni explicaciones complicadas. Y saludarse con un "Cristo ha resucitado" era tan apropiado como nuestro rutinario "buenos días" Esta resurrección de Cristo también nos concierne a nosotros, por ello llenarnos de mucha alegría para que no andemos buscando entre los muertos al que vive. Ya que es muy común que nos quedemos entre tumbas, velorios, entierros olvidando que hay una novedad de la vida nueva que inaugura Jesús con la resurrección.

Es dolorosa la muerte y más dolorosa cuando asistimos a ella sin la fuerza de una fe viva y llena de las primicias de la resurrección. Dolor y muy triste cuando nos quedamos enterrados en un viernes santo y no experimentamos la verdadera alegría. Todo porque hemos dejado a un lado el sentido alegre de la pascua. Una pascua que nos habla de vida, de triunfo, de encuentro con todos los hermanos que saben alegrarse en cada despertar a una vida nueva. Entonces pascua no es simple palabra, sino una forma de vida donde somos llamados a vivir abrazados a la esperanza y la fe.

Recordemos que fue una mujer “Magdalena” la que nos predica esta alegría. Sin olvidar que allá “aquellos” estaban muertos de miedo, pero por saber escuchar comprendieron que todo no estaba perdido. Ella corre y sabe decir: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto" (Juan 20,2) Es aquí donde nosotros entramos para despabilar, pues son muchas cosas por ignorancia que no queremos conocer y amar. Se hace necesario que amemos la pascua. Pero no como un momento que vino y pasó. Nada de eso. Sino la actitud del cristiano que sabe, siente y expresa que desde la resurrección se puede sonreír por una victoria que los enemigos creían haber apagado. Victoria donde la muerte no tiene la última palabra y de ahí podemos decir a pleno pulmón: ·Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado”

Cristo ha resucitado. Cristo vive. Esta es la mejor noticia y en esa noticia moverá por siempre a los cristianos. Por ser noticia debemos darla a conocer con tal convicción que se hace luz, sal y levadura. Esta noticia nos convence y nos lanza a la evangelización alegre, seria, organizada y dirigida a los más lejanos. Una evangelización centrada en Cristo salvador donde el amor de Dios es más fuerte que la muerte. Claro un amor así es capaz de dar y mantener la vida. Esa noticia nos habilita con mucha esperanza a salir de uno mismo para encontrarse con los demás. Al hacerlo estaremos naciendo de nuevo y miraremos más allá de mero formulismo de una religión de ritos o cumplimientos.

Es en esa nueva vida, la dada por Cristo, donde se centra la esperanza de la Iglesia. Una Iglesia que goza y contagia. Una Iglesia que vence lo repetitivo e inaugura lo novedoso. Una Iglesia que sabe unir pascua con bautismo para hacernos nacer y comprometernos en esa nueva vida. Nadie esconde lo que ama. Lo cuida, lo defiende y lo da a conocer. Cristo vivo es la fuente de donde mana todos los sacramentos que nos dan vida.

Es el momento, entonces, de mover la piedra que tranca, obstaculiza nuestra fe que duerme en poltronas la fuerza de la resurrección. Todo por no querer comprometerse y dar el gran salto. Salto que dio Jesús al vencer la muerte que el madero le había dado. Cuando decidamos “ahora” responderle al Dios de la vida será el momento de la mejor decisión para que esa buena noticia surta efecto en los que de verdad queremos ser sus hijos sinceros. En esa actitud surge una voz sonora, alegre y contagiosa: ¡Aleluya! Palabra hebrea que significa “alabad al Señor”

“Dejemos el miedo Cristo vive.

Abandonemos las tinieblas Cristo vive.

Unamos nuestras manos Cristo vive.

Imitemos a los de Emaús Cristo vive”

 

 

mrivassnchez@gmail.com

@padrerivas

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

 

Una Cuaresma para la vida.

“La vida como el atleta que se prepara.
La Cuaresma nos prepara para la Pascua.
Por ello queremos un corazón renovado en Cristo”

La Cuaresma se inicia con el miércoles 9 de marzo ceniza que se coloca en la frente para recordarnos que somos debilidad. Y a pesar de esa humanidad que se convierte en polvo tenemos que saber que los cuarenta días de cuaresma son para la vida en un acercarse a Jesús, pero con la obligación de ir cambiando, es decir, dejando al hombre viejo para hacer nacer al hombre nuevo.

En Cuaresma nace una bella oportunidad para que nuestra vida cambie de forma positiva. Lo observaremos muy bien en el evangelio de San Lucas 15,1-3,11-32 con la parábola del Hijo Prodigo. Es allí donde tendremos que reconocer que Dios no se cansa de esperarnos y de perdonarnos. Dios siempre nos espera con los brazos abiertos, por eso nos regala la cuaresma para; acercarnos a él, cambiando nuestra vida.

Nosotros somos especialistas para abandonar, en este caso de la casa paterna, negando nuestra realidad espiritual de nuestra pertenencia a Dios. De hecho pedir la herencia del padre es desear de algún modo un tanto sutil la muerte del padre. Tal vez, hemos tenido la experiencia de esto en algún momento de nuestra vida. Al inicio notamos que todo va de maravillas. No tenemos a nadie que nos diga lo que tenemos que hacer, contamos con los “amigos”, música, aventuras en tierras lejanas, etc. Pero puede ser percatamos de que los fundamentos de nuestra vida no están en aquellos lugares lejanos, sino en nuestra casa paterna.

Nosotros también somos hijos pródigos cada vez que pedimos la herencia a Dios para alejarnos del Él. Somos hijos pródigos cada vez que buscamos el amor donde no podemos encontrarlo. No es fácil recorrer el camino de la vida sin la ayuda de un Padre que nos ame, nos comprenda y nos anime. Uno de los grandes retos de la vida espiritual consiste precisamente en reconocernos pecadores delante de Dios y pedirle su perdón.

Entonces, en esta Cuaresma colocamos nuestra vida, para que el Señor como buen alfarero nos rompa, si es posible, para que nos haga de nuevo. Ese hacernos significa cambio, nacer, volver a empezar.

Es una maravillosa oportunidad de crecimiento en la fe y en el compromiso con nuestra condición de bautizados. Somos de Dios y por eso nos llama y de seguro nos acompañará. Bien lo señala el Papa Benedicto XVI, quien invita a vivir la cuaresma como una verdadera liberación del corazón, vivir la cuaresma como un éxodo que nos lleve a dejar la tentación de sentirnos autosuficientes para llegar a la tierra prometida de la Justicia de Dios, obrada en Jesús, nuestro Salvador, que se entregó por amor a nosotros. Claro, esto no lo podemos logar a solas, sino que necesitamos de Dios que con su amor nos libera de nuestras omnipotencias y falsas seguridades, y también  necesitamos de los demás, nuestros hermanos y compañeros de camino, para ayudarnos y sostenernos.

Por eso, tenemos que saber escuchar una invitación a la libertad en la búsqueda de la salvación, donde Él actúa llamándonos a madurar, a crecer, a decidir, a compartir, a servir… Desde ahí nace una experiencia de diálogo con Dios que nos sugiere el respeto mutuo asumiendo a los otros como hermanos. Dialogo que hace que el corazón se convierta muy unido al amor de Cristo que es amor creativo y generoso que busca el bien del otro, su realización plena.

Es un tiempo que se prolonga para descubrir y profundizar la dimensión vocacional de nuestra vida. Prepararse es la consigna general. En el caso de nosotros, los adultos, caminar revisando constantemente para combatir la repetición que produce desgano y destruye las mejores iniciativas. Se hace necesario revivir esta maravillosa oportunidad de aquel amor primero, nuestro fervor original, nuestra entrega inicial, y de rejuvenecer nuestra respuesta al servicio del Reino de Dios.

Cuaresma, desde luego, para animar la vida y poder superar todo lo que nos esclaviza y nos impide avanzar. Porque no se puede ser auténticamente feliz sin Dios, sin los hermanos, sin decir que sí a lo verdaderamente bueno y noble que el Señor ha hecho habitar en nuestros corazones, su aliento de Vida. Es, pues, la hora de empezar a ser protagonistas conscientes y libres, deseosos de ofrecer lo mejor de cada uno. Dios se nos viene encima para que desde la cruz actualice aquella derrota y se pueda ofrecer como camino para una nueva vida y en abundancia.

“Cuaresma para crecer.
Cuaresma para la vida y una vida plena en Dios
que no se cansa de abrazarnos en su perdón”

 

mrivassnchez@gmail.com

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

 

Mensaje de la Cuaresma: Conviértanse y crean en el Evangelio.

“Es la Iglesia lugar para la conversión.

Desde ella la salvación sigue su camino

en busca de todos los hombres”

Todos, sin excepción, estamos llamados a dar testimonio del Evangelio de Jesucristo. Por ello hay que abrir el corazón para empezar un camino de la conversión, de una verdadera conversión.

Desde la parroquia de San Antonio de Padua, Municipio Mejía tenemos como objetivo general sensibilizar a todos para que se empiece a conocer para amar a Dios. “Conócelo y ámalo” Ya que nadie ama lo que no conoce. Y si conocemos a Dios iremos descubriendo ese examen de conciencia personal y comunitaria, que nos lleve al reconocimiento de nuestro pecado y a la conversión, para evangelizar hoy a nuestro mundo. Esa conversión siempre será iniciativa de Dios bien marcado en Marcos 1,15 y subrayado en aquellas palabras tan lapidarias de Lucas 9,25 “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde a si mismo?” Jamás, pero nunca Dios no ha dejado al hombre a su propia suerte. Es un Dios que conoce los sufrimientos y situaciones de su pueblo. Es Dios quien quiere sacarlos de su torpeza y de sus cobardías, sacudirle, estimularle, ayudarle a caminar (Éxodo 3,7-8) y todo en ese reconocimiento del Señor como Dios, y que no hay otro fuera de Él (Deuteronomio 4,34-35)

Ese mensaje necesita que la humanidad se de cuenta de esa llamada a la conversión. Dios quiere, por encima de todo, que los hombres se salven y que nadie quede por fuera. Que hermosa oferta que un día fue promesa y que hoy se hace realidad. Dios quiere, que al igual que el pueblo de Israel, nosotros también tomemos conciencia de esa pertenencia a Dios que busca sin cansarse de salvarnos.

Claro no hay que dejar a un lado que el tentador seguirá buscando por donde meterse para hacernos caer y no lograr que nuestra alma esté en el amor con Dios. En esas caídas tan bien aplaudidas por el tentador, Dios sigue perdonando pero para ello necesita nuestra aprobación. Nada sin libertad, todo en libertad de los verdaderos hijos de Dios. Todos pudimos observar la visión del profeta Oseas que nos demuestra como el hombre tercamente busca y busca como alejarse de Dios y ese Dios que permanece fiel al amor a la humanidad. (Oseas 11,1-2.4.8-11) Que no es otra cosa que un amor de Dios que se hace siempre misericordia.

Convertirse es volver con claridad ante un Dios que nos persigue para salvarnos. Si no fuera así la humanidad estaría asistiendo a su propia destrucción. Porque sin la misericordia constante, el hombre fallaría el camino; se frustraría. Dios le llama, le busca, lo atrae con un amor de verdad. De ese amor se llega a la plenitud cuando el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y muy bien descrito en Hebreos 4, 15 “Cristo se hizo Igual a nosotros en todo menos en el pecado”

Es maravilloso saber que Dios nos ama y nos invita. No hay nadie que haya encontrado a Jesús y no haya sentido el atractivo de su persona. Su presencia despierta en el hombre sus deseos más limpios y verdaderos, y hace renacer en él la esperanza de una vida perdonada, plena. En Jesús hay esa llamada de volverse para mirarlo. Y en esa mirada quedarse para siempre, no en sus ojos, sino en toda su vida. La conversión es siempre una gracia reconocida y secundada. En toda conversión debe haber mucha humildad y sencillez.

Convertirse para poder mirar a los ojos a Dios; para saber lo que es la ternura de Dios; para que al igual que Zaqueo sentir esa alegría de encuentro y perdón. Todo porque el perdón despierta en cada uno de nosotros un cambio que transforma. La conversión busca la aparición del hombre nuevo. Aunque también tentados a decirle a Dios que no. Observemos al joven rico en Marcos 10, 17-22 donde en el mal ejercicio del libre albedrío se resiste a la llamada de Dios. Que gran diferencia entre Zaqueo y este joven rico.

Para finalizar no podemos olvidar que en la oración sincera, descarnada y delante de la presencia de Dios encontramos una misericordia de Dios que siempre desborda. Aceptar esta misericordia significa reconocer que el único fundamento sólido de la vida es el amor misericordioso de Dios. Esta misericordia revela todo su poder siendo capaz de sacar bien incluso de nuestro propio mal. Bien observado en la parábola del Hijo Pródigo donde Dios sabe esperar el regreso del hijo caído en la oscuridad. Una oración que es capaz de hacer el mejor descubrimiento en el abrazo de Dios en una pascua eterna. “Tanto amo Dios al mundo que entregó a su propio Hijo... no para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él” (Juan 3,16-17) Todo gracias al misterio que se realiza en la Pascua, Cristo restablece y lleva a su plenitud la Alianza de Dios que habla establecido con el hombre, en la historia de Israel, amenazada una y otra vez por el pecado.

“No fue cualquier sangre.

La de Cristo redime y salva.

Presencia real de aquella cena de amor”

mrivassnchez@gmail.com


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Se abre la Cuaresma

“En la Cuaresma se abre una puerta

que tiene una llave que lleva por nombre “Conversión”

En los tiempos andan muchos con pies ligeros y otros los arrastran porque no entienden de ir y venir. Hoy para la Iglesia se da inicio un tiempo oportuno y fuerte para que los cristianos comprendan y vivan, de forma diferente y mejor, la semana santa. Es un tiempo fuerte para los creyentes cristianos, iniciado con el rito de la ceniza, colocada en nuestras frentes con sencillez y humildad, mientras escuchamos de labios del sacerdote estas palabras: “Conviértanse y crean en el Evangelio”

Vamos a escuchar con mucha insistencia la palabra “Conversión” Más que una palabra es una postura muy necesaria para preparar, vivir y sentir la Cuaresma como realidad de cambio y respuesta clara a una preparación con el Dios de la bondad y el amor. Nada de recelos, alarmas, miedos, sino con una llamada de ese amor que invita a la escucha atenta de su palabra donde la vida eterna en su misericordia son regalos de su amor.

Aunque vivamos tiempos de obstáculos, de separación y enfrentamientos la cuaresma nos sale al paso para indicarnos un camino verdadero. Además, son muchos los que se resisten a vivirla como camino de salvación prefiriendo el desorden, el placer, el materialismo y la mala vida. Por eso, desde la Cuaresma, cuarenta días, hay una llamada a volver. Ese volver no es capricho de un Dios que no nos respeta. Es más bien, para esta sociedad consumista que pide a gritos que se le presente otra alternativa para su sed, otros caminos para su felicidad. La Cuaresma es un tiempo, unos domingos de preparación para celebrar la Semana Santa, para adentrarnos en la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, para contemplar nuestra vida como una “pascua florida”, con sentido pleno que nos haga sonreír y caminar gozosos hacia nuestras pequeñas metas y hacia la gran meta de la plenitud.

En la Cuaresma encontramos, la maravillosa oportunidad, para encontrar un silencio interior robado por el ruido de un desgastarnos en los altavoces de la inseguridad y el miedo. Silencio que se transforma en reflexión pausada, meditación personal, examen de conciencia, escucha de nuestro corazón y ese propósito de enmendar y volver a intentarlo para hacer las cosas como debe ser. El primer domingo de cuaresma nos presenta a Jesús sometido a prueba en el desierto. El desierto es, según la mentalidad judía, lugar de prueba y tentación, morada del mal y de los espíritus malignos. Pero también es lugar de encuentro con Dios, de oración, de descanso, de decisiones, de experiencias divinas. En él se experimenta el enfrentamiento con Satanás y, al mismo tiempo, la ayuda de Dios; lugar de lucha y de paz.

Bien podríamos, para este domingo primero de cuaresma observar las tentaciones de estos días. Tentaciones que son tan idénticas a las de Jesús de ayer. Las del materialismo y consumismo; las del poder soberano; las del placer sin límites. Las cuales metemos en nuestra vida sin mucho esfuerzo y crecen de manera arbolaria con naturalidad y rapidez. Y también las descubrimos como negadoras de la felicidad que tanto deseamos. Esto produce una terrible decepción. Para caer, de forma muy fácil, en la envidia, la critica destructiva con alevosía, irrespeto a los derechos propios de las personas, la pereza y la intriga para dividir y someter la libertad. Es, entones, Cristo quien nos enseña a vencerlas, sabiendo que los caminos de Dios no llevan al fracaso sino al triunfo, a la realización, a la felicidad.

 

“Cristo nos presenta el camino a la felicidad.

Para que en la cuaresma, con la ayuda de sus palabras que dan vida,

alcancemos la paz y la fortaleza”

mrivassnchez@gmail.com


Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Una ley nueva: El amor

Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe,

esperanza y caridad, y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor Jesucristo…

 

Érase una vez un escultor a quien un obispo le había encargado una estatua para la catedral. Cuando llegó el día de entregarla, el escultor se sentía mal, no estaba satisfecho de su trabajo y no le gustaba su estatua. Llamó a su ayudante para que le ayudara a transportarla y le dijo: ya tenía ganas de quitarme de encima este muerto. Su ayudante de mal humor miró para otro lado. Entonces el escultor recordó las veces que le había maltratado e insultado durante el trabajo. Éste le pidió perdón y el viaje hasta la catedral se hizo más agradable. En el camino se encontró con su mujer que le miró con desprecio y no quería viajar con ellos. Pero el escultor, con humildad, le pidió perdón y ella con una sonrisa se lo dio y se sentó junto a su marido. Más adelante se encontró con el cantero que le había vendido la piedra para hacer la estatua. El cantero le miró con ira porque no le había pagado a pesar de sus promesas. El escultor se disculpó una vez más y pagó su deuda y viajó con ellos a la catedral. Cuando llegaron a la catedral, la mujer del escultor invitó al obispo para que viera la estatua mientras el escultor, su ayudante y el cantero la descargaban. Cuando la descubrieron todos se maravillaron de su extraordinaria belleza. El más sorprendido fue el escultor y es que cada vez que pedía perdón y se reconciliaba la estatua se hacía más hermosa.

La ley del amor se centra en la misericordia de Dios para con todos y así quiere Dios que nos tratemos y nos comportemos unos para con otros. Y esto se debe a que en el Eclesiástico 15,16-21 Dios no mando al hombre a pecar. Más bien le introduce en el mundo para que sea feliz viendo a los demás felices. Por eso el Salmo 118 nos repite sin cansarse: “ Dichoso quien camina en el Señor”

Ninguno puede culpar a Dios de nuestras malas decisiones, de los pecados que cometemos. Si quieres puedes guardar los mandamientos; actuar con fidelidad es cuestión de tu propia elección. No podemos culpar a Dios. Dios coloca delante de nosotros vida y muerte, nosotros tendremos que elegir. Elegir la muerte significa elegir la idolatría en sus mil formas, adorar las criaturas. Somos muchos los que elegimos sendas equivocadas, contrarias al amor y por eso andamos en el desastre. Traiciones, vagabunderías, mentiras, robos…

Hoy Jesús nos habla y lo hace a lo más profundo del corazón. Allí donde solamente los abe Dios y nuestra conciencia. Habla del interior de donde sale todo lo malo o todo lo bueno. Quiere entrar en nosotros y cortar de raíz la actividad inmoral, liberarnos del pecado interior para eliminar el pecado exterior. San pablo que había sido derrotado por el maligno y estaba cumpliendo sus órdenes sabe caer del caballo, cerró sus ojos y los abrió a la vida en 1era de Corintios 2,6-10 bellamente escribe: “ Dios predestinó la sabiduría antes de los siglos para nuestra gloria”

Dios rompe con la ley antigua para ir a algo más profundo. No es el pecado por el pecado, sino que lo consintamos, lo alimentemos y lo hagamos. Todos tenemos tentaciones. De ellas nadie se podrá librar tan fácilmente. “ Se dijo a los antiguos: no cometerás adulterio, pero yo les digo…” ( Mateo 5,17-37) es la forma desordenada, grosera y sustentada que critica y no quiere Dios. Nosotros no somos personas ordinarias. Somos personas iluminadas por Cristo y siempre fortalecidas con su gracia. Ese mirar con vulgaridad está muy lejos del mirar con amor. Si elegimos la vida, elegimos a Cristo. Si elegimos el amor, elegimos vivir por siempre. Por eso la vida hay que llenarla de ese amor que le da sabor, la hace crecer y la lleva al mejor lugar “junto a Dios”

Permítanme hablar un momento de los divorciados vueltos a casar. Diálogo inspirado en las palabras del Papa Benedicto XVI. Todos sabemos que este es un problema particularmente doloroso para las personas que viven en situaciones en las que son excluidas de la comunión eucarística. Aunque no puedan recibir la comunión sacramental no están excluidos del amor de la Iglesia y del amor de Cristo. Claro habrá que recordar y nunca olvidar que una Eucaristía sin la comunión sacramental inmediata ciertamente no es completa, falta algo esencial. Por una parte, pues, están el bien de la comunidad y el bien del sacramento que tenemos que respetar, y por la otra el sufrimiento de las personas a las que tenemos que ayudar.

En esta ley tan preciosa la del amor cabemos todos y todos estamos llamados a vivir en el amor. Nadie tiene derecho a dañar el amor “Dios no deja impune a los mentirosos” Eclesiástico ( 15, 21) Pues Dios ver todos y todo está en Él. Por eso es dichoso quien con vida intachable camina en el Señor (Salmo 118) Necesitando de Dios para que nos vaya mostrando los verdaderos caminos de ese a mor al cual estamos tan distante.

Todos los días hay que pedirle a Dios: Señor auméntanos la fe” ya que la fe hay que pedirla y cuidarla. Como se cuida un órgano de nuestro cuerpo. “El que no cuida a pedir se queda” Pedirle a Dios esa sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Que es la capacidad de meter el amor en todo para sacar amor.

 

mrivassnchez@gmail.com

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

Por una amistad con Dios

Señor, concédenos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda también a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo...

En el libro del Eclesiástico o Sirácides 6,14-17 se puede leer: “ Un amigo fiel es un refugio seguro: el que lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor. Un amigo fiel es un bálsamo de vida, que encuentran los que temen al Señor. Él que teme al Señor encamina bien su amistad, porque como es él, así también será su amigo” De verdad que una buena amistad es mejor de lo mejor. Pero cuando se trata de la amistad con Dios es insuperable.

Somos muchos que nos hemos acostumbrado a buscar a Dios en los momentos más terribles de nuestra vida. En situaciones lamentables y terminales donde ya casi no hay luz pues la hemos consumido en otras cosas. En esta amistad que debemos procurar de Dios nos sale al encuentro otro texto bíblico en Mateo 5,1-12 ·Dichosos los pobres en el espíritu” Un pobre no es aquel que nada tienen, pues hay muchos que tienen y son unos pobres de solemnidad

Bienaventurados los pobres de espíritu. Aquí falta algo más. Porque de ellos es el Reino de los Cielos. (Mateo 5,3) Algo que es muy distinto. Hablamos de una pobreza como virtud y lo es porque Cristo mismo, siendo Dios y disponiendo de todas las riquezas, quiso ser pobre. Es un desprendimiento del corazón de esas cosas que no son necesarias para la vida. La pobreza no significa necesariamente miseria. Y es por eso que podemos encontrar ricos pobres y pobres pobres, a los que la riqueza o la pobreza no les impiden estar adornados por la virtud del que es pobre de corazón. La virtud de la pobreza es el testimonio de quienes han elegido el amor de Dios como único tesoro y riqueza, que buscan el Reino de Dios como única heredad. (Salmo 145)

Entonces, esa amistad con Dios no significa tener bienes materiales o estar sin problemas. Nada de eso, es una felicidad que se observa y se siente. Felices a pesar de la enfermedad, a pesar de las estrecheces económicas, a pesar de todo. Felices porque Dios es su fuente de la santidad y de la felicidad.

Esa felicidad hace que Jesús vea a los pobres, oprimidos, los desheredados, los despreciados como importantes y lugar para colocar su amor en esa felicidad que siente y vive. Claro que Jesús sabe que la maldad existe, que la esclavitud existe, que la avaricia de unos pocos empobrece a muchos. Y eso no le gusta a Dios, ya que ante esto nos grita: somos sus hijos, el Reino de Dios es para nosotros, herederos de la tierra, tendremos misericordia, veremos a Dios y seremos llamados hijos de Dios. Por eso, cuando una persona con problemas o estrecheces descubre a Dios “encuentra ese gran tesoro” Aquí no hablo de fanatismo o tomar a Dios porque no hay nada más que hacer. Somos hijos de Dios y el evangelio es un mensaje de dicha. Necesitamos a Dios para comprender con alegría las Bienaventuranzas.

Al hacernos amigos de Dios vamos a comprender que el Evangelio prometa alegría; anuncia alegría; construye alegría. Hay que despertar a una alegría de encuentro con Dios, no de simple gusto donde rezo por rezar, voy a misa por cumplir o simplemente soy bueno porque hay muchos malos. Pues lo contrario a amistad es el miedo, la desconfianza, la falta de voluntad y esas no ganas de avanzar.

Nuestro gran problema ha sido quedarnos a mitad del camino. En cualquier circunstancia buscamos a Dios y él nos responde favorablemente para que luego nos olvidemos de su amor, de su respuesta, de su acción a favor nuestro. E incluso al pasar esa acción divina como que nos volvemos peores. Gente que conquisto el corazón de Dios por una enfermedad o por la falta de trabajo. Se hizo sacrificios, encuentros ya brazos con los más pobres, cadenas de oración, procesiones interminables… Al obtener lo que se buscaba se acabó la gasolina. Y el remedio fue peor que la enfermedad.

Dios amigo que nunca falla nos invita a no limitarnos, a no ser conformistas, a saber que hay otros que están peores que uno, que hay que vivir a fondo. Mirar siempre un poco más allá, un poco más lejos , y dejarnos sorprender, inquietar, emocionar, cautivar. Aspirar a lo grande, lo bello, lo bueno, lo profundo, lo pleno. Amar lo amable. Criticar lo malo, y apuntar soluciones, o al menos aspirar a ellas.

 

La amistad que no mueva a la superación no es recomendable.

Dios, siempre, nos invitará a seguir”

mrivassnchez@gmail.com

Dime que te cuento y te diré que aprendes

Padre Marcelo Rivas Sánchez

www.diosbendice.org

 

Año Nuevo. Vida Nueva.

Dios todopoderoso y eterno, que has establecido el principio y la plenitud de toda la religión en el nacimiento de tu Hijo Jesucristo, te suplicamos nos concedas la gracia de ser contados entre los miembros vivos de tu cuerpo, porque sólo en él radica la salvación del mundo. Por nuestro Señor… 

Tanto esperar. Tanto hacer. Tanto decorar. Tanto cocinar… Y llegamos. Mañana se termina el 2010 y comienza el 2011. Empezar un nuevo año, como si fuera cualquier cosa, es una enorme torpeza. Pues en cada año hay vida y esa vida viene de Dios, entonces, es un regalo demasiado grande para derrocharlo y echarlo a perder.

Por eso, hoy y no mañana, es el momento para cambiar: Año Nuevo. Vida Nueva. No podemos dejar escapar este excelente deseo. Si hoy sientes esa llamada a querer ser otro, a ser distinto, atrápala con fuerza y hazla realidad. El inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas y toda la ilusión para comenzar el mejor año de la vida, porque el que se proponga convertir éste en su mejor año, lo puede lograr.

Ya no es cuestión de inclusión o de exclusión, más bien debemos hablar de oportunidades, hoy es el momento de decidir. Seguir en el hombre viejo o renovarnos. Cuidado con quedarse en simples propósitos. Nada de eso, hay que comenzar bien y hay que intentarlo. Además, aquí hablando entre nosotros, debemos aprovechar, ya que la vida es demasiado breve para desperdiciarla.

Hay que estar dispuestos.

  1. Aceptarme . Esta es la condición primaria. Una persona que no se acepta, que no se conoce no puede hacer compromisos. Los compromisos son personales en una personalidad definida y aceptada. Nada de estancamiento o de resignaciones. Es, en definitiva, perder la carrera y la violencia ya que las cosas son como son. Dios hizo un día tras otro.
  2. Desde el Hogar . Hay que arrancar de raíz todo egoísmo que produce tantos males. Ahí el entregar se amor cada día más puro al conyugue y por consiguiente a toda la familia. Se hace necesario empezar a ser mejor padre, madre, hijo. Esto me llevará, de forma directa, a un mejor comportamiento en el trabajo donde el humor y la sabiduría aflorarán. Para que de inmediato aparezca una nueva fe donde la oración y las obras de caridad adornarán mi nueva vida.
  3. Una nueva mirada . No es que tengamos que reconstruirnos o trasplantarnos un corazón nuevo con ojos biónicos. Nada, nada de esas locas imaginaciones. Hay que saber mirar y con responsabilidad con un nuevo estilo de vida sin amarguras, sin exageraciones.

Es un poder reconocer que por ese camino no es bueno seguir. Que ya estamos hartos de vivir de esa manera. Que ha llegado el tiempo y lo vamos a aprovechar. Otro estilo de vida, otra forma de ser. Entonces, es el momento. ¿Por qué no intentarlo? Sería muy interesante comenzar de nuevo. Nada de resignaciones y vacilaciones donde no cabe lo nuevo y lo hermoso. Quiero resucitar a una vida mejor, quiero luchar, voy a trabajar, quiero volver a empezar.

Eso sí, sin dejar a Dios por fuera. Dios nos ha regalado este nuevo año. No lo convertiré en otro año que llega y se va. Todo comienza, si tú quieres; todo vuelve a empezar. Hoy seremos capaces de recibir una hoja en blanco y comenzar a llenarla, de una vez por todas. Día a día. Todo en las manos de Dios. Nada dejado a la suerte. Todo viene y se construye, se alimenta y se lleva a la realización. “ Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses4, 13) A esa hoja en blanco la trataré con mucho cuidado. No la arrugaré con las manchas del año pasado.

Para todos, el mejor deseo de un Año Nuevo para una Vida Nueva. Aprovechando esta maravillosa oportunidad para hacer una oración: Dios, dador de todo bien, que para este nuevo año, seamos espejos de luz para reflejar, desde adentro, la paz que todos necesitamos; que seamos remanso de amor para que la familia crezca en unidad, alegría y esperanza; que seamos capaces de bendecir, especialmente en los momentos difíciles y, que nunca nos falte la misericordia divina que todo lo puede y todo lo da. Amén.

Abrazos Padre Marcelo

 

Conocer es Celebrar.

Remando en busca de los más lejanos

 

mrivassnchez@gmail.com

 

[VER Columnas 2010 ]
[VER Columnas 2009 ]
[VER Columnas 2008 ]