| Historias 
        y Anecdotas | |
| 12-04-04 | |
| LOS 
        TRES ARBOLES | |
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        Había una vez, sobre un colina en un bosque, tres árboles. 
        Con el murmullo de sus hojas, movidas por el viento, se contaban sus ilusiones 
        y sus sueños. El primer árbol dijo: "Algún día 
        yo espero ser un cofre, guardián de tesoros. Se me llenará 
        de oro, plata y piedras preciosas. Estaré adornado con tallas complicadas 
        y maravillosas, y todos apreciarán mi belleza". El segundo 
        árbol contestó: "Llegará un día en que 
        yo seré un navío poderoso. Llevaré a reyes y reinas 
        a través de las aguas y navegaré hasta los confines del 
        mundo. Todos se sentirán seguros a bordo, confiados en la resistencia 
        de mi casco". Finalmente, el tercer árbol dijo: "Yo quiero 
        crecer hasta ser el árbol más alto y derecho del bosque. 
        La gente me verá sobre la colina, admirando la altura de mis ramas, 
        y pensarán en el cielo y en Dios, y en lo cerca que estoy de El. 
        Seré el árbol más ilustre del mundo, y la gente siempre 
        se acordará de mí".  | |
| Después 
        de años de rezar para que sus sueños se realizasen, un grupo 
        de leñadores se acercó a los árboles. Cuando uno 
        se fijó en el primer árbol, dijo: "Este parece un árbol 
        de buena madera. Estoy seguro de que puedo venderlo a un carpintero". 
        Y empezó a cortarlo. El árbol quedó contento, porque 
        estaba seguro de que el carpintero haría con él un cofre 
        para un tesoro. Ante el segundo árbol, otro leñador dijo: 
        "Este es un árbol resistente y fuerte. Seguro que puedo venderlo 
        a los astilleros". El segundo árbol lo oyó satisfecho, 
        porque estaba seguro de que así empezaba su camino para convertirse 
        en un navío poderoso. Cuando los leñadores se acercaron 
        al tercer árbol, él se asustó, porque sabía 
        que, si lo cortaban, todos sus sueños se quedarían en nada. 
        Un leñador dijo: "No necesito nada especial de mi árbol. 
        Me llevará éste". Y lo cortó. Cuando el primer 
        árbol fue llevado al carpintero, lo que hizo con él fue 
        un comedero de animales. Lo pusieron en un establo, y lo llenaron de heno. 
        No era esto lo que él había soñado, y por lo que 
        tanto había rezado. Con el segundo árbol se construyó 
        una pequeña barca de pescadores. Todas sus ilusiones de ser un 
        gran navío, portador de reyes, se acabaron. Al tercer árbol 
        simplemente lo cortaron en tablones, y lo dejaron contra una pared. Pasaron 
        los años, y los árboles se olvidaron de sus sueños. 
        Pero un día un hombre y una mujer llegaron al establo. Ella dio 
        a luz, y colocaron al niño sobre el heno del pesebre que había 
        sido hecho con la madera del primer árbol. El hombre querría 
        haber hecho una pequeña cuna para el niño, pero tenía 
        que contentarse con este pesebre. El árbol sintió que era 
        parte de algo maravilloso, y que se le había concedido tener el 
        mayor tesoro de todos los tiempos. Años más tarde, varios 
        hombres se subieron a la barca hecha con la madera del segundo árbol. 
        Uno de ellos estaba cansado, y se durmió. Mientras cruzaban un 
        lago, se levantó una tormenta fortísima y el árbol 
        pensaba que no iba a resistir lo suficiente para salvar a aquellos hombres. 
        Los otros despertaron al que estaba dormido. El se levantó, y dijo: 
        "¡Cállate!", y la tormenta se apaciguó. 
        Entonces el árbol se dio cuenta de que en la barca iba el Rey de 
        reyes. Finalmente, tiempo después, se acercó alguien a coger 
        los tablones del tercer árbol. Unió dos en forma de cruz, 
        y se los pusieron encima a un hombre ensangrentado, que los llevó 
        por las calles mientras la gente lo insultaba. Cuando llegaron a una colina, 
        el hombre fue clavado en el madero, y levantado en el aire para que muriese 
        en lo alto, a la vista de todos. Pero cuando llegó el siguiente 
        Domingo, el árbol comprendió que había sido lo suficiente 
        fuerte para estar sobre la cumbre y acercarse tanto a Dios como era posible, 
        porque Jesús había sido crucificado en él. Ningún 
        árbol ha sido nunca tan conocido y apreciado como el árbol 
        de la Cruz.  | |
| La 
          parábola nos enseña que aun cuando parece que todo nos 
          sale al revés, debemos estar seguros de que Dios tiene un plan 
          para nosotros. Si confiamos en El, nos dará los regalos más 
          valiosos. Cada árbol obtuvo lo que deseaba y pedía, pero 
          de otra manera mejor. No nos es posible siempre saber qué prepara 
          Dios para nosotros; pero debemos saber que sus planes no son los nuestros: 
          son siempre mas sublimes. | |
| Otra 
        Historia:   | |
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