| Cuenta 
        y cuenta que algo queda… | |
| Padre Marcelo Rivas Sánchez | |
| LA 
        VIDA SIEMPRE ES LO MEJOR. ESTANCARSE ES LO PEOR | |
| El 
        águila de ala cortada y la zorra. | |
| Cierto día un hombre capturó a un águila, le cortó sus alas y la soltó en el corral junto con todas sus gallinas. Apenada, el águila, quien fuera poderosa, bajaba la cabeza y pasaba sin comer: se sentía como una reina encarcelada. Pasó otro hombre que la vio, le gustó y decidió comprarla. Le arrancó las plumas cortadas y se las hizo crecer de nuevo. Repuesta el águila de sus alas, alzó vuelo, apresó a una liebre para llevársela en agradecimiento a su liberador. La vio una zorra y maliciosamente la mal aconsejaba diciéndole: --No le lleves la liebre al que te liberó, sino al que te capturó; pues el que te liberó ya es bueno sin más estímulo. Procura más bien ablandar al otro, no vaya a atraparte de nuevo  y te arranque 
          completamente las alas.- | |
|  Todos 
        hemos tenido un día malo. Una mala racha se ha atravesado en nuestro 
        caminar y al tropezarnos caímos: barro, mugre, lodo, charco… 
        pero todo eso se ha ido con agua y jabón. Pero hay unos accidentes 
        que no se quitan tan fácilmente con simples detergentes o agua 
        corriente. Se requiere de otro tratamiento más complicado y de 
        mayor aplicación. Este es el caso que nos presenta Esopo en esta 
        fábula donde debemos pensar muy bien lo que tenemos que hacer, 
        pues para cada caso, para cada fracaso, para cada problema se necesita 
        una respuesta diferente y un tratamiento acorde a lo sucedido. | |
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        Lo importante es que no nos quedemos encerrados o aplastados en las derrotas. 
        Pues, por nuestra misma humanidad somos susceptibles a la debilidad y 
        a las caídas que siempre vienen acompañadas, jamás 
        solas. Esto nos quiere decir, que cada uno de nosotros, debe estar preparado 
        para salir adelante y vencer los contratiempos, las demoras y los avatares 
        de la vida. | |
|  Cuando 
        nos ha ido mal tomamos siempre un mal camino. La rabia, el enfado con 
        uno mismo o con los demás. Nos enfrentamos a una situación 
        muy ambigua y mala, que es la impotencia en el recuerdo y la pregunta: 
        Recordando que no somos queridos y nadie le presta atención. O 
        la pregunta reiterada ¿Por qué a mí? ¿Por 
        qué en este momento y no en otro? O tomamos el camino del mártir 
        que sufre a solas y no puede más. Es aquí donde aparece 
        el mal consejero, que viene a ser la malvada zorra que llena de envidia 
        para conducirnos a otros parajes y complicar aún más la 
        situación. Esta zorra es mala consejera porque no reconoce la prioridad 
        que hay que darle al agradecimiento. | |
| Los 
        problemas de la vida son inevitables. Es más, que haríamos 
        sin ellos. Los problemas son parte de la propia vida. Pero una cosa son 
        los problemas y otra, los problemas que hacemos con la vida sin buscarle 
        soluciones. Quedarse con los brazos cruzados y apenados como el águila 
        en el corral es tremendamente fácil y hasta sencillísima. 
        Pero reconocer que podemos y necesitamos salir adelante sea una forma 
        “para muchos” muy difícil y hasta imposible e irrealizable. 
        Por eso es que hay tantos que parecen cadáveres ambulantes pues 
        por dentro están muertos aunque caminen o hablen. | |
| Recuerdo 
        que leí lo siguiente: “Te pareces a mi perro. Enseguida le 
        respondí. Tu perro debe ser muy bonito. Pero yo no soy un perro 
        ni me voy a creer un perro. Yo tengo mucha autoestima y me valoro como 
        persona”. Esa debía ser la respuesta a los “granjeros” 
        que pretenden hacer de águilas gallinas o debilitar el valor de 
        cada persona. Nadie puede descalificar nuestra valoración tan humana, 
        tan divina e inteligente. | |
| Estamos 
        en la capacidad de cambio. Estamos llamados a producir lo mejor de nuestra 
        raza con la ayuda de todos y a salir adelante con el agradecimiento y 
        vivir cada día con mayor alegría. | |
| Siempre 
        corresponde generosamente con tus bienhechores, y por prudencia mantente 
        alejado de los malvados que insinúan hacer lo incorrecto. | |
| Leer: 
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