Homilia: Domingo 09 de diciembre
Domingo 9 diciembre. Lucas 3,1-6 en oración damos pasos a la conversión.
Hermanas, hermanos, queridos niños, muy apreciados jóvenes, el domingo pasado aprendimos a orar y a tener confianza en el Señor. Por eso, hoy le decimos: Gracias porque siempre estás con nosotros Señor.
Nos centraremos en la conversión para crecer en el amor y la llamada a preparar el camino del Señor.
¿Quién es Juan Bautista?
Fue elegido por Dios y desde el seno materno, hijo de ancianos. Predicador y precursor preparó los corazones para que se abrieran al Señor. Anunció la conversión, "cambien su manera de vivir", bautícense para obtener el perdón de los pecados y enderecen sus caminos. Y por eso lo mataron. Y esas palabras todavía se oyen y están vigentes.
¿A qué nos llama hoy Juan el Bautista?
A un cambio. A un arrepentimiento, conversión, escucha del mensaje… Por eso es que adviento es tiempo en que Dios nuestra justicia nos invita a ser más humanos-hermanos. En la evaluación de la catequesis les pedía a los niños ser ciudadanos responsables, excelentes estudiantes, buenos hijos, amigos de los pobres, católicos de testimonio. Todo porque se hacían amigos de Jesús. Y a los adultos insertarse en la catequesis del sector, a formar parte de algún grupo parroquial y a apoyar a la pastoral social de Cáritas en el servicio de los más pobres.
Todos los días son lugares de arrepentimiento.Suele recordarnos el Papa Francisco que nuestro primer nombre es pecador y a partir de ahí, pidamos al señor la gracia de avergonzarnos frente a Dios omnipotente que nos abraza con toda su misericordia. Somos pecadores porque hemos desobedecido. Él dice una cosa y nosotros hacemos otra.
Con el pecado nos llegan los males, todo porque el pecado arruina la vida, arruina el alma: debilita, enferma. No hemos escuchado la voz del Señor.
Ahí está el sacramento de la confesión que nos invita a mirar el pecado en esa relación con Dios. No es simple lista, sino reconocer el pecado que he realizado delante del Señor. No es una mancha a quitar, sino una ofensa al Señor y por tanto, debemos sentir vergüenza, que es una gracia y el examen de conciencia se hace desde el corazón. Esta vergüenza abre la puerta para curar el corazón.
Este arrepentimiento debe estar en medio de la confianza. Quien confía obtiene perdón, quien no confía trae para sí la condena. En esa confianza podemos decirle a Dios que somos pecadores y necesitamos su gracia para cambiar y avanzar. Eso es todo.
¿Qué hacer en este Adviento?
Te atreves a hacer no una simple lista, sino una lista de verdad que te facilite una mejor vida delante de Dios, de la familia y de cada uno.
1. Un serio examen de conciencia. No para buscar culpables, porque eso es lo que estamos haciendo. Culpar y no asumir responsabilidades.2. Abrirse a una actitud de espera del Señor. El no viene por repetición o por otro año más y por tradición hay que recibirlo y celebrarlo. No y no. Él es el verdadero Señor. Recordemos nuestra lema para llegar a la Navidad: Encontrar un lugar para el Señor (Salmo 132,5) ¿Habrá lugar en tu corazón?
3. Abandonar, de una vez y para siempre, el pecado. Hay que cambiar y de inmediato. Jesús es nuestro motor de cambio. Y la guía el Espíritu Santo.
4. Abrir en conciencia la biblia y vivirla, más que leerla. El Evangelio no es leyenda, sino la narración de una historia real. En Jesús sus palabras y acciones realmente sucedieron en nuestra historia y cambiaron el mundo para siempre.
5. Actuar con decisión, sin temor. Ejemplo la Virgen María que acepta, lo sufre, pero sigue adelante. No retrocede ni en los peores momentos. En tres acciones: rellenar, rebajar y allanar
Finalicemos con la oración hermosa de Charles de Foucauld
Padre mío, me abandono a Ti.Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.
Para el próximo domingo 16 diciembre con el evangelio de Lucas 3,10-18 Alegres y siempre alegres porque en la oración podemos escuchar a Dios.
¿Qué exige la alegría?¿Cómo es nuestra alegría?
Padre Marcelo. @padrerivas @padrerisama
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