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Cuenta y cuenta que algo queda…
Padre Marcelo Rivas Sánchez
 
DEFENDAMOS Y CONSERVEMOS LA AMISTAD
 
El águila y la zorra.

Un águila y una zorra que eran muy amigas decidieron

vivir juntas con la idea de que eso reforzaría su amistad.

Entonces el águila escogió un árbol muy elevado

para poner allí sus huevos,

mientras que la zorra soltó a sus hijos bajo unas zarzas

sobre la tierra al pie del mismo árbol.

Un día que la zorra salió a buscar su comida,

el águila, que estaba hambrienta cayó sobre las zarzas,

se llevó a los zorruelos,

y entonces ella y sus crías se regocijaron con un banquete.

Regresó la zorra y más le dolió el no poder vengarse,

que saber de la muerte de sus pequeños;
¿ Cómo podría ella, siendo un animal terrestre,

sin poder volar, perseguir a uno que vuela ?

Tuvo que conformarse con el usual consuelo

de los débiles e impotentes:

maldecir desde lejos a su enemigo.

Mas no pasó mucho tiempo para que el águila

recibiera el pago de su traición contra la amistad.

Se encontraban en el campo unos pastores

sacrificando una cabra;

cayó el águila sobre ella y se llevó una víscera

que aún conservaba fuego, colocándola en su nido.

Vino un fuerte viento y transmitió el fuego

a las pajas,

ardiendo también sus pequeños aguiluchos,

que por pequeños aún no sabían volar,

los cuales se vinieron al suelo. Corrió entonces la zorra,

y tranquilamente devoró

a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga

Desde que uno tiene uso de razón comprende y entiende que no se puede vivir alejado, mucho menos enfrentado con la gente que le rodea. Recuerdo como a la hora lo que mamá siempre repetía “el vecino es el familiar más cercano” Palabra cierta y verdadera constatada en estos días cuando un feligrés me contaba que había se había mudado a un conjunto residencial donde todos son extranjeros y encerrados. Como si nadie necesitara de nadie. Pero, como siempre, sucedió un incendio y la vecina que la miraba como cucaracha en baile de gallina cuando se encontraban el pasillo, escalares, ascensor le gritó pidiéndoles auxilio. Ese día se hicieron muy buenas amigas hasta el día de hoy.
No podemos cerrarnos a la amistad y debemos siempre buscar la manera de mantenerla, alimentarla y cuidarla. Mantenerla con el saludo alegre y la sonrisa a flor de labios; alimentarla con el gesto cariñoso y el deseo para que todo lo bueno se le cumpla y cuidarla con el gesto generoso de la bondad y la sencillez.
Nadie ha nacido para ser isla o tener una triste vocación para presidiario amargado y sin esperanza. Todos somos ese gran pedazo de continente donde cabemos todos y todos somos parte importante. En estos días me saludo con tanta alegría un señor que trabaja para el aseo y no me quedó más remedio que saludarlo con la misma alegría, era al medio día, almorzaba y él venía con la basura que despedía malos olores condimentando el suculento almuerzo. Inmediatamente comprendí que él no era culpable de tener que trabajar con basura, él simplemente cumplía con su deber.
En estos momentos tan difíciles de enfrentamiento y olvido de amistad donde cada uno anda por su intocable calzada es motivo de reflexión y de oración. Reflexión porque no podemos echar al cesto de los desperdicios todo el cariño y los años en el cultivo de las buenas relaciones vecinales, de compadrazgo, de compañeros de trabajo. De oración porque una buena amistad es bendecida por Dios, porque tener un buen vecino es un regalo de Dios y un premio en la respuesta por ser también buen vecino.
Pareciera que la amistad se acabó y fluye el interés. Un interés que camina por la cuerda de la susceptibilidad y del arranque emocional de cuatro palabras cargadas de violencia y grosería para decirnos en pocos segundos lo que ha tardado años por cultivarse. La amistad es el producto de muchos años y la enemistad el rápido segundo de una mala acción o respuesta.
Vale la pena a la luz de Esopo en esa aleccionadora fábula poder decir:

1. Lo importante de la amistad es el otro.

2. En una sana amistad el que más ama es el que perdona más.

3. En una amistad nunca existe el daño. Siempre la ayuda y el respeto.

4. La maldad siempre será devuelta con el doble de su fuerza sobre quien actúa mal.

Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegará el castigo.

diosbendice1@cantv.net


 
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