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Cuenta y cuenta que algo queda…
Padre Marcelo Rivas Sánchez
 
EL MEJOR SACRIFICIO PARA LA FAMILIA
 
El león enamorado de la hija del labrador

“Se había enamorado un león de la hija de un labrador y la pidió en matrimonio.
Y no podía el labrador decidirse a dar su hija a tan feroz animal,
ni negársela por el temor que le inspiraba.
Entonces ideó lo siguiente: como el león no dejaba de insistirle,
le dijo que le parecía digno para ser esposo de su hija,
pero que al menos debería cumplir con la siguiente condición:
que se arrancara los dientes y se cortara sus uñas,
porque eso era lo que atemorizaba a su hija.
El león aceptó los sacrificios porque en verdad la amaba.
Una vez que el león cumplió lo solicitado,
cuando volvió a presentarse ya sin sus poderes,
el labrador lleno de desprecio por él, lo despidió sin piedad a golpes”
(Esopo)

Toda vida es un regalo de Dios y en esa vida hay que hacer muchos sacrificios. Por eso nuestra infancia vista desde el esfuerzo que hicieron nuestros padres tiene un valor incalculable que no se puede olvidar. Todos pasamos malos momentos y superamos las diversas pruebas. Nadie tiene derecho a quedarse aplastado por las dificultades, todo lo contrario, debemos aprender a superar y salir adelante.
La historia que nos cuenta Esopo es la típica duda en la desconfianza que se adquiere de tanto recibir engaños. Vivimos en una sociedad polarizada entre la imaginación y la mentira. Ante lo que leemos, observamos y nos pasa por nuestra mente se constata un creciente desengaño frente a la típica viveza criolla donde abundan las mentiras y las palabras incumplidas.

Ninguna sociedad, definida y orientada a la honradez podrá aceptar el engaño y mucho menos que su palabra o compromiso adquirido no se lleve a cabo. Una sociedad donde impera el desorden en torno a la verdad sufre la derrota y cae en el abismo del doblez. Una posición peligrosa y lastimosa, pues, la mentira impera y el engaño serán las armas para crear y mantener el caos.

Hoy en día, a nivel familiar, se ve como muy peligroso, la falta de llegar a acuerdos “serios” en la educación de los hijos por parte de los padres. Es muy común ver tratamientos grotescos donde la violencia reta al amor y se impone la fuerza antes que la verdad. Frente a un hijo que empieza a crecer el papá cede toda la autoridad en la mamá y ella asume todo, dejando, prácticamente, al papá fuera de la sana y natural influencia. La mamá asume la autoridad que consiste en el control de la conducta y la forma del entrar y salir de la casa. Esto trae un aserio problema, pues el hijo deja a un lado la seriedad del papel del padre y se refugia en una madre que hace los dos papeles impregnada de soledad, frustraciones y recuerdos de su propia infancia. Esto confunde al adolescente y le hace sentir decepción y hasta cierta lejanía frente al papá.

A esto se une, como situación muy peligrosa, que el papá infiel no cumple las obligaciones adquiridas en el matrimonio. Pues habrá que recordar que en la mente o estilo del machismo, muy arraigado en esa clase de sociedad, cae en las trampas para no ser descubierto o mantener la apariencia. Esto unido a lo anterior crea conflictos que influyen en la conducta del joven.

El león ofrece sus fuerzas por amor. En el ambiente familiar se pierde el amor para darle valor a la fuerza, incluso a la mentira reiterativa.

Nunca te fíes demasiado como para despojarte de tus propias defensas, pues fácilmente serás vencido por los que antes te respetaban.

 
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