Si nos preguntaran: ¿Qué quieres? ¿Qué pediríamos?
- A cuántos les guastaría encontrarse con una lámpara mágica.
- Para pedirle…
- Pídame lo que quiera y yo se lo concederé
- Yo pediría la luna, yo la tarjeta Visa Oro, yo una casita junto al mar, yo un gran amor, yo no tener que usar ninguna pastilla ni azul ni rosa…
Salomón si supo que pedir
- “Da a tu siervo un corazón que sepa escuchar para juzgar a las personas y distinguir el bien del mal”
- Salomón no cayó en la trampa de peticiones egoístas: salud, dinero y amor.
- Pidió un corazón que sepa escuchar, una mente atenta a la mente de Dios, saber tomar decisiones que agraden a Dios, sabiduría para distinguir lo bueno de lo malo. Eligió vivir en armonía con la voluntad de Dios.
Dios le concedió la sabiduría y un corazón atento y todo lo demás.
Pidió lo que Dios puede y quiere dar a sus hijos.
No todo lo que brilla es oro.
La Palabra de Dios nos avisa hoy: “cuidado con sus deseos, cuidado con lo que piden”
- Para pedir bien necesitamos un sistema de valores sano y cristiano y tener claras nuestras prioridades.
- Sólo desde la sabiduría de Dios nuestras prioridades serán justas.
Salomón pidió bien porque pidió lo que Dios puede dar.
El Evangelio nos habla del tesoro escondió
- Sólo un corazón que escucha puede encontrar lo esencial.
El tesoro escondido en el campo
- Lo de valor se guarda en una caja fuerte.
- Ayer se escondía debajo de la tierra.
¿Dónde escondemos nosotros los valores que Dios nos ha dado?
- En el miedo que me vean ir o participar de la Iglesia.
- En el miedo al compromiso.
- En las apariencias donde simplemente cumplo y sigo mintiendo.
En las dos parábolas
- El hombre de la primera parábola encuentra accidentalmente el tesoro.
- El hombre del segundo ejemplo busca perlas finas.
En nosotros
- En algunas ocasiones encontramos ante nuestra propia vida ese tesoro inmenso de la fe, casi sin ningún esfuerzo, con sólo mirar…
- En muchos otros momentos de nuestra vida vemos como las personas buscan un sentido para su existencia, buscan ese tesoro que les haga sentir vivos y plenos.
Entre el buscar y encontrar anda la vida de todos los seres humanos…
Estas parábolas han tenido durante la historia dos interpretaciones:
- El hombre del campo se aplica a Cristo que dio todo cuanto tenía, incluida la vida para salvarnos.
- El tesoro escondido es el servir a Cristo. El tesoro no está en un huerto cerrado sino en el campo abierto de la vida.
Muchas veces…
- No vemos nuestra pertenencia a la Iglesia como un tesoro.
- Más bien se ve como una carga y muy pesada.
¿Te sientes Iglesia?
¿Qué es la Iglesia para ti, en tu vida diaria?
En estas tres parábolas vemos una clara diferencia con respecto a la de las anteriores semanas. Hasta este momento Cristo había comparado el Reino de Dios con cosas pequeñas, pero ahora lo compara con dos cosas de gran valor: el tesoro enterrado en el campo y la perla encontrada.
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