|  En aquel tiempo, 
              dijo uno del público a Jesús: Maestro, dile a mi hermano 
              que reparta conmigo la herencia. Él le contestó: Hombre, 
              ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre 
              vosotros? Y dijo a la gente: Mirad: guardaos de toda clase de codicia. 
              Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes. 
              Y les propuso una parábola: Un hombre rico tuvo una gran 
              cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué 
              haré? No tengo donde almacenar la cosecha. Y se dijo: Haré 
              lo siguiente: derribaré los graneros y construiré 
              otros más grandes, y almacenaré allí todo el 
              grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí 
              mismo: hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; 
              túmbate, come, bebe y date buena vida. Pero Dios le dijo: 
              Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, 
              ¿de quién será? Así será el que 
              amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios. Para nunca olvidar
 LA SEÑAL DE LA CRUZ
 Tú haces la Señal de la Cruz; hazla correctamente. 
              No un signo precipitado, deformado, que nadie sabe lo que significa 
              sino una Señal de la Cruz bien hecha, lenta amplia, desde 
              la frente al pecho, desde un hombro al otro. ¿Sientes cómo 
              te envuelve completamente? Concéntrate debidamente. Concentra 
              todos tus pensamientos y todo tu ánimo en este signo: cómo 
              va desde la frente al pecho, de hombro a hombro. Entonces sientes 
              que te transforma completamente.
 En la Cruz ha redimido nuestro Señor a todos los hombres, 
              a la historia, al mundo. Por medio de la Cruz Él santifica 
              al hombre, totalmente hasta la más íntima fibra de 
              su ser. Por eso la hacemos antes de rezar, para que ella nos ordene 
              y concentre, ponga pensamientos, corazón y voluntad en Dios. 
              Después de la oración, para que permanezca en nosotros 
              lo que Dios nos ha obsequiado. En la tentación, para que 
              Él nos fortalezca. En el peligro, para que Él nos 
              proteja. En la bendición, para que la plenitud de la vida 
              de Dios penetre en el alma y en ella fecunde y consagre todo.
 Oración inicialSeñor muchas cosas nos esclavizan y lo material nos perturba 
              a diario. Ayúdanos a vivir desprendidos para ser servidores 
              entre los más pobres. Por nuestro Señor.
 Reflexión
 ? Este relato es propio de Lucas y forma parte de la descripción 
              del camino de Jesús, desde Galilea hasta Jerusalén. 
              Nos trae la respuesta de Jesús a la persona que le pidió 
              que mediara en el reparto de una herencia.
 ? Lo de la repartición de la herencia es algo muy delicado 
              y, muchas veces, ocasiona infinitas discusiones y tensiones. Allá 
              el mayor recibía el doble de la herencia. ? Jesús responde: ¿Quién soy para repartir? 
              Jesús no se siente enviado por Dios para atender el pedido 
              de arbitrar entre los parientes que se pelean entre sí por 
              el reparto de la herencia. Pero aprovecha para orientar. Mucho cuidado 
              con la codicia, pues la riqueza no garantiza la vida. El valor de 
              una vida no consiste en tener muchas cosas, sino en ser rico para 
              Dios (Lc 12,21). Pues, cuando la ganancia ocupa el corazón, 
              no se llega a repartir la herencia con equidad y con paz.? Con la parábola para ayudar a reflexionar sobre el sentido 
              de la vida.
 "Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba 
              entre sí, diciendo: ¿Qué haré, pues 
              no tengo dónde almacenar mi cosecha” El hombre rico 
              está totalmente encerrado en la preocupación de sus 
              bienes que aumentarán de repente por causa de una cosecha 
              abundante. Piensa sólo en acumular para garantizarse una 
              vida despreocupada. Dice: “Y dijo: Voy a hacer esto: Voy a 
              demoler mis graneros, edificaré otros más grandes, 
              reuniré allí todo mi trigo y mis bienes y diré 
              a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. 
              Descansa, come, bebe, banquetea.
 ? Observemos la Primera conclusión de la parábola. 
              “Pero Dios le dijo: ¡Necio! Esta misma noche te reclamarán 
              el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?' 
              La muerte es una llave importante para redescubrir el sentido verdadero 
              de la vida. Relativiza todo, pues muestra lo que perece y lo que 
              permanece. Quien sólo busca tener y olvida el ser pierde 
              todo en la hora de la muerte.
 ? Segunda conclusión de la parábola. Así es 
              el que atesora riquezas para sí y no se enriquece en orden 
              a Dios ¿Cómo volverse rico para Dios? Jesús 
              dio diversas sugerencias y consejos: quien quiere ser el primero, 
              que sea el último; el mayor es el menor; guarda su vida aquel 
              que la pierde. Para la reflexión personal1. El hombre pide a Jesús que le ayude en el reparto de la 
              herencia. Y tú ¿qué pides a Dios en tus oraciones?
 2. El consumismo crea necesidades y despierta en nosotros el deseo 
              de acumular. ¿Qué haces tú para no ser víctima 
              de la sociedad de consumo?
 
 Pensemos…
 Cada uno tiene que hacer muchas renuncias, esfuerzos, padecimientos… 
              Y esto nos hace preguntarnos. Si eso merece la pena.
 Dígame el educador que al final ve que perdió todo 
              su esfuerzo ante alumnos que no aprovecharon el año.
 La mamá que espera a su hijo que no regresa.
 La mujer frustrada por el divorcio o porque no ha llegado el amor 
              de su vida.
 Es una pregunta que sencillamente no podemos esquivar; para huir 
              de ella tendríamos que huir de nosotros mismos.
 Pero hay una falsa solución. Muchos creen que con tener solucionan. 
              Entonces la vida hay que gozarla. Dale alegría a tu cuerpo 
              macarena… Dale todo lo que tu cuerpo te pida.
 Jesús califica de necedad de los que creen por tener ya están 
              la gloria. La muerte. ¿Para quién tantos bienes?
 Por eso, no te encadenes a esta tierra. Claro que hay que vivir-disfrutar, 
              pero vamos a vivir más tiempo en la eternidad que en esta 
              vida.
 Cuentan que Buda tuvo que refugiarse en la cabaña de un 
              pescador a causa de una tormenta. El pescador que no sabía 
              quién era su huésped le ofreció una humilde 
              cena y una cama. A la mañana siguiente, al despedirse, Buda 
              le dijo quién era, le dio las gracias por la hospitalidad 
              y le dijo que le pidiera lo que quisiera. Quiero oro, le dijo el 
              pescador. Preocupado por su bienestar, Buda le aconsejó: 
              El oro adquirido sin esfuerzo es una maldición, no una bendición. 
              Te enseñaré por tanto la manera de adquirirlo.En la playa, en frente de tu casa, hay una piedra mágica. 
              Si la encuentras y tocas con ella un trozo de acero, éste 
              se convertirá en oro. El pescador que llevaba una pulsera 
              de acero se puso de inmediato a buscar la piedra mágica. 
              Tocaba su pulsera con las piedras y las lanzaba al mar. El ansia 
              del oro no le permitía descansar. Y así fue lanzando 
              todas las piedras al mar.
 Finalmente, miró su pulsera y, oh sorpresa, se había 
              convertido en oro. Pero, ¿dónde estaba la piedra mágica? 
              La había lanzado al fondo del mar.
 La piedra mágica se había perdido en el frenesí 
              avaricioso de encontrarla y hacerse rico.
 El mejor uso de la vida es gastarla en algo que perdure más 
              allá de la misma vida.
 Oración finalGracias Señor por lo que me regalaste.
 Gracias por la familia y el hogar.
 Gracias por los días de sol y de lluvia.
 Gracias porque nos permites estar aquí. Amén
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